Ciencia Rosarina contra el Coronavirus es el nombre que lleva el grupo de investigadores de la ciudad que se reunió este verano para poder comunicar y ayudar a la población y las autoridades a determinar qué situaciones son más riesgosas para el contagio de covid-19 y así elaborar protocolos más adecuados.
Pamela Cribb es biotecnóloga, investigadora del CONICET, docente e integrante de este equipo que se organizó a partir de los nuevos descubrimientos sobre las formas de contagio y ante la mayor apertura de actividades y, por ende, de circulación de personas.
El grupo involucra a 17 personas de diferentes disciplinas de la Universidad Nacional de Rosario: física, ingeniería, medicina, química, biotecnología y arquitectura.
«Nos juntamos para hacer hincapié en cambiar los protocolos vigentes y dar a conocer a la sociedad en general y las autoridades que deciden cuáles son los protocolos sobre el tema de la transmisión área del coronavirus . Es necesario ventilar y medir la calidad del aire y no estar tan enfocado en limpiar superficies. Si bien es importante lavarse las manos es mucho más probable la transmisión a través del aire que a través de algo contaminado», explicó Cribb.
A un año del inicio de la pandemia y de las medidas de restricción en Argentina, la comunidad científica internacional colaboró entre sí y estudió de forma permanente el comportamiento del nuevo virus, posibles tratamientos, búsqueda de vacunas y sus formas de contagio.
En una primera etapa de la pandemia, en marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud -OMS- comunicó que la principal vía de contagio era a través de las gotas que salen despedidas de nuestras bocas y narices cuando estornudamos o tosemos, por eso las medidas de prevención se enfocaron en la distancia de dos metros y la limpieza de manos y superficies que podrían estar contaminadas. En los países de Occidente se tardó más tiempo en incorporar el uso masivo de barbijos a diferencia de países asiáticos donde ya contaban además con la experiencia de otras epidemias.
Sin embargo, con el paso del tiempo la evidencia del papel de los aerosoles en los contagios pasó a ser mucho más importante. Los aerosoles son partículas que quedan suspendidas en el aire cuando hablamos, gritamos, cantamos o simplemente respiramos. Las gotas más grandes caen más rápido al suelo, son las que expulsamos al toser o estornudar. Pero las microgotas son las que conforman estos aerosoles que quedan suspendidos en el aire, sobre todo en espacios cerrados.
La primera advertencia a la OMS de parte de algunos investigadores fue en julio de 2020. El organismo reconoció que los aerosoles cumplían un papel importante pero lo hizo con ciertas dudas. Hacia octubre el reconocimiento fue mucho más extendido en la comunidad científica. Sin embargo, en muchos países entre los cuales está Argentina, los protocolos todavía no fueron ajustados y la mayor parte de la población sigue algunos cuidados que no son muy útiles para evitar los contagios.
Si bien la ciencia no descarta la posibilidad de infectarse a través de una superficie, la mayor probabilidad es a través de la vía aérea, es decir, si una persona inhala estas gotículas suspendidas en el aire que haya despedido una persona infectada.
Conocer para evitar contagios
El Ministerio de Salud de la Nación emitió este mes una guía de recomendaciones donde también reconoce la importancia de los aerosoles en los contagios. En la misma aclara que aparte de las medidas que ya incorporamos hace un año -distancia de dos metros, uso de barbijo bien ajustado e higiene de manos- es fundamental la ventilación de los espacios, la renovación del aire. Las medidas se complementan para reducir significativamente el riesgo de contagio.
Conocer que las partículas infectadas pueden quedar suspendidas en el aire sobre todo en espacios cerrados pone en duda prácticas que hoy están muy extendidas, por ejemplo llevar barbijo puesto en un espacio cerrado solo cuando entra alguien, como pasa en los negocios o en ascensores.
«Si una persona está sin barbijo en un lugar cerrado, el virus puede estar suspendido en el aire y llegar a ocupar todo el espacio. Si otra persona ingresa a ese lugar entonces puede infectarse», señaló Cribb. Es la situación que se puede dar en negocios, bares, restaurantes, gimnasios o lugares de trabajo cuando no hay ventilación cruzada.
«Para entenderlo, es buena la analogía con el humo. Si estás en un lugar cerrado y alguien fuma a diez metros, al rato sentís el olor a cigarrillo. Así como llega ese olor llegaría el virus si el lugar es cerrado. Si es al aire libre se diluye más rápido. Si estás en un bar al aire libre con distancia entre las mesas estás protegido de los demás, pero no de las personas que tenés al lado en tu mesa. Si estás sin barbijo por más de 15 minutos sos contacto estrecho de la personas si luego se confirma que está infectada», subrayó.
En estos lugares cerrados, la distancia no evita el contagio si el virus ya está flotando en el aire. Por eso es importante colocarse bien ajustado el barbijo de la nariz al mentón y que haya alguna ventana o puerta que permita la circulación de aire.
