Especial para El Ciudadano
Deliremos por un instante. Imaginemos que la provincia de Entre Ríos es otro país. “Podríamos quejarnos de los incendios en las islas en Cancillería y llevar el tema a la ONU”, pensará enseguida quien lea desde Rosario. Es posible. De todos modos, la invitación a imaginar el puente a Victoria como una frontera nacional es un juego, para pensar lo que pasa hoy entre Dinamarca y Suecia, a raíz de la pandemia.
Copenhague tiene 600 mil habitantes, que llegan a un millón y medio si se cuenta su área urbana. Es la capital danesa y la más poblada del país. Del otro lado del río, está Malmö, la tercera localidad con más habitantes en Suecia, casi 300 mil. Las separa el estrecho de Sund, que se cruza por un moderno puente que construyó Skanska. ”Hay mucha gente de un lugar que trabaja en el otro. Son 15 minutos en auto y poco más en tren. Siempre fue una frontera invisible, pasabas sin ningún tipo de control. Ahora, no. Yo digo medio en chiste que esto no pasaba desde la llamada ‘Guerra de Scania’, que enfrentó a los dos países en 1.659”, dice el rosarino Matías Caballero, que vive en Dinamarca hace más de veinte años y ahora habla con El Ciudadano.
Suecia adoptó una política muy diferente ante el coronavirus que la del resto de los países nórdicos. El tema fue abordado por el presidente Alberto Fernández cuando dijo que la estrategia de los suecos es parecida a lo que piden en Argentina los “anti cuarentena” y elogió lo hecho por Noruega, con un modelo parecido al danés.
Apelando a la inmunidad de rebaño -con recomendaciones sanitarias para su población de riesgo, pero sin confinamiento- Suecia tiene hoy 5.161 muertes por la pandemia y 60 mil contagios confirmados, con 10 millones de habitantes. Dinamarca, en cambio, sí adoptó un confinamiento firme. Duró pocas semanas y se fue saliendo gradualmente, desde que su primera ministra Mette Frederiksen anunció en mayo que había finalizado la etapa de circulación del virus. El esquema danés tuvo un resultado 603 muertes y 12 mil contagios, con cerca de 6 millones de habitantes. Y la diferencia de números es la que explica el cuidado en la frontera entre ambos países.
En diálogo con El Ciudadano, Caballero explica desde Copenhague cómo funciona en el día a día: “Si venís en tren desde Suecia, tenés que bajar y hacer un control, mostrar papeles y justificar por qué estás entrando a territorio danés. En plan turístico o de paseo, no se puede. Al revés, cruzar allá, lo podes pasar sin problemas porque ellos no cerraron nada. Pero al volver a Dinamarca, tendrías que hacer cuarentena por venir de un país con alto nivel de circulación del virus. Lo raro también es que la semana que viene se reabre la circulación por Europa. Nosotros vamos a poder ir a cualquier país europeo, salvo a Suecia. Y los suecos tampoco podrán circular libremente por el resto de Europa”.
El epidemiólogo sueco que diseñó la estrategia de “inmunidad de rebaño” se llama Anders Tegnell. Saludado por su audacia en los inicios de la pandemia e ir contra la corriente global, hoy es cuestionado por colegas y el propio primer ministro de su país, Stefan Lovden, señaló que deberán revisar la estrategia asumida. Para Tegnell, en el próximo otoño-invierno europeo, Suecia es la que tendrá menos contagios por haber inmunizado a mayor parte de su población.
A fines de mayo, la Academia de Ciencias de Noruega organizó una conferencia virtual sobre la pandemia. Allí habló Gro Harlem Bruntland, ex primer ministra noruega y ex directora de la Organización Mundial de la Salud. Y fue terminante: “Al ver que Suecia tiene más de 5.000 muertos y nuestro país 230, no hay mucho para agregar”.
Matías Caballero vive en Dinamarca desde 1997. Allí tuvo un hijo y una hija. Pero sigue teniendo la misma tonada rosarina con la que se fue y no olvida sus raíces. Estudió en el Normal 2 y el Superior de Comercio, es sobrino de Quique Pesoa -de quien heredó un ácido sentido del humor- y lector empedernido del Negro Fontanarrosa. Fanático de Central, al que va a ver cada vez que vuelve.
Aunque Matías emigró antes de que esté terminado el puente a Victoria, conoce Rosario tan bien como Copenhague. Y le parece atinada la comparación del inicio de esta nota: “Es así como lo imaginás. Como si para ir Victoria hubiera que hacer migraciones y chequeos, porque allá está el virus y de este lado no. Pero ojo, lo que se decide con Suecia no es rencor, es el resultado de los datos. Ellos dicen que la respuesta final hay que verla en algunos meses, para la próxima oleada en otoño. Hay que ver si es así. Lo que está claro hasta ahora es que Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia son cuatro países muy parecidos geográficamente, en su composición de población, costumbres, sistemas de salud. Y los que optaron por una cuarentena más dura la pasaron mejor. Dicho de forma clara, menos cuarentena resultó en más muertos”.