En el humilde barrio Las Lomas, al noroeste de la ciudad Santa Fe, se registró un caso positivo de coronavirus que encendió las alarmas sobre el funcionamiento del protocolo preventivo elaborador por las autoridades sanitarias.
Una mujer que llegó desde Chaco el 15 de marzo presentó síntomas el viernes 20 y recién entró en aislamiento el miércoles 25 a las 18:30, cuando se confirmó el diagnóstico positivo y la fueron a buscar en ambulancia para internarla. Durante ese lapso, no se implementó ningún protocolo de aislamiento, algo que generó mucha preocupación en el barrio.
La primera noticia se conoció por parte de las organizaciones sociales que trabajan en Las Lomas. Según consignaron, el 20 de marzo la mujer fue atendida en el Centro de Salud del barrio y el propio equipo de salud activó el protocolo correspondiente debido a los síntomas presentados. Un día después le tomaron la muestra en su domicilio.
El personal del Centro de Salud alertó al Ministerio, pero los responsables del segundo nivel de intervención (autoridades de la Región Norte de Salud) no garantizaron el aislamiento de la mujer ni de quienes compartieron con ella todos los días previos. Sólo dispusieron cerrar el Centro de Salud y mandar a los integrantes del equipo a cuarentena obligatoria.
En la tarde del 25 de marzo, la mujer fue notificada de su diagnóstico. Durante cinco días no hubo ninguna reacción para evitar la circulación comunitaria del virus, ya que demostraba síntomas y provenía del Chaco, una de las provincias con mayor cantidad de contagios.
“Hay 30 personas que estuvieron en contacto con esta persona y no cumplen la cuarentena”, señaló Verónica Luna, vecina de barrio Las Lomas, al periódico Pausa de Santa Fe. “Tampoco tenemos policías en el barrio que anden patrullando. La mayoría de la gente está asustada porque acá nadie se presentó a tomar medidas”. Recién el sábado 28 hubo una primera intervención integral del Estado a través de equipos de salud y personal de seguridad.
Un aviso que no fue escuchado
La mujer contagiada tiene 44 años y está internada en el Hospital Iturraspe. Llegó a Santa Fe proveniente de Chaco el domingo 15 de marzo para participar de un encuentro de la comunidad Qom en barrio Las Lomas. Durante casi una semana estuvo en contacto con vecinos de esa zona sin saber que ya estaba contagiada.
Cuando se confirmó el resultado del test, las organizaciones sociales divulgaron su comunicado en el que denunciaron “la demora en el tratamiento” del caso y reclamaron mayor compromiso al gobierno para atender la crisis. Hasta entonces, eran la única referencia visible para los vecinos, además del Centro de Salud.
Cuando el caso tomó estado público, la primera reacción del Estado estuvo a cargo del director de la Región Santa Fe del Ministerio de Salud, Rodolfo Roselli: “Desde el primer momento se le indicó aislamiento, pero ella no lo cumplió. Es una comunidad difícil”, afirmó el funcionario.
Consultado sobre por qué no se activó el protocolo si la mujer ya presentaba síntomas y eso había sido advertido por los profesionales del Centro de Salud, Roselli respondió que “hasta ese momento el protocolo de casos sospechosos era solo para viajeros que venían del exterior o que habían estado en contacto con enfermos de Covid 19; esta señora no estaba incluida dentro del protocolo”.
Tras el primer aviso que dieron desde el Centro de Salud a las autoridades superiores, a través del 0800 del Ministerio, se les indicó que no correspondía activar el protocolo para la toma de la muestra. Eso recién ocurrió un día después, el sábado 21.
Sin embargo, contrariamente a lo que afirma Roselli, el viernes 20 ya regía por decreto nacional la cuarentena obligatoria en todo el país y la frontera entre Chaco y Santa Fe había sido cerrada el miércoles 18, ante el avance de los casos positivos en la vecina provincia que para esa fecha ya contabilizaban 21 y una persona fallecida.
“Cuando tomamos conocimiento de la situación, consideramos que a pesar de no estar incluida en el protocolo, había que realizar la toma de muestra, porque venía del Chaco y ahí ya había circulación del virus, entonces decidimos hacerla. A los pocos días se cambia el protocolo y también se consideró caso sospechoso a quienes venían del Chaco”, añadió Roselli.
Sin aislamiento
Desde el equipo del Centro de Salud de Las Lomas confirmaron que desde el Ministerio rechazaron en primer término una rápida intervención y no garantizaron el aislamiento de la mujer, que en esos días se hospedó en tres lugares diferentes. Tampoco se aisló al barrio, algo que ocurrió recién el último fin de semana.
“El viernes 20 se desestimó el caso por falta de condiciones. Desde el 0800 se desestima porque supuestamente faltaban más condiciones epidemiológicas para tomar la muestra. No alcanzaba con que tuviera fiebre y un cuadro respiratorio. El 0800 comunica que por ser del Chaco y no de una zona directamente afectada, por no haber pasado por Resistencia o zonas con casos positivos, epidemiológicamente se desestima el caso”, indicaron desde el Centro de Salud.
Un día después, el sábado 21, “por la presión que hicimos desde el Centro de Salud” se hizo el hisopado. “Ahí hubo un problema, pero a nivel seguridad. El Estado tendría que garantizar el aislamiento de esa persona, forzar a que la persona no pueda salir a ningún lado, velando por la seguridad del resto de la comunidad. Eso no sucedió y el aislamiento posterior del barrio tampoco se hizo”, explicaron los profesionales en diálogo con Pausa.
—¿Es probable que haya circulación comunitaria del virus en el barrio?
—Sería lo más lógico, de acuerdo a las características del virus. En un barrio en el que la gente no permanece en sus casas. Más con este caso, que se trasladó de una casa a una iglesia con 30 personas y después a otra casa. Una característica muy común de la comunidad Qom es que todos viven juntos todo el tiempo porque todos colaboran con todos. Para poder comer, participan 30, 40 personas. Gente que había tenido contacto con la paciente, directamente, gente que tiene altísima posibilidad de dar positivo en un test, la vimos haciendo cola en el cajero automático. Una cola de gente pegada, de una cuadra y media.