Estados Unidos conmemoró hoy el 13 aniversario de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas, el Pentágono y un avión comercial, el mayor atentado conjunto en territorio estadounidense que desató la denominada «guerra antiterrorista» en Afganistán, Irak y Libia que tiene consecuencias aún en la actualidad.
El presidente Barack Obama encabezó en la Casa Blanca una ceremonia en la que estuvieron presentes la primera dama, Michelle Obama, y Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, así como familiares de las víctimas del atentado.
Todos guardaron un minuto de silencio por la víctimas en los jardines de la Casa Blanca.
Los homenajes centrales arrancaron con el himno de Estados Unidos en el Memorial del 11S, ubicado en el Ground Zero, lugar donde se levantaban las Torres Gemelas.
Inmediatamente después, coincidiendo con el momento exacto en que tuvo lugar el impacto del primer avión secuestrado por los fundamentalistas islámicos de Al Qaeda contra la Torre Norte del World Trade Center, se guardó un primer minuto de silencio a las 8.46 (9.46 de Argentina).
Acto seguido comenzó la lectura de los nombres de las 2.983 víctimas de los cuatro atentados perpetrados ese día -dos contra las Torres Gemelas, otro contra el Pentágono y otro en Pensilvania-, así como en el atentado contra el WTC de 1993.
Hasta el Memorial del 11S se acercaron miles de neoyorquinos y los principales líderes políticos de la ciudad, encabezados por el alcalde Bill de Blasio y la presidenta del Concejo Municipal, Melissa Mark-Viverito, entre otros, informó la agencia EFE.
Obama también rindió honores en el Pentágono, engalanado con una gran bandera estadounidense en su fachada, a las 184 víctimas del ataque en la sede de las Fuerzas Armadas ocurrido a las 9.37 (10.37 de Argentina) hace 13 años.
Paralelamente, fue abierto por primera vez el santuario privado levantado por las familias de las víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas durante los años posteriores a la tragedia.
Se trata de la llamada «Sala Familiar», que durante años ocupó una pequeña oficina del Liberty Plaza. Allí, las familias fueron depositando expresiones de amor hacia sus seres queridos.
Poco se sabía de esta sala porque nunca estuvo destinada a ser un espacio abierto al público, ya que las familias que acudían se concentraron en un espacio personal alejado de las grandes demostraciones de dolor, informó la agencia Europa Press.
La sala fue abierta a las familias en abril de 2002 por cortesía de la compañía propietaria del edificio, Brookfield Office Properties. El acceso estaba regulado por un documento exclusivo de los familiares: el de la identificación como allegado de un fallecido en el atentado, bajo ratificación del Departamento Forense de la Policía de Nueva York.
En la vigésima planta del Liberty 1, los familiares podían descansar en amplios sillones de cuero en lo que inicialmente fue descripto como un «espacio de contemplación silenciosa».
Pero con el paso de los meses, los familiares tuvieron la idea de colocar objetos personales de las víctimas fallecidas para contribuir a crear un entorno que facilitara la comunicación para superar el trauma.
Entre los objetos se encuentran -por ejemplo- fotos, animales de peluche, un tambor burundés, una biblia coreana o un par de anteojos «para que veas mejor allí donde estés» -según reza una nota-, flores y sudaderas (camisetas sin mangas) de la Policía de Nueva York.