Hay medidas que se toman que dan «la falsa sensación de estar protegidos como las mamparas y los barbijos de acrílico» pero que tampoco sirven para evitar la diseminación del virus.
A más de un año del inicio de la pandemia las posibilidades de contagio siguen sin estar del todo claras. El estado general del sistema inmune aparece como una de las condiciones más importantes a la hora del contagio, explica Cribb. Pero este es un conocimiento que ya se tenía por otros virus, todavía no hay explicación para saber por qué hay personas que desarrollan la enfermedad de forma tan grave y otras de forma tan leve aún con la misma carga viral.
Protocolos para las clases presenciales
Al inicio del ciclo lectivo, Ciencia Rosarina contra el Coronavirus emitió una carta a la ministra de Educación provincial donde expresaron su preocupación por la decisión de tener bloques de clases de 90 minutos y recreos de 30. Por la evidencia reunida hasta el momento, plantearon, lo ideal sería hacer bloques de clases más cortos, por ejemplo de 45 minutos de duración y recreos de 10 minutos para poder ventilar los salones y permanecer menos tiempo juntos en el salón, renovando el aire.
«Es una acción concreta y fácil de llevar a cabo que no requiere ningún gasto ni mayor inversión», contó Cribb sin embargo, la carta no recibió ninguna respuesta formal hasta ahora.
Otra posible medida pero que sí requiere una inversión, para las clases presenciales, es medir el dióxido de carbono que hay en el aire en los salones. «Hay aparatos que sirven para esto, miden cómo está el aire, qué tan viciado está. Si hay una persona infectada en un lugar cerrado se acumula más en el aire las gotitas infectadas y potencialmente contaminantes», señaló.
El virus está en el aire
Otra de las dificultades para prevenir los contagios en el marco de esta pandemia tiene que ver con la cantidad de pacientes asintomáticos. No se trata de presintomáticos, sino personas que no desarrollan ningún síntoma durante todo el transcurso de la enfermedad. Muchas personas relajan los cuidados a la hora de los encuentros porque se sienten bien de salud. Pero se estima que cerca del 30 por ciento de de los pacientes son asintomáticos.
La biotecnóloga habló también del hartazgo que hay en la sociedad, donde hay poco lugar para hacer estos planteos o recordatorios. Así, es difícil reajustar medidas de cuidado. Sin embargo, a Cribb le parece importante presentar nuevas campañas masivas que den cuenta de los ajustes que hay que hacer en los cuidados individuales haciendo hincapié en que al no cumplirlos las consecuencias pueden ser que se restrinjan actividades. En este marco están en comunicación con Rectorado de la UNR para poder trabajar en conjunto.
Por otro lado, la circulación de usuarios del transporte público es un tema que también les preocupa. Se trata de muchas personas juntas sin demasiado espacio, por eso es importante que todas las ventanillas estén siempre abiertas, a pesar del frío.
«El virus está en el aire, lavarse las manos sirve pero la principal vía de contagio es a través del aire. Tenemos que estar en espacios bien ventilados o al aire libre y con los barbijos bien ajustados», insistió Cribb. «El aire libre ayuda mucho porque se diluyen las gotas. Pero si permanecemos mucho tiempo al lado de una persona y estamos sin barbijo, por más que estemos al aire libre las probabilidades de contagio aumentan», explicó.
«Tenemos que tener cuidado con las cosas que pedimos. Como los grupos de padres que piden que los chicos se saquen el barbijo en las escuelas o las personas que piden que se abran los vestuarios en los gimnasios. Ahora no se puede. No podemos pedir que se abra todo, así podemos mantener abierto lo que hay», concluyó.
Proyecto local para readecuación
La concejala Susana Rueda, de Rosario Progresista, presentó este mes un proyecto para readecuar los protocolos sanitarios vigentes en función de los últimos informes realizados por equipos de expertos donde demuestran que el SARS-CoV-2 se transmite predominantemente de forma aérea mediante aerosoles. El mismo fue aprobado.
La iniciativa plantea que tanto la provincia como el municipio adecuen y actualicen los protocolos sanitario vigentes poniendo énfasis en explicar qué son los aerosoles; evitar las estadías prolongadas en interiores con otras personas; mantener puertas y ventanas abiertas; contar con barbijos de calidad razonable y, en la medida de lo posible, instalar purificadores de aire probados, a fin de garantizar correcta ventilación en ambientes cerrados y reducir el riesgo de propagación del virus.
“Creemos fundamental un cambio de enfoque tanto en la implementación de protocolos como en las campañas de información que, sin dejar de hacer hincapié en los cuidados que ya conocemos, deben resaltar y priorizar la advertencia y el cuidado de contagio por vías aéreas, el cual es mucho mayor y mas ahora, que se avecinan el otoño y la vuelta a clases, donde cada vez habrá mas concentración de gente en espacios cerrados”, señaló Rueda.
La iniciativa también propone que se actualicen las campañas municipales de comunicación masiva, a fin de que esta información llegue a todo el conjunto de la población.