En 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó, en su resolución 47/90, Día Internacional de las Cooperativas a celebrarse el primer sábado de julio de 1995. Pero en Argentina, el trabajo cooperativo encontró sus primeros pasos mucho tiempo antes, el 30 de julio de 1905, con la fundación del «El Hogar Obrero (EHO)», que ostenta la matrícula n° 1 del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes).
Actualmente, son 20.210 las cooperativas a las cuales se les ha entregado su matrícula hasta el primer trimestre del año. 8 de cada 10 de esas empresas son cooperativas de trabajo, abrazando a más de 27 millones de personas y generando 360 mil puestos de trabajo a lo largo y ancho del país, con lógicas que ponen los resultados del trabajo al servicio de las necesidades de las personas. A 118 años de la fundación de la primera cooperativa registrada, aún queda mucho por desandar en el desarrollo de esta metodología de organización del trabajo.
El Hogar Obrero, la mítica cooperativa que busca recuperar su pasado de gloria
Cristian Horton, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo (Fecootra) definió la importancia de las cooperativas por su capacidad de generar empleabilidad en los trabajadores y espacios de trabajo genuinos, dignos y de priorización de las necesidades de las personas.
El sector cooperativo es importante fundamentalmente en el interior de nuestro país. Si bien en Capital Federal o el conurbano bonaerense el trabajo cooperativo no tiene demasiada visibilidad, la historia cambia por completo en el interior del país: «Cuando uno camina al interior el desarrollo cooperativo y asociativo ha sido muy importante para el desarrollo y el crecimiento de las comunidades a lo largo de los años», expresó Horton.
Un mundo de trabajadores
“En un mundo que mira el trabajo desde la relación de dependencia, (los trabajadores cooperativos) somos un pequeño sector, pero en los últimos años el mundo del trabajo se viene achicando. El régimen laboral de la relación de dependencia no alcanza a cubrir la demanda laboral», afirmó el cooperativista a El Ciudadano, y subrayó: «Desde el 2000 en adelante, no sólo por las crisis económicas sino porque estamos en un marco distinto del proceso de globalización en el mundo, las cooperativas vienen a resolver parte de esa necesidad de generar trabajo desde los últimos treinta o cuarenta años».
Horton define a las cooperativas y a las mutuales como generadoras de empleabilidad y de trabajo, con especial énfasis en la cuestión del capital: la distribución del ingreso de los trabajadores que participan del proceso productivo: “Tenemos el gran desafío de crear trabajo decente y digno, más allá de la precarización”.
Según un informe del Inaes al que El Ciudadano pudo acceder, del total de las cooperativas que existen en el país, el 80% son cooperativas de trabajo. El restante 20% está compuesto por cooperativas de servicios públicos (6%), de vivienda y construcción (4%), de producción agropecuaria (4%), entre otros sectores económicos, como la producción cultural. Horton sostuvo que hay cerca de 100 bandas musicales cooperativas, varias de ellas muy reconocidas como Nonpalidece, Bersuit Vergarabat y la orquesta de cumbia colombiana La Delio Valdez.
Dentro de las cooperativas de trabajo, según este informe, el 31% corresponde a empresas del sector económico Construcción, seguido por Servicios de Asociaciones y servicios personales (28%) y en tercer lugar la Industria Manufacturera (12,5%). Se destaca un gran porcentaje de entidades sin Sector Económico Identificado.
Las cooperativas hoy en día pueden ser halladas funcionando en cualquier tipo de actividad de cualquier aspecto de la vida cotidiana: los pilotos de carreras de automovilismo reciben atención médica de la Asociación Argentina de Volantes, que además integra una asociación de mutuales que le dan cobertura al 8% de la población argentina. Por otro lado, la aplicación Detectar, muy usada a nivel nacional durante la pandemia de Covid-19 fue desarrollada por el trabajo asociado de cuatro cooperativas de software y diseño.
