Tres meses y medio después de la matanza de Newtown, el estado de Connecticut, escenario de la tragedia en donde murieron 26 personas, en su mayoría niños, votó en la madrugada de ayer el endurecimiento de sus leyes sobre las armas de fuego, convirtiéndolas en las más estrictas de Estados Unidos. La norma prohíbe cargadores de gran capacidad, amplía la prohibición de posesión de armas de asalto y semiautomáticas a más de 100 modelos y aumenta los controles a los compradores.
La Cámara de Representantes de Connecticut aprobó por 105 votos a favor y 44 en contra la reforma, que ahora debe ser firmada por el gobernador Dannel Malloy.
El miércoles pasado por la tarde, el Senado había dado el primer paso para impulsar la nueva legislación por 26 votos contra 10.
De este modo, Connecticut se convierte en el tercer estado que endurece sus leyes sobre la posesión de armas de fuego luego de la tragedia del pasado 14 de diciembre en la escuela primaria Sandy Hook, que concluyó con 20 niños y seis adultos muertos a manos de Adam Lanza, de 20 años, quien luego se quitó la vida.
La nueva ley, negociada durante semanas entre republicanos y demócratas, vuelve obligatoria la verificación de los antecedentes de todos los compradores de armas de fuego para ventas públicas o privadas.
Más de 160 armas de asalto quedan prohibidas (contra 66 anteriormente), así como la compra y reventa de cargadores de gran capacidad (más de diez balas).
Además, las personas que han estado hospitalizadas en un establecimiento psiquiátrico no serán autorizadas a poseer armas durante cinco años (contra uno según la legislación anterior).
La nueva ley establece también la creación de un registro de personas condenadas por actos con armas, una novedad en Estados Unidos.
De visita el miércoles pasado en Denver, Colorado, el presidente estadounidense Barack Hussein Obama pidió al Congreso que modifique la legislación federal sobre armas para evitar más muertes.
Cabe recordar que Adam Lanza, el pasado 14 de diciembre, acabó con la vida de su madre mientras dormía en su casa con un rifle del calibre 22. Desde allí partió a iniciar una tragedia en el colegio Sandy Hook de Newtown.
La masacre del colegio la cometió con otro rifle de asalto, un poderoso Bushmaster de calibre 223.
Lanza se suicidó con una clásica Glock de balas de 10 milímetros. Al lado de su cadáver yacía otro revólver y 30 recargas para el Bushmaster.