Frustración. Eso siente Fernando Roda, ingeniero en sistemas de la información que con 36 años carga un doctorado y una beca de Conicet, pero sólo hasta diciembre. Esta semana el gobierno nacional avanzó en un convenio para que las universidades reciban en 2018 a los 410 investigadores que iban entrar a Conicet y no pudieron por el recorte de presupuesto. Roda es uno de los 20 científicos de Rosario que, si avanza la idea, dejarán sus trabajos y dedicarán sus días sólo a dar clases. Formado en las universidades públicas él pasó 7 años creando un software con inteligencia artificial que detecta y previene explosiones en plantas químicas o reactores, por ejemplo. Roda elegirá entre dar clases –algo para lo que no se preparó– o trabajar para una empresa. Si elige lo primero, le quitará el lugar a algún docente que esperaba la titularidad. Si elige lo segundo la inversión de todos en la educación de Roda se perderá. Más frustrante, le hará ganar plata a un privado o algún otro país que lo aproveche. Con la historia de Roda El Ciudadano recuperó el conflicto de Conicet en Rosario a días de la media sanción de una ley para aumentar el presupuesto de Ciencia para 2018.
Después del choripán
El martes último parte de la comunidad científica rosarina montó un carrito de comida en el Centro Científico Tecnológico (CCT), detrás de la Ciudad Universitaria. Bautizado Choricet se replicó en otras ciudades. Fue para pasar el mal trago de la reunión que por la mañana tuvo la Red Federal de Afectadxs por el ajuste en Conicet con el ministro de Ciencia, Lino Barañao, en Capital Federal. Representantes de investigadores que habían rendido y aprobado para entrar a Conicet en 2016, pero no los dejaron, propusieron mejoras laborales si están obligados a dar clases a las universidades. Hace meses la Nación ofreció a los afectados entrar a las 32 universidades del país como jefes de trabajo práctico por dos años y después concursar por los cargos. Dijeron que ya ubicaron a unos 40 entre el Inta, Inti y la Comisión Nacional de Energía (CNEA) y que dos tercios de las universidades del país están de acuerdo. La red pidió que sean cargos de docente adjunto, que les reconozcan la antigüedad y que les den la posibilidad de tener menos horas de clase para poder seguir investigando.
“Nos dijeron: «Imposible»”, contaron desde la red y adelantaron que la próxima mesa de negociación será el 12 de septiembre.
Muchos de los 410 afectados por el recorte dan clases en universidades públicas y privadas. Uno de los problemas es la autonomía universitaria y los lugares que ocuparán las personas que hace años esperan un cargo. Otro es perder la antigüedad. En algunas universidades, como la de Quilmes, la reconocen. En otras no.
En primera
“Lo que ofrecen es dejar de investigar. Significa frenar años y años de trabajo. No somos fábricas con tiempos de producción previsibles. Lleva tiempo. Las líneas se pierden y la inversión en los científicos también”, opinó Roda. En 7 años de investigación el científico creó un software que con imágenes satelitales ayuda a gobiernos a planificar políticas urbanas para las ciudades en crecimiento. “Son años de esfuerzo para recibir una remuneración básica. Es una invitación a irse”, explicó Roda. Formado en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la UNR, el ingeniero concluyó: “Trabajamos con contratos en negro y muy inferiores a los que podríamos cobrar en una industria. Lo hacemos por vocación y es muy frustrante”.
A medio camino
Esta semana la Cámara alta nacional aprobó por 39 votos a favor y 9 en contra la iniciativa presentada por el senador por Santa Fe Omar Perotti para establecer por ley un aumento sostenido y progresivo del presupuesto para Ciencia y Técnica. Si avanza en diputados aumentará hasta un 0,51 por ciento del PBI en 2018, hasta alcanzar como mínimo el 3 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) en 2030. El incremento proyectado es de 15.500 millones de pesos, pasando de los 33.018 millones de 2017 a más de 48.500 millones en 2018.“Nos va a permitir dotar de previsibilidad a todo el sistema científico tecnológico, federalizando la ciencia, desarrollando investigaciones aplicadas para diversificar nuestra matriz productiva actual y generar empleos de calidad», dijo Perotti.
El proyecto dice que los recursos de cada año no pueden ser menores que los del año anterior. También que 20 por ciento del presupuesto se distribuirá y ejecutará por el sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en coordinación con el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (Cofecyt).