El Concejo Municipal trató ayer –tal como lo había comprometido la oposición– y aprobó por unanimidad en general –y por mayoría los puntos que no contaban con acuerdo– la reglamentación para el tercer anillo y los cordones perimetrales de la ciudad. En otras palabras significa que ayer quedaron legisladas las reglas de construcción, espacios reservados, factor de ocupación del suelo y todos los demás indicadores para el 60 por ciento de la superficie de la ciudad que estaba pendiente de regulación. Ahora, salvo las áreas de reserva –que por sus características se definirán en planes específicos, de urbanización, de detalle y convenios público-privados– todos los barrios de Rosario tienen reglas claras para crecer hacia arriba, hacia abajo y a los costados.
La compleja normativa, que estuvo largo tiempo bajo estudio –pasaron nueve meses y medio desde la aprobación del plan para el “segundo anillo” de la ciudad, entre el centro y algunos de los principales corredores que alguna vez fueron límites– tuvo varias instancias para acercar diferencias entre el mensaje del Ejecutivo y las demandas de distintos bloques, que fueron bajando alturas en algunos casos, elevando en otros, pidiendo límites a superficie en los demás. En ese marco el titular de la comisión de Planeamiento del Palacio Vasallo, Jorge Boasso, resaltó la prestancia del secretario de Planeamiento del Palacio de los Leones, Pablo Barese, para limar diferencias.
Así se llegó a aprobar con voto unánime la mayor parte de la normativa, incluso una sorpresiva y significativa baja de 11 metros en la altura máxima para construir sobre avenida Eva Perón entre Felipe Moré y la avenida de Circunvalación –uno de los “corredores”– que así quedó en hasta 19 metros. Otras modificaciones, en tanto, no fueron admitidas por el oficialismo y aliados y quedaron aprobadas por mayoría.
En los números concretos, algunos de los tantos que tiene la normativa, quedó vigente la altura máxima para las futuras construcciones sobre la avenida Eva Perón en el tramo final, esto es entre Circunvalación y Wilde, limitada en 15 metros.
En bulevar Rondeau, en tanto, la altura máxima permitida para el tramo central, esto es en la decena de cuadras entre Aráoz y Uriarte, quedó limitada en 36 metros, una medida que daría un aproximado de 10 pisos. En tanto en bulevar Oroño entre bulevar Seguí y el Casino –se trata de los “indicadores urbanísticos para el frente de renovación urbana” de cada caso– también se fijó una altura máxima, esta vez de 45 metros, unos 13 pisos.
En los tres casos se trata de excepciones “previa autorización especial de la repartición municipal correspondiente y a solicitud expresa” del desarrollador. Pero en los dos últimos se generó un debate puntual, ya que las alturas máximas también se marcaron como “únicas”, lo que puede interpretarse como que ambos corredores no tendrán construcciones en altura, salvo las de un tipo determinado.
También se fijaron alturas máximas para lo que se denomina “área de protección ecológica y ambiental Paseo Ribereño”, cuyos indicadores permitían, en el proyecto original, una altura de 9 metros, que después varió hasta 10 y que ayer quedó fijado en un máximo de 7 metros. Esto es en la zona que recorre la avenida Carrasco, sobre la costa hasta Álvarez Thomas, entre Gurruchaga al sur y David Peña al norte, a excepción del “casco histórico fundacional” de Pueblo Alberdi.
Con todo, estos son algunos de los puntos de la norma, que también puntualiza las áreas de protección histórica, áreas no urbanizables entre otras. Y también la clave para los vecinos: en las áreas interiores a los corredores, el máximo de altura a construir será de 10 metros.