No importa la razón, la tolerancia es cero: desde Madrid, poco antes de participar de una cumbre de la ultraderecha española y presentar un libro suyo, el presidente Javier Milei cuestionó las reuniones que mantuvieron el gobernador Ignacio Torres, de Chubut, y su par de Santa Fe Maximiliano Pullaro con el mandatario bonaerense Axel Kicillof. “Tal vez les gusta sacarse fotos entre ellos, pero bueno… si les gusta abrazarse con salvavidas de plomo…”, descalificó el libertario sin atención a las razones oficiales de esos encuentros.
Fue este sábado en diálogo con el canal oficialista LN+. Tras el pie que le dio el entrevistador en su pregunta, el presidente describió a Kicillof como «todo lo que está mal» y como el referente político que «recita todo lo que está mal». Lo criticó por la estatización de Aerolíneas Argentinas, que la gestión de La Libertad Avanza quiere privatizar, y por el acuerdo de deuda con los acreedores del Club de París.
Luego de que confirmara que no participará del Pacto de Mayo –o de junio, como dejó trascender el ministro del Interior, Guillermo Francos, ante el complicado trámite de la ley Bases en el Senado–, Kicillof encabezó el último miércoles un acto con su par de Chubut, Ignacio «Nacho» Torres, del PRO. Ambos firmaron un convenio de colaboración en materia de asistencia sanitaria que contempla, entre otras acciones, la distribución de 15 ambulancias en distintas comunas y localidades chubutenses.
Dos días después, este viernes, el bonaerense viajó a Rosario para firmar la segunda parte de un acuerdo centrado en la seguridad y el combate al narcotráfico que tuvo puntapié inicial a mediados de marzo en San Nicolás, tras el cual le envió a Santa Fe 80 móviles policiales a préstamo para reforzar el patrullaje en Rosario. “Hoy se da un ejemplo de que cuando hay algo que solucionar, no hay banderías políticas”, celebró, pragmático, Pullaro.
Directo con el Ejecutivo nacional, 48 horas antes Kicillof expuso la misma idea desde el lugar que eligió en el escenario político: “El federalismo no es solamente el vínculo con un Estado nacional que hoy no está cumpliendo con sus obligaciones, también es trabajar de forma unida entre todas las provincias que integran nuestro país”, refirió en la ciudad chubutense de Rawson.
«Generacionalmente tenemos que levantar la cabeza por sobre esta grieta berreta y tuitera y resolver los problemas de la Argentina», aseguró entonces el gobernador patagónico del PRO, que también tuvo encontronazos con la gestión libertaria. Lo de generacional remite a los tres a quienes Milei mencionó este sábado.
Tanto Torres como el radical que conduce Santa Fe se cuidan de enfrentar al Gobierno nacional excepto en aquellos puntos que afectan directamente a sus administraciones, en particular a sus principales sectores productivos. Pullaro cuestionó además, esta semana, la discriminación presupuestaria entre la UBA y las universidades del resto del país, en especial las de Rosario, del Litoral y Rafaela, las tres con sede en la bota. Pero antes, había afirmado que acompaña en su esencia a la ley Bases y que firmará, si se da, el Pacto de Mayo que podría ser el del 20 de junio y en Rosario según deslizó el mismo viernes el ministro Francos. Para Kicillof, esa pretensión refundacional de Milei es un «contrato de adhesión».
Desde sus posicionamientos respecto a la administración libertaria, y con otro ojo puesto en los armados dentro de sus pertenencias políticas, Kicillof, Torres y Pullaro buscan proyección nacional. Es el trasfondo de las fotos que enojaron a Milei en su periplo personal por España, donde además de hablar este domingo en la convención del partido ultraderechista VOX presentará su libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”. Como el anterior –Pandenómics–, está bajo sospecha de plagio por la transcripción sin mención de autores de párrafos incluidos en el libro de ensayos de 2007 “Teorías Económicas sobre el mercado de trabajo II: Neoclásicos y nuevos keynesianos”, publicado por el Fondo de Cultura Económica y escrito por Julieta Albano, Ramiro López Ghio, Pablo Pérez, Julieta Salas y Fernando Toledo, todos investigadores del oficialmente denostado Conicet.