El 18 de octubre de 1901 en la ciudad de Rosario estibadores de bolsas se reunieron de manera espontánea en el conventillo “El atrevido”. El resultado del encuentro fue la fundación dela Sociedad de Resistencia de Obreros de la Refinería, adherida a la Federación Obrera Argentina (FOA). La creación del sindicato proletario implicaba exigir al empréstito Refinería Argentina de Azúcar un doble jornal para los trabajadores que laboraban en días feriados. Por otro lado, pedían reducir a diez las horas de jornada de trabajo. El domingo posterior a la reunión en “El atrevido”, unos doscientos proletarios de La Refinería estaban manifestando en la intersección de Gorriti y Thedy frente a las puertas del establecimiento. Reclamaban salarios adeudados y mejoras en las condiciones laborales. Exigían que la patronal cumpliera con el pliego presentado por la Sociedad Obrera.La medida que los proletarios y proletarias llevaban adelante fue consensuada en una asamblea libre. Allí se creó un comité de huelga y una comisión de trabajadores, que entregaría el pliego de nuevas condiciones laborales. La redacción del manifiesto estuvo a cargo del periodista y dramaturgo Florencio Sánchez. El propietario del establecimiento fabril era Ernesto Tornquist, quien acudió de inmediato a las autoridades estatales. Según se desprende de una nota periodística publicada en un diario local en 1998, también llegaron hasta el lugar Sergio Rossi, Juan José Gianni y el político Octavio Grandoli, intendente entre enero de 1884 y diciembre de 1885. Este último fue el encargado de mediar en el conflicto. Grandoli se hallaba en cercanías dela Refineríay al ver la manifestación de trabajadores protestando reconoció entre ellos al obrero anarquista Romulo Ovidi, avisó ala Policía para que lo detuviera. Los agentes estatales subieron a Ovidi a un carruaje. El obrero Cosme Budislavich intento frenar la maniobra represiva quitando las bridas a los caballos del móvil policial y fue ferozmente golpeado. Budislavich buscó refugio de su atacante, pero no lo logró y fue abatido por un disparo en la nuca. Cayó muerto y quedó tendido en el empedrado, a pocos metros dela Refinería de Azúcar y alcoholes. Según informaron las autoridades a periódicos poco después del hecho, Budislavich presidía La Casa del Pueblo, sede de las organizaciones anarquistas rosarinas, que más tarde desmentirían la versión. La única respuesta al reclamo de los trabajadores fue la represión. A comienzos del siglo XX, estos luctuosos acontecimientos fueron frecuentes. Las manifestaciones callejeras por el 1º de Mayo de 1904 y 1909 dejaron un tendal de obreros muertos y heridos por las balas y sables de las fuerzas policiales.
Mujeres con alta voz
La historia suele ser escrita con grandes letras para persuadir a las multitudes, para cimentar mitos que echan luces, para ensombrecer las verdaderas luchas populares, aquellas que abren brecha hacia la genuina emancipación del género humano barriendo toda opresión. Pero bien sabemos que la verdadera historia de los de abajo se construye de retazos, de gestos solidarios muchas veces ignorados u ocultos en las brumas del tiempo. Por eso, importa rescatar figuras como las de aquellas militantes anarquistas editoras del periódico La voz de la mujer, que en épocas de la república oligárquica y conservadora alzaron sus ideales revolucionarios contra la hipocresía reinante. Mujeres como Virgina Bolten, María Collazo y muchas otras fueron parte esencial de las luchas proletarias, de las huelgas, como aquella heroica de los conventillos en 1907. Virgina Bolten, de origen puntano fue una activa militante, enarbolando estandarte y recorriendo las calles de Rosario ya en el 1º de Mayo de 1890 en la marcha obrera de protesta universal. Agitadora en la cruenta huelga dela Refineríade Azúcar. Fue deportada hacia Uruguay junto a su compañero de vida, expulsada de la región argentina por la infame ley de residencia 4144. Mujeres altivas y valientes como Juana Rouco Buela, organizadora dela Sociedadde Resistencia de las Costureras Rosarinas, condenadas al oprobio. Mujeres con altas voces que nunca esperaron los vítores de multitudes, pero abrieron las sendas para dignidad de los humillados y ofendidos. Sabedoras que la libertad se conquista y no se mendiga.
Furias en el Centenario
Los años previos al Centenario dela Revoluciónde Mayo fueron particularmente turbulentos enla Argentina. Elrégimen oligárquico conservador se hallaba entusiasta y frenético con su papel subsidario de gran estancia y eventual factoría del capitalismo mundial. Habían doblegado la rebeldía de los pueblos originarios, exterminados en su mayoría y despojados de sus tierras. La oleada inmigratoria llegó a estas latitudes para vender su fuerza de trabajo. La élite gobernante deseaba seres sumisos a sus mandatos pero en la medida que se potenciaba la economía, las desigualdades eran crecientes y el proletariado se organizó en Sociedades de Resistencia de tendencia anarquista. El carácter revolucionario de estas asociaciones marcó el inicio de huelgas para enfrentar a los capitalistas. Sometidos a largas jornadas de labor en terribles condiciones y obligados a vivir en infectos conventillos, los hombres y mujeres pronto mostraron su descontento. La heroica huelga de inquilinos de 1907, conocida como “La Huelgade las Escobas”, preparó el terreno para la confrontación en ciernes. El Estado respondió sancionando y promulgando en un solo día la ley 4144, llamada “de Residencia”. Esta legislación fue aplicada por las fuerzas represivas que encarcelaron y deportaron a cientos de obreros.
El 1º de mayo de 1909 una feroz represión atacó a la multitudinaria manifestación de obreros, dejando las calles sembradas de heridos y cobrándose vidas proletarias. Al frente del artero accionar se encontraba un ex oficial del general Roca, el coronel Ramón L. Falcón. Tiempo después, el obrero anarquista ruso vengó a sus hermanos de clase volando por los aires a Falcón y Lartigau, que impunemente circulaban por avenida Quintana y Callao. Impuesto el estado de sitio, las redadas de obreros activistas de los sindicatos revolucionarios eran continuas. También las huelgas impulsadas porla Forase opusieron a la coacción policial. Las jornadas del 13 y 14 de mayo de 1910 se caracterizaron por extásis destructivo de los niños adinerados de Buenos Aires quienes salieron a romper locales obreros. Durante esos días fue saqueada e incendiada la redacción de los periódicos anarquistasLa Protesta, un matutino, yLa Batalla, otro vespertino. Encabezados por el barón Demarchi los altidados jóvenes de frac y levita marcharon en carruajes y automóviles, contando con la anuencia policial, destrozaron bibliotecas, empastaron imprentas. Con hachas en mano destruyeronLa Acción SocialistayLa Vanguardia, frente a la azorada presencia de Juan B. Justo. En plena orgía predadora, uno de los más fervorosos atacantes de los locales proletarios gritó: “Viva la burguesía. Abajo los revoltosos rojos”. Dellepiane, quien en 1919 comandó la represión dela Semanade Enero, sonreía cómplice en su despacho.
Este es uno de los tantos retazos de una historia que no debemos olvidar y que bulle en las entrañas de un noble pueblo que algún día asumirá su destino en sus propias manos para siempre.