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Contar la historia en la nueva historia: un mexicano presenta libro revelador

La presentación será este sábado a las 19, vía internet desde Uruapan (Michoacán, México) hasta Rosario a través de la página de Facebook del Gobierno Municipal de Uruapan. "La idea es cambiar la narrativa histórica pero también nuevos instrumentos narrativos", dijo Oriel Gómez Mendoza

Hacia fines del siglo XIX los historiadores consensuaron que para poder contar la historia, para poder escribirla eran necesarios los documentos escritos y la disciplina, en gran medida, trabajó de esa manera hasta nuestro presente. Sin embargo, ¿cómo harán historia los historiadores del futuro? Se suele decir que los jóvenes no escriben pero, y aún no se midió, la cantidad de mensajes de textos enviados en este momento superan con creces la cantidad de letras vertidas en cartas un siglo antes. Al mismo tiempo, se producen una enorme cantidad de otro tipo de documentos, de registros que reflejan nuestra cultura y no son tenidos en cuenta. ¿Cómo nos verán nuestras futuras generaciones cuando recuerden que en 2020 hubo una pandemia que mantuvo encerrados a millones de personas durante meses?, ¿pensarán que éramos unos aburridos?, ¿qué tecnologías usarán para ver como remotas a las que tenemos en el presente? Preguntas como éstas y otras tantas más pasaron por la mente del historiador mexicano Oriel Gómez Mendoza mientras busca indagar en nuevas maneras de narrar la historia. En su libro <<Ensayos sobre la reconstrucción histórica<< parte de la negación de que el hecho histórico exista por sí mismo, mientras ensaya nuevos objetos de estudio como pueden ser los argumentos cinematográficos, y busca nuevas formas de contar el pasado. Antes de su presentación, que será hoy sábado 11 de septiembre a las 19, vía internet desde Uruapan (Michoacán, México) hasta Rosario, el autor se entrevistó con El Ciudadano y se refirió a las particularidades de su libro. Dicha presentación se hará a través de la página de Facebook del Gobierno Municipal de Uruapan y con el apoyo de ese municipio y su Secretaría de Turismo y Cultura. El Instituto Galileo Galilei de Rosario (IES N° 29 «Galileo Galilei») fue invitado para transmitir dicha actividad.

No hay hechos históricos

El libro de Gómez Mendoza parte de una aseveración: “No hay hechos históricos”. Eso mismo, traducido a nuestra historia vendría a ser: “San Martín no cruzó los Andes”, o “Belgrano no izó por primera vez la bandera en Rosario”. Entonces, la pregunta que surge es ¿cómo se escribe la historia, a partir de qué? Frente a esto, el autor afirma que la expresión es arriesgada y que, en realidad apunta a movilizar el pensamiento crítico. “En todo caso entiendo que es una cuestión retórica. Es una provocación para que se apasionen quienes empiezan a trabajar en la disciplina histórica”, explica el historiador mexicano y expresa que “en realidad sí hay hechos históricos” pero debemos entenderlos de una manera diferente a la que los pensaron los historiadores desde fines del siglo XIX. “La idea decimonónica de que los hechos se encuentran allí esperándonos, no se trata de ir a pescarlos”, afirmó Gómez Mendoza en referencia a lo que proponía el alemán Leopold Von Ranke cuando señalaba que los “hechos históricos” están en los documentos del pasado y solamente había que transcribirlos para escribir historia. Para el profesor de Morelia, en cambio, se trata de “una cuestión muy subjetiva” en la que el trabajo del historiador se perfila en la “inclusión y exclusión” de temas y hay una reconstrucción de lo que pasó. “Hay cosas que voy a recordar y otras que dejamos de lado”, explica a diferencia del personaje del cuento de Jorge Luis Borges, “Funes, el memorioso”, quien no podía dejar de recordar absolutamente todo sin lograr ordenar o jerarquizar sus recuerdos. “El historiador cuando realiza una narración del pasado elige su tema y decide sumarse a un espacio y tiempo, y a un problema de su entorno social, porque el hecho histórico es una cuestión social que surge de nuestro entorno”, afirma Gómez Mendoza.

“Lo que me gustaría controvertir es que los hechos históricos decimonónicos están fuera de moda. Éstos dieron cuenta de la voz y la apología del poder y esa relación afortunada la hizo seguir los vaivenes de ese poder, lo que convirtió a la historia en un simple apéndice suyo”, afirmó refiriéndose a la historia que daba cuenta de personajes poderosos, de fechas importantes, de supuestos grandes acontecimientos pero se olvidaba de la sociedad en general y de sus características.

The Matrix hace historia

“Hace algunos años trataba de advertir a uno de mis alumnos la relación entre el clásico texto de Thomas Khunn, La estructura de las revoluciones científicas y una trilogía de películas de las hermanas (Lana y Lilly) Wachowski, protagonizada por Keanu Reeves: The Matrix”, expresó Gómez Mendoza en su libro y subrayó que a partir de la película logró comunicar mejor la tesis de Khunn. Frente a eso, un estudiante le propuso que escriba como una forma novedosa de narrar el pasado.

“Creo conveniente desenfocarnos –que quede claro, no olvidarnos-, un poco al menos, de los discursos y textos de los grandes historiadores que nos precedieron, pero sobre todo de sus ejemplos que a la luz del capital cultural de las generaciones actuales dicen poco o nada. Estoy cierto que se debe romper con esa narrativa o forma de comunicación tan academicista, excesivamente técnica y carente de elementos que interesen a audiencias más amplias”, señaló el historiador mexicano.

“Me refiero a de qué manera se puede obligar a las nuevas generaciones a repensar el carácter de la historia. El problema es que las referencias y los referentes cambian. Cuando llevamos a los nuevos historiadores y les mostramos una vieja forma del archivo se van a sentir menos atraídos. La cultura mainstream, la cultura pop les genera más mensajes. Nuestras referencias culturales les resultan huecas y con poco interés. Cuando les explico Thomas Khun y la recepción del documento, no lo comprenden. En cambio, les digo que vean Matrix si lo entienden”, afirmó el autor.

La idea es cambiar la narrativa histórica pero también nuevos instrumentos narrativos como la citada película. En ese sentido, Gómez Mendoza contó que formó un grupo de historiadores llamado Historia pop que se ocupa de otros objetos de estudio como la historia de los videojuegos o el pasado de las performances de danzas femeninas en México, por ejemplo. La idea es llegar a mayor cantidad de personas renovando la manera de contar la historia y los objetos de estudio.

“Imaginemos los espacios de diversión del siglo XXI vistos por futuros, que nos vean con ternura en medio de nuestra pandemia. Las narrativas deberían ir acompañadas de nuevos referentes”, explicó Gómez Mendoza.

“Propongo que generemos una historia pop en el sentido de que como hay una cultura eurocentrista, excluyente, que se entiende que es la gran cultura, también hay culturas alternativas, contestatarias, que se plantean desde abajo y que también son muy importantes”, afirmó el historiador.

“Hay otras formas de comunicación desde la cultura pop que son muy importantes y que son fenómenos de masa. ¿Por qué los comics en cine se volvieron tan populares? En ese sentido, la historia debería encontrar la forma de llegar a los historiadores y también al público en general. Con una narrativa accesible y por eso estoy trabajando en este momento con un grupo que se llama Historia pop. No critico a los que usan documentos pero digo que no es la única forma de hacer historia”, señaló Gómez Mendoza.

 

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