La firma Cefas SA, que se había hecho cargo de la mina de cal Canteras El Sauce en 1994, cuando la empresa original fue a la quiebra, y había estado al borde del fin también en 2001, resolvió ahora el cese definitivo de las operaciones en el noroeste de Córdoba con lo que condena al cierre a un pueblo entero: en Canteras Quilpo, como se llama ahora el asentamiento, todo salvo las escuelas, desde las calles hasta las casas de los trabajadores, pertenecen a la empresa que explote la cantera. Y en el poblado, que llegó a tener más de 2 mil habitantes en sus mejores tiempos, permanecen ahora poco más de 200 personas, todos trabajadores –y sus familias– de la firma que ahora decidió desprenderse de sus últimos 70 empleados.
Canteras Quilpo es un poblado ubicado a 28 kilómetros de Cruz del Eje y a 3 kilómetros del río Quilpo, cuyo camino la conecta con San Marcos Sierras, distante a 9 kilómetros.
El “pueblo blanco” se formó a partir de la llegada, en 1940, de la firma Canteras El Sauce, la propietaria original del emprendimiento minero que llegó a imponer en todo el país y a exportar la mítica marca de cales hidratadas “El Milagro”.
Entre las canteras, los hornos y las embolsadoras la firma llegó a contar con 300 puestos de trabajo directos. Pero en la década del 90, con la paridad 1 a 1 entre el peso argentino y el dólar estadounidense, la apertura de importaciones y la caída en la construcción perdió la batalla por el mercado externo y quedó directamente fuera de combate en el restringido mercado interno.
La firma Cefas SA se hizo hoy con explotaciones similares en San Juan, Olavarría (Buenos Aires) y Zapala (Neuquén) y se hizo cargo de la quiebra, aunque la reactivación tardaría una década más. Para 2004, las cales “El Milagro”, “Santa Elena” y “Malagueño” daban sustento a mineros y operarios de las cuatro canteras, 110 de ellos en el poblado de Canteras Quilpo.
Según destacaba entonces el portal especializado Mining Press, el emprendimiento volvió a estar activo las 24 horas, con el flujo permanente de contratistas y transportistas. Unos 300 camiones al mes retiraban la cal que se fraccionaba en bolsones de mil kilos, bolsas de papel de 25 y a granel, dando salida a “la mayor explotación minera de la provincia”, con 6.000 toneladas mensuales.
Cada día 45 toneladas de material obtenido de la cantera con dinamita se procesaban en cinco hornos, y había siete camiones destinados exclusivamente al movimiento interno.
Pero ese escenario de crecimiento, cuyo problema –no menor– era de sustentabilidad ambiental por hornos a leña llegó a su fin. Esta semana, tras un proceso de cesantías que se inició en el último trimestre de 2016, Cefas despidió a sus últimos 70 operarios y ordenó el cierre de la mina. “La situación sorprendió a los 70 trabajadores que no sólo dependían de los salarios de la empresa, sino que también vivían en casas que pertenecían a ella”, dio cuenta de la situación el portal mediterráneo La Tinta.
Ahora las familias que viven en el paraje, los docentes y directivos de las escuelas –un jardín dos primarias y una secundaria con orientación en minería– aún no saben qué ocurrirá. Tampoco quienes trabajan en el puesto sanitario y en los comercios.
El poblado entero depende de la cantera. Desde los tiempos de El Sauce, la luz y el agua de las casas de los obreros son provistas por la empresa que tiene ahí su sector productivo de hornos y embolsado. Y la firma, cuando redujo personal, invariablemente dispuso la demolición de viviendas, con el alegado motivo de evitar usurpaciones. Y cuando retomó personal, privilegió a trabajadores con domicilio en Cruz del Eje.
“Es triste. Yo trabajé 37 años aquí y mi hijo trabaja aquí. No hay otro lugar para trabajar. Y todavía no sabemos qué sucederá con las casas”, lamentó ante Canal 12 de Cruz del Eje Rafael Luna, jubilado de la cantera.
“Desde la empresa fueron claros. En agosto pasado hubo una primera tanda de despidos y pensaban que ahora en agosto ya podrían cerrar Quilpo. Nos dijeron que como estaba la situación del país, con la planta que Cefas tiene en San Juan ya daba abasto porque no se está vendiendo mucho”, expuso otro empleado.
“Mi suegro, mi marido, mi hijo, todos trabajaron en la cantera. Pedimos que luchen para que la fuente de trabajo vuelva a toda la zona, porque esto también afectará a San Marcos Sierras y Cruz del Eje”, señaló una de las mujeres quilpeñas, quien dijo que enfrentan amenazas de desalojo y cortes de los servicios.