Se trata de recipientes que se colocaron en viviendas particulares, vecinales, clubes y otras asociaciones e instituciones barriales con el objetivo de controlar la aparición de casos, explicó la municipalidad santafesina.
El trabajo de monitoreo por ovitrampas se realiza en conjunto con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y las acciones de cada una de las partes están reguladas a través de un Convenio de Cooperación y Asistencia Técnica.
Las ovitrampas son una metodología de muestreo para la cual se preparan dos frascos de plásticos de 375 ml, uno con una infusión filtrada de gramilla y agua, y el otro con la misma infusión pero diluida en 9 volúmenes de agua.
Los sitios donde son colocados deben ser de fácil acceso para en caso de que haya inclemencias climáticas, realizar el recambio de ovitrampa sin necesidad de ingresar al domicilio y deben contar con techo o galería que proteja los frascos del ingreso de agua en caso de lluvia.
Los puntos activos, cada 7 días corridos, se recambian y los retirados son analizados en el laboratorio entomológico de la universidad.
Allí se observa el líquido y la banda de papel que se colocó, en busca de larvas o pupas, que se analizan para su identificación.
A su vez, las bandas de papel se recolectan en una bolsa de polietileno, se secan y se analizan por medio de una lupa para determinar la presencia de huevos y proceder a su recuento.
Con todos los datos obtenidos y analizados se elabora semanalmente un informe cuantitativo y cualitativo, describiendo lo detectado por medio de mapas y gráficos para facilitar la lectura de toda la información relevada.
A principios de julio pasado, el Ministerio de Salud provincial dio por terminada la etapa activa de la epidemia de dengue, que en 2020 alcanzó los 5.098 contagiados (238 en la ciudad capital) y causó tres muertes.