Enviada especial de El Ciudadano a Australia y Nueva Zelanda
Tras décadas de altibajos, la gran participación en Francia 2019 y la decepción de la Eurocopa 2022, la Italia de Milena Bertolini afrontará en el Mundial Femenino de Australia/Nueva Zelanda su primera participación en la Copa Mundial desde la profesionalización de la Serie A. Avance significativo, que buscará aprovechar para consolidarse en el escenario internacional.
Tres son las participaciones mundialistas del rival de Argentina en la primera fecha. Estuvo presente en la primera edición, en China 1991, alcanzó los cuartos de final y perdió 3-2 con Noruega en la prórroga.
Tras quedar afuera del Mundial 1995, participó de la edición de 1999, en Estados Unidos, pero quedó eliminado en la fase de grupos.
Tras 20 años de ausencia, Italia dio la sorpresa en suelo francés en 2019, llegando a los cuartos de final y eliminando a China en los octavos. Luego perdió ante Países Bajos por 2-0 y finalizó en el séptimo lugar.
Este será un certamen histórico para el fútbol italiano: por primera vez consiguió clasificar a dos Mundiales seguidos. El cambio del seleccionado estuvo comandado por la entrenadora Milena Bertolini, quien logró clasificar al equipo a Francia 2019 después de 20 años de ausencia y ahora vuelve a repetir.
La propia entrenadora destacó en declaraciones a la página web de Fifa que el Seleccionado es clave para el crecimiento de la práctica del fútbol femenino en Italia: “Si para el fútbol masculino es especialmente importante el papel de los clubes, no creo que ocurra lo mismo con el femenino. La selección aquí es la que tira del carro: cuando juega Italia, los italianos la siguen, incluso más que a los clubes. Por eso, nuestro equipo tiene un papel importante y una gran responsabilidad para nuestra disciplina; obviamente, dentro de los límites de nuestras posibilidades”.
Profesionalizar es la clave
En mayo de 2022, la Federación italiana de fútbol finalmente reconoció al femenino como profesional y desde la temporada comenzada en julio de ese mismo año, las jugadoras cuentan con contrato, salario mínimo (26.000 euros anuales), pensión y seguro médico. Además de las cuestiones económicas, la Federación determinó que para participar en la Serie A, los equipos debían contar con estadios con al menos 500 butacas para recibir al público.
“Durante muchos años comenzamos a pensar en este paso, luego, en 2019, las chicas de la Copa del Mundo enamoraron a todos. El camino comenzó con licencias nacionales más estrictas, con la búsqueda de figuras profesionales que nos prepararon en todos los aspectos. El covid que detuvo el negocio fue una oportunidad para trabajar detrás de escena para descubrir qué cambiar», expresó en aquel entonces Ludovica Mantovani, presidenta de la División de Fútbol Femenino de la FIGC.