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Conociendo al rival: el grupo de mujeres que desafió a Mussolini en Italia con una pelota en los pies

Federica Seneghini, periodista de “Corriere della Sera” de Italia, fue la encargada de recuperar la historia de los inicios del fútbol femenino italiano y hacerla conocida. El próximo lunes, Italia será el primer rival de Argentina en el Mundial femenino

Enviada especial de El Ciudadano a Australia y Nueva Zelanda

En 1933, en pleno régimen fascista, un grupo de mujeres y amigas comenzó a jugar al fútbol en Milán. El 11 de junio de ese mismo año, Marco Giani, académico experto en el calcio, registró el primer partido de fútbol femenino en Italia, rival de Argentina en el debut mundialista de Australia/Nueva Zelanda.

El domingo 11 de junio de 1933, el Gruppo Calciatrici Milanese disputó su primer partido oficial en el campo Fabio Filzi de Milán vistiendo una camiseta de rayas blancas y negras, como la de la Juventus. Por un lado el GS Ambrosiano, por el otro el GS Cinzano. Este último ganó con un gol de Mina Bolzoni ante más de 1000 personas.

Lo que empezó como un entretenimiento se convirtió en un grupo consolidado que llegó a tener 50 jugadoras que practicaban todas las semanas. El grupo de mujeres, de entre 15 y 20 años, se denominó “Gruppo Calciatrici Milanese” y por el simple hecho de ser mujeres y en un país gobernado por el fascismo, jugar al fútbol no les fue fácil.

En el verano del año anterior, en 1932, cerca de Livorno, el grupo de mujeres milanesas estaban de vacaciones y jugaron por primera vez unos pases en la playa. Cuando regresaron, decidieron crear el equipo. La pasión se extendió desde Milán a diferentes lugares de Italia.

No solo afrontaron las críticas de los medios de la época sino las trabas de las autoridades. Con todo en contra, comenzaron a escribir el primer capítulo del fútbol femenino italiano.

Por el contexto social y político, tuvieron que pedir diferentes autorizaciones. En ese recorrido, se toparon con buenas y malas voluntades. En el inicio contaron con el visto bueno de Leandro Arpinati, por entonces presidente del Comité Olímpico Italiano y mandamás del deporte. Pero, a meses de la aprobación, el mando del Comité cambió a manos de Achille Starace, por entonces también secretario del Partido Nacional Fascista.

Mientras esperaban por remontar la decisión, anunciaban el nacimiento del equipo a los diarios de la región. Algunos se negaron a hablar del tema, incluso declarándolo a sus lectores y describiendo el hecho como “un espectáculo de fenómenos”. Con viñetas se las representaba como “marimachos” o como “aventureras en busca de marido”.

La carta con el pedido llegó finalmente a Roma y volvió a encontrarse con Arpinati quien concedió la autorización, siempre que se jugara a puertas cerradas. Arpinati, ya había apoyado la difusión de la natación femenina, antecedente que le sirvió al Grupo.

La obligación de no dejarse ver no fue la única, las jugadoras tuvieron que pedir un certificado médico a Nicola Pende, director del Instituto de biotipología y ortogénesis individual de Génova. Medias largas hasta las rodillas, la camiseta y la pollera negra, para no enojar al régimen, fue el atuendo con el que se presentaron. Pudieron jugar sólo 8 meses, después se les impidió.

Reconstruir la historia

Federica Seneghini, periodista de “Corriere della Sera”, de Italia, fue la encargada de recuperar la historia y hacerla conocida. En diálogo con El Hincha explicó que “las mujeres durante el régimen fascista eran consideradas sobre todo como esposas y madres de los futuros soldados del imperio fascista. El deporte era bueno porque formaba el físico de aquellas mujeres, por supuesto, pero sin perder nunca de vista el objetivo de que algún día fueran madres de los hijos del imperio”.

“El fútbol no era un deporte útil al régimen porque no era una disciplina olímpica: mucho mejor entonces que aquellas mujeres practicaran deportes previstos por los Juegos Olímpicos de 1936. Los Juegos Olímpicos durante los cuales Italia debería haber triunfado contra la Alemania de Hitler”, continuó.

La periodista, autora del libro “Giovinette. Le calciatrici che sfidarono il Duce”, contó que “sabemos mucho de las jóvenes gracias al diario de Marta Baccarini una de las jugadoras”.

“Marco Giani recuperó las páginas del diario a través de la familia de las hermanas Boccalini. También es gracias a estos documentos que hemos podido reconstruir la historia del primer equipo de fútbol femenino de Italia”, cerró.

El 12 de junio de 2021, durante una ceremonia a la que asistieron el alcalde de Milán Giuseppe Sala y la exfutbolista Ilaria Pasqui, una calle del Parco Sempione recibió el nombre del grupo deportivo.

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