El presidente de Ecuador, Rafael Correa, puso en duda que las acusaciones de violación y agresión sexual contra Julian Assange en Suecia constituyan un delito habida cuenta de la descripción de los hechos, en una entrevista al periódico británico The Sunday Times.
El australiano Assange está acusado de tener sexo sin preservativo con una mujer cuando ésta dormía, después de haber tenido una relación consentida. Sus abogados dicen que cuando ella se despertó, consintió.
Según otro abogado de Assange, una segunda mujer dice que intentó «en varias ocasiones agarrar un condón», pero Assange se lo impidió sujetando sus brazos.
El diario recoge que, al preguntársele al presidente si no era un delito usar la fuerza para tener una relación sexual, éste contestó: «¿Con una mujer con la que estaba? ¿Durmiendo juntos en la misma cama? Dejemos esto al sistema judicial sueco. Pero por ejemplo, no usar un preservativo en un acto en pareja no es un delito en América Latina».
Ante estas circunstancias, «los delitos de los que está acusado Assange no serían delito en el 90 o el 95% del planeta», dijo Correa al Sunday Times.
En la entrevista, el mandatario se preguntó por qué después de una relación supuestamente «forzada», Assange siguió varias horas en compañía de una de las denunciantes.
«Si la forzó, ¿por qué ella no lo abandonó, por qué no lo denunció? Pero no quiero extenderme más sobre esto, porque ha sido irrelevante en cuanto a la decisión tomada por Ecuador» de concederle asilo hace 10 días.
Según el diario británico, Correa dijo también que Ecuador está dispuesto a dejar a Assange responder ante la justicia sueca, pero sólo si recibe la garantía de que no será luego entregado a un tercer país en el que se exponga a una cadena perpetua.
El pasado 19 de junio, el australiano Julian Assange se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres después de agotar sus recursos legales contra la extradición a Suecia, donde se le reclama por delitos de «violación» y «agresión sexual» que niega haber cometido. El 16 de agosto, el gobierno de Quito decidió concederle asilo político.
Assange teme que en caso de ser extraditado a Suecia luego lo entreguen a Estados Unidos, país al que enfureció por publicar en 2010 en WikiLeaks cientos de miles de cables diplomáticos confidenciales.
Tras la concesión de asilo, el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, advirtió a Quito de la existencia de una ley de 1987 que permitiría a la policía entrar en la legación diplomática ecuatoriana y detener a Assange para cumplir la orden de extradición.
Según Correa, el primer ministro británico David Cameron «debe de estar muy enojado con su canciller», porque «además de la grosería, la descortesía, y la intolerable amenaza que fue esto, fue un error diplomático garrafal».
También reprochó al gobierno británico sus «contradicciones» al querer extraditar a Assange a Sueci, y no haberlo hecho con el ex dictador chileno Augusto Pinochet después de su arresto en 1998 en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón, ahora abogado del fundador de WikiLeaks.
«Gran Bretaña apoyó a Augusto Pinochet incondicionalmente. Y lo dejaron irse, no lo extraditaron por razones humanitarias, mientras que ahora quieren extraditar a Julian Assange por no usar un preservativo, por el amor de Dios». «Son contradicciones graves», remató.