El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pidió este lunes a los gobernadores e intendentes que pongan fin a las medidas de distanciamiento frente a la pandemia de coronavirus luego de que este fin de semana el país superara la barrera de 50.000 muertes por la enfermedad, y afirmó que «quizás hubo exageraciones» en el confinamiento sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo hizo en medio de una tormenta política que lo golpea por la detención del ex policía Fabricio Queiroz, amigo suyo y acusado de formar parte de una organización criminal de desvío de dinero público con su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, en una red de corrupción en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro.
«Les pido a los gobernadores e intendentes que, obviamente con responsabilidad, empiecen a reabrir el comercio porque quizás hubo exageraciones en el tratamiento de esta cuestión por parte de los errores de la OMS», dijo el presidente al canal rural Agro+.
El jefe de Estado admitió que «será difícil una recuperación económica» y que el gobierno tiene límites para dar subsidios a los trabajadores informales como lo determinó una ley del Congreso. Es que, si se terminan las emergencias por la pandemia, el gobierno federal no tendrá más obligación de pagar auxilios.
Luego de haber minimizado la enfermedad diciendo que era una «gripecita», Bolsonaro insistió en que la preservación de la vida y el empleo están vinculados.
«Vida y empleo es algo completamente atado uno al otro; no se puede en lugares aislados de Brasil que el efecto colateral sea peor a la pandemia», sostuvo.
Bolsonaro se enfrentó a los gobernadores que cerraron sus actividades para contener la pandemia, lapso en el cual perdió a dos ministros de Salud.
Varios estados y ciudades están, muchas veces en forma caótica y con presiones diversas, como el empresariado, las asociaciones de shoppings y entidades comerciales, reabriendo actividades, aunque con limitaciones de horario y de público.
En San Pablo este lunes fueron autorizadas las actividades deportivas en las playas de la ciudad que tiene al mayor puerto de América latina, Santos, mientras en la ciudad funcionan los shoppings durante cuatro horas.
A partir de hoy los clubes de fútbol paulistas fueron autorizados a entrenarse pero, por ejemplo, Corinthians tuvo 14 positivos de covid-19 en el test obligatorio antes de reiniciar los trabajos.
San Pablo es principal foco del covid-19 con más de 12.000 muertos, y ya la mayor parte de las víctimas no corresponde a la capital homónima, la mayor urbe de América latina, sino al interior.
Con falta de decretos nacionales y de medidas obligatorias, muchas personas fueron a las regiones de campo y playa, con clima de verano de 30 grados durante el día y no solamente llevaron su ansias de vacaciones o de trabajo remoto en la naturaleza, sino también el virus.
Pero donde la crisis es múltiple como una réplica del gobierno nacional es en el estado de Río de Janeiro.
Allí el gobernador Wilston Witzel cambió por segunda vez en la pandemia a su secretario de Salud, en medio del escándalo por sobreprecios en la compra de insumos, lo que le puede costar el cargo.
Witzel es un ultraderechista ex aliado de Bolsonaro al que se la aprobó el inicio del proceso de juicio político.
Este lunes renunció Fernando Ferry a la secretaría de Salud, el segundo desde la pandemia, quien había asumido hace un mes en el contexto de la investigación por corrupción a Witzel. Un médico del Cuerpo de Bomberos, Alex Bousquet, será el nuevo secretario.
Las flexibilizaciones comenzaron el 1° de junio y Río de Janeiro puede estar en una nueva ola de la pandemia, con los contagiados que salieron a correr en la «orla» (costanera) de Copacabana, Leblón e Ipanema o los que ingresaron a los shoppings, adonde llegan en subte y colectivo los trabajadores.
Con casi 6.000 muertos –seis veces más que en la Argentina pero con 16,5 millones de habitantes– Río de Janeiro vivió el domingo un día de playa total, apenas con prohibición de sombrillas y de la apertura de los bares de la arena, luego del regreso parcial del fútbol en el estadio Maracaná, el campeonato regional carioca frenado en marzo.
Según datos oficiales, del 14 de junio al 19 fueron registrados 8.718 casos (en total son 96.000).
«Este es un gran ejemplo de la contaminación del inicio de junio, y lo que vemos ahora lo veremos dentro de 15 días», dijo la presidenta de la Sociedad de Infectología de Río de Janeiro, Tania Vergara.
Por la pandemia, el gobierno prorrogó en un decreto publicado el domingo por 15 días más la restricción de ingreso al país de extranjeros de cualquier nacionalidad que no sean residentes permanentes en Brasil.
El tráfico de residentes en las ciudades de frontera está autorizado aunque con restricciones siempre que haya reciprocidad.
Brasil contabilizaba 1,08 millones de casos confirmados de coronavirus y 50.608 muertes por la enfermedad, según su último balance oficial.