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Conicet: investigadores hicieron singular protesta contra el ajuste en ciencia

Profesionales llevaron a cabo este miércoles una "olla popular" en Ocampo y Esmeralda para reclamar por los "bajos salarios" y los 54 postulantes que no ingresaron en la carrera. La jornada se replicó en todo el país. La historia de jóvenes que se quedaron afuera

Becarias, administrativos e investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) organizaron este miércoles una «jornada de lucha» en todo el país para conmemorar el Día del Científico y visibilizar la preocupante situación que atraviesa el organismo estatal. En Rosario la convocatoria fue en Ocampo y Esmeralda, frente al Instituto de Biología Molecular (IBR) con una olla popular y pancartas para visibilizar el reclamo.

“Es una jornada de lucha en el marco del día del investigador. Nos gustaría que fuera el día del trabajador de ciencia y tecnología para que involucre a todos los trabajadores del área. La premisa es la ciencia bajo la línea de pobreza. Estamos en una situación crítica a causa del ajuste y los bajos salarios que no superan el mínimo de la canasta señalado por el Indec”, dijo a El Ciudadano, Martín Leonard, becario del Instituto de Física, que estudia cómo mejorar la fabricación de materiales metálicos para la industria.

 

Fotos: Juan José García.

 

La fecha recuerda el nacimiento del Bernardo Houssay, que en 1947 recibió el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1947. Pero este año no hay festejo, sino de lucha. Según los becarios, el salario no alcanza el monto de la canasta básica actualizada en marzo por el Indec, de 27.570 pesos. A la precarización se sumó la noticia conocida este viernes sobre el rechazo del 83 por ciento de los profesionales que se presentaron a la Carrera de Investigador (CIC) en todo el  país. En Rosario, sólo ingresaron 13 de 67.

A nivel nacional, el menor porcentaje lo tuvo las ciencias sociales y humanidades, con sólo el 6,8 por ciento de ingresos.

 

Iván Torres Leal estudia desde hace 6 años a los jóvenes indígenas de Rosario. Desde hace 4 cursa un post doctorado para conocer cómo es la escolarización los niños y niñas originarias y cómo es el intercambio de lenguas. El viernes se enteró que integra la lista de los 54 rechazados para la carrera de científicos.

“Estoy desmoralizado. Nuestra área está entre los porcentajes más bajos. Las ciencias sociales siempre son relegadas. Ahora estoy buscando otras salidas laborales. Me preocupa que no pueda continuar con mi investigación”, contó.

Preocupadas

El panorama es desalentador y preocupa a los becarios, que ven un futuro incierto. No sólo en relación con la pérdida de puestos de trabajo, sino con las líneas de investigación que llevan adelante y, en particular, en el caso de las ciencias sociales, que pueden perjudicar a los protagonistas de los estudios.

 

Fotos: Juan José García.

 

El área de ciencias sociales fue muy castigada en esta convocatoria. Históricamente queda relegada. Esta vez fue fuerte el golpe considerando la cantidad de personas que se presentan y lo reducido que es el ámbito laboral para las ciencias sociales”, dijo Marina Espoturno, una antropóloga que cursa el último año de una beca doctoral.

La joven estudia los conflictos en las localidades rurales. Y con un equipo de trabajo piensan políticas públicas que favorezcan un modelo agroecológico en la región. Hace poco hicieron reuniones entre productores agropecuarios, vecinos, organizaciones ambientalistas y estatales «para contemplar los intereses económicos y de los habitantes de la zona».

“Los investigadores sociales quedamos en una situación de vulnerabilidad muy grande. Es difícil ingresar a la carrera docente porque no están las competencias pedagógicas necesarias. La opción es presentarse a nuevos post doctorados en otro lugar o engrosar el curriculum para nuevas convocatorias”, agregó, y mencionó el paradójico caso de una investigadora que fue rechazada por estar sobrecalificada. “Si alguien está sobre calificado para ser investigador del máximo organismo de nuestro país ¿A dónde va esa persona?”, cuestionó.

Marilin López Fitipaldi también es antropóloga y entró a Conicet con una beca doctoral en 2016. Trabaja en proyectos educativos para que jóvenes y adultos en contextos de vulnerabilidad puedan terminar el secundario. “Ayudamos a visibilizar situaciones y procesos en las aulas para profundizar el proyecto educativo. También a discutir la necesidad de aprobar la ley de educación provincial que incluye la figura de la gestión social”, explicó.

Mientras que Victoria Pavesio tiene una beca doctoral desde el año pasado. Como antropóloga visita las aulas de escuelas en contextos de desigualdad. Estudia cómo es la relación entre los alumnos, la familia, los docentes y el barrio. Hace poco participaron junto con los maestros de un taller de educadores para chalar qué problemáticas tienen y cómo enseñar en esos contextos.

 

 

Jornada nacional

En la jornada de protesta de este miércoles hubo movilizaciones de profesionales en todo el país, y en Buenos Aires los profesionales se congregaron en el Polo Científico-Tecnológico del barrio de Palermo.

Desde la agrupación Jóvenes Científicos Precarizados señalaron que antes del mediodía de este miércoles presentaron una nota para pedir una reunión con las autoridades por “el último brutal ajuste” y “el despido de cientos de investigadores que vienen trabajando desde hace años en el organismo”.

En diálogo con el programa La Patria de las moscas, el expresidente del Conicet Roberto Salvarezza dijo que el discurso de Mauricio Macri y Lino Barañao es una “mentira” y “un engaño para toda la sociedad”. Puntualizó que esta es “la fase final del ajuste que viene llevando el gobierno nacional sobre el sistema de ciencia y tecnología argentino que comenzó en 2016 y paulatinamente se fue acelerando”.

 

 

Salvarezza detalló las consecuencias de la caída del presupuesto: “Pasamos de un presupuesto de 0.34 del PBI que ponía el Estado en Tecnología a un 0.2. Esas décimas que bajan son un montón de plata que no tiene ni el INTI, el INTA ni Energía Atómica e impactan en desarrollo social, en ciencia y en tecnología”.

Los científicos que antes quedaban afuera de la carrera de investigador se acomodaban en el INTA, INTI, Energía Atómica o iban al sector privado, pero eso cambió. Todos los organismos del Estado despidieron gente. Las universidades no tienen cargo, y el sector privado destruyó la industria. Tenemos tasas de interés al 60%, ¿qué empresa va a tomar personal para hacer investigación de desarrollo? No hay posibilidades de absorber estos recursos humanos”, agregó.

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