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Coronavirus y otras pestes: el cuerpo, territorio de la ansiedad histórica

Lo que sucede en el cuerpo sucede en el mundo: los planetas dialogando nos dicen que la historia es un círculo que no termina. Un repaso por otras epidemias célebres revela que lo individual es colectivx

Por Alma del Universo / Especial para El Ciudadano

Es el 14 de julio de 1518 en Francia. Una mujer se detiene en la calle, observa a su marido y comienza a bailar. Días más tarde el movimiento febril continuaba y cientos de personas se le sumaban no como una fiesta sino casi forzadxs a hacerlo. Había comenzado la epidemia del baile.

Unos meses antes Martín Lutero había publicado sus tesis para romper con la iglesia católica, las tierras comunes se estaban cercando y expulsaban a los campesinos de los territorios que siempre habían trabajado, la conciencia geográfica (que es igual que decir “el mundo mismo”) se había expandido con el encuentro del Abya Yala y la memoria y el miedo de la peste bubónica se avivaba con la presencia de la sífilis, acompañada por el crecimiento exponencial de persecución y asesinato de las mujeres acusadas de brujería.

Hay quienes señalan que esto implica un contexto social de mucha tensión no verbalizada, de angustia que no puede gestionarse porque no hay espacios que le den visibilidad. Así el cuerpo, y no cualquier cuerpo sino el cuerpo de las mujeres, manifiesta lo que el colectivo necesita exorcizar con urgencia: el miedo.

Hay algo interesante que señalar sobre este período con respecto a la astrología y es que en ese año conjuntaron en el cielo los mismos planetas que lo hicieron en enero de 2020: Saturno y Plutón  en Capricornio, dialogando con Urano en Tauro. Esto sucede cada 500 años aproximadamente y hace referencia al espíritu colectivo intentando materializar y dar forma lo que está “flotando” entre nosotrxs y no se está diciendo.

La epidemia del baile ritualizó emociones y funcionó quizás como un primer aviso de lo que se estaba gestando tras el cambio profundo al que obligó la peste negra. El coronavirus hoy, si bien demanda las medidas tomadas, también como en ese momento ha habilitado a los cuerpos a confesar un malestar largo tiempo acumulado: ¿Qué nos pasa ante el cambio en la modalidad del trabajo?, ¿qué nos pasa ante los despidos masivos?, ¿qué nos pasa con la evidencia de un mundo más limpio, más pacífico, con menos contaminación?, ¿qué sucede con todos los contenidos que ahora son liberados gratuitamente pero ayer había que pagarlos?, ¿con la gente forzada a ir a trabajar, con el cuidado de los enfermos, con la división del trabajo doméstico en cuarentena?

La centuria del 1500, inaugurada como ahora por la unión de Saturno y Plutón en Capricornio, fue bisagra para la instalación del capitalismo como lo conocemos hoy y como en ese momento los cuerpos están revelando el cambio que se aproxima en las angustias de quienes permanecen dentro de las casas y quienes quieren hacerlo y no pueden. La ansiedad aparece tras las puertas cerradas.

En septiembre de 1518 la fiebre y el movimiento compulsivo cesaron. Casi 400 personas habían muerto ya por el esfuerzo físico excesivo. Al mismo tiempo, del otro lado del océano, la Viruela habia diezmado la población indígena taína, fallecían aproximadamente 236.000 personas que representaban sólo la antesala de lo que vendría más adelante: millones de muertos por armas biológicas habilitaron la conquista europea.

Pero el 14 de julio una mujer había bailado en Francia, mientras que su cuerpo convulso de miedo ya había predicho que lo que sucede en el cuerpo sucede en el mundo: los planetas dialogando nos dicen que la historia es un círculo que no termina.

 

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