Las cooperativas de producción agropecuaria merecen un párrafo especial: 4 de las 10 yerbas más consumidas en argentina son elaboradas por empresas cooperativas (Playadito, Piporé, Aguantadora y Andresito), mientras que la agricultura familiar (mayoritariamente organizada a través de cooperativas) es responsable de la elaboración del 80% de los alimentos que se consumen en el país. Otro dato: los productos agropecuarios generados por cooperativas representan el 8% de las exportaciones del país, mientras que también hay cooperativas exportadoras de manufacturas, de vestido y calzado y de elaboración de envases de vidrio, entre otras actividades específicas.
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«El cooperativismo no es un modelo alternativo, sino que somos otro modelo. Un modelo que piensa que las personas son lo más importante, por eso las colocan en el centro de la discusión, la distribución y la democratización de las decisiones y de los recursos”, sostuvo el presidente de Fecootra, y agregó: “A diferencia que el capital en el otro sistema subordina a las personas, de alguna forma las cooperativas tratamos de que el capital esté subordinado a la necesidad de las personas, que es lo que hace más justo al sistema».
“No somos la ambulancia del capitalismo”
Al ser consultado sobre el futuro del cooperativismo, Horton advirtió que las cooperativas son las empresas del futuro, debido a su capacidad de responder a la falta de puestos de trabajo, no sólo en el país sino en el mundo: «Las generaciones más jóvenes hoy encuentran en el cooperativismo una oportunidad de trabajo que no tienen en otro lado, y ahora empieza a ser parte del desarrollo de también de comunidades más grandes. En algún momento, en el interior del país, si no había una cooperativa, no había electricidad, no había agua o no había gas. Hoy una cooperativa de trabajo resuelve el problema del trabajo en el interior y fundamentalmente en las grandes ciudades. Las cooperativas generamos trabajo decente y trabajo digno».
El cooperativismo en Argentina presenta un techo de cristal que está signado por la falta de un marco normativo que le permita a las cooperativas discutir políticas públicas que eleven el nivel del trabajo de los miles de asociados en el país: “Necesitamos una ley primero de la democracia y actualizada a los tiempos que corren y sin proscripciones». Según Horton, los diferentes intentos de legislar las cooperativas de trabajo fueron truncados por la connivencia del gobierno de turno y algunos sindicatos.
La sanción de una ley del trabajo cooperativo permitiría visibilizar este sector pujante de la economía y poder luego reformar el acceso a derechos laborales que los trabajadores asociados tienen vedados por ser reconocidos ante la ley como monotributistas autónomos, y no como cooperativos: «Necesitamos una ley que tenga la seguridad social como prioridad. Que las cooperativas tengamos un sistema previsional y que nos jubilemos por el rubro en el que nos desempeñamos. El sistema actual es una colectora, el monotributo es un perro verde donde terminamos de ser nada y tenemos que explicarle a todo el mundo lo que no somos para poder decir lo que si somos. No somos autónomos, somos trabajadores asociados«, exclamó el líder cooperativista: «Tenemos que tener una legislación que nos identifique».
Las tres prioridades que el movimiento cooperativo reclama es la posibilidad de tener el acceso a una aseguradora de riesgos de trabajo (ART), un seguro social y una jubilación: “Tenemos que ser factibles de ser sindicalizados, de pertenecer a los gremios que nos nuclean, a los convenios colectivos de trabajo y tener un marco jurídico que nos dé seguridad jurídica. Ese marco normativo nos va a abrir las puertas para debatir políticas públicas más allá del gobierno de turno. Argentina es un país profundamente mutualista y cooperativo, pero es el país más atrasado en este aspecto”. Así mismo, Horton rescata que a diferencia de otros Estados vecinos, Argentina posee organismos internos que llevan adelante profundos e importantes trabajos de promoción del trabajo asociativo, como es el caso del Inaes.
“Hoy el cooperativismo de trabajo trasciende el mundo y las fronteras, y se está haciendo cargo de elaborar un modelo de futuro. En otras etapas de la historia, fueron las cooperativas de servicios públicos las que brindaron soluciones. En el futuro las cooperativas de trabajo vamos a dar respuestas más allá de las crisis. No vamos a ser ni somos la ambulancia que recoge los enfermos del capitalismo, tenemos que pensar por fuera y más allá de esa realidad de emergencia”, concluyó Cristian Horton.