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Cortar por lo sano

Argentina se encuentra al borde de un rebrote de casos de Covid justo en el momento que se inicia la campaña de vacunación masiva. Funcionarios de alto rango y especialistas ya mencionan la posibilidad de un “toque de queda sanitario”

 

Por Mauro Federico/Puenteaéreodigital

Las nieves del Kilimanjaro es un breve pero contundente relato escrito por Ernest Hemingway en 1936 donde cuenta la agonía de Harry, un escritor que pelea a muerte contra una gangrena en su pie contraída mientras estaba de cacería en África. Durante todo el relato, el protagonista se reprocha haberse alejado de sus principios de vida y de su oficio de escritor, y en su catre va recordando historias que quería escribir y nunca escribió. Así pasa los días en el campamento, esperando que el avión del rescate llegue primero que la muerte.

Tal como lo hizo a lo largo de su carrera literaria en la que el narrador de ficción se confunde con el cronista de época, en este cuento Hemingway incorpora pensamientos propios, transformándolo en un relato autobiográfico, sobre todo cuando se lamenta por haber esperado “el momento apropiado para escribir”, aguardando “saber lo suficiente” para poder hacerlo.

La figura simbólica que utiliza el autor de este magistral texto para simbolizar el deterioro del cuerpo y del alma es la gangrena: “que va carcomiéndolo todo hasta matarlo, sea mi carne o el talento”. Para imaginar una salvación posible, Harry fantasea con cortarse el pie, a los efectos de interrumpir el circuito de la infección y evitar una muerte segura. “Cortar por lo sano”, dice el personaje. Decimos que se corta por lo sano cuando se toman decisiones drásticas y se ataca un problema sin miramientos, con medidas extremas y sin contemporizar. El término tiene claro origen médico y nos remite a una amputación de, por ejemplo, un miembro gangrenado, al que se le aplicaría la cirugía eliminando toda la parte enferma, dejando solo lo sano.

Hay veces que tomar decisiones drásticas es el único camino posible para salvar al conjunto. Seguramente no fue sencillo para Alberto Fernández resolver la cuarentena absoluta a mediados de marzo del año pasado. Nadie podía imaginar entonces que el Estado iba a clausurar prácticamente todas las actividades sociales y económicas del país —a excepción de un puñado de “servicios esenciales”— por un tiempo indeterminado, que comenzó siendo un par de semanas y terminó siendo varios meses.

A pesar de los inconvenientes e incomodidades que la implementación de aquel primer aislamiento tan estricto provocó en la mayor parte de la sociedad, los especialistas coinciden en aceptar que tan audaz medida permitió al sistema de salud ganar tiempo para sumar camas de terapia intensiva a su oferta prestacional y sobrellevar el pico de contagios sin que la estructura fuera desbordada por la demanda.

Luego sobrevino el amesetamiento de los casos y posteriormente un marcado descenso de los contagios, generando una suerte de relajamiento social en las medidas de prevención que tan buen resultado dieron durante el primer semestre de la cuarentena. Esto, como era de suponer, produjo una “segunda oleada” que algunos todavía no se animan a llamarla “rebrote”, pero que, en cualquier caso, no se esperaba sino hasta finales del verano y no en el inicio de un proceso de vacunación que requiere de un despliegue logístico sin precedentes de los recursos sanitarios.

A pesar de las expectativas por un nuevo año y sumado a que ya se dieron las primeras vacunaciones contra el coronavirus, el Gobierno Nacional y sus pares en Provincia y Ciudad están muy preocupados por la disparada de casos en estos últimos días. Entre las medidas que se analizan aparece el “toque de queda sanitario” para evitar la circulación de los grupos más reticentes a mantener las medidas de protección y distanciamiento, que son fundamentalmente los jóvenes.

“Con Horacio y Axel decidimos dejar pasar el 31 de diciembre y pedirles a todos que se cuiden. Si vemos que la situación no afloja, veremos de qué modo las fuerzas de seguridad empieza a actuar en la calle y disipar a la gente para evitar aglomeraciones”, se animó a anticipar el presidente el último día del 2020. Justamente durante la última semana del año pasado, las cinco cifras en la tasa diaria de contagios de Covid-19 comenzaron a ser más frecuentes en los reportes vespertinos del Ministerio de Salud. Y se espera que a mediados de la semana que viene la tendencia se consolide.

El próximo viernes habrá un nuevo encuentro del “Trío Cuarentena” y allí probablemente se anuncien medidas. “Todo está en análisis”, dijo durante el fin de semana una fuente muy importante del ministerio de Salud de la Nación. Pero nadie se anima a confirmar ni descartar el tan temido “toque de queda sanitario”, aunque también podría darse el “poner límites o más restricciones en los viajes”, avisan en cuanto al turismo interno en las playas argentinas.

En CABA no son ajenos a esta problemática, y es por eso que a pesar de las diferencias políticas con Nación y Provincia, Horacio Rodríguez Larreta se reunió con sus pares para ver cómo seguir ante este notorio aumento de casos. Desde el ministerio de Salud porteño afirman que “aún es prematuro para tomar decisiones” y explican que esta suba en los contagios podría tratarse de un rebroto originado en las últimas aglomeraciones y las distintas reuniones sociales. “Veremos si se confirma la tendencia de alza los primeros 10 días de enero, después de esta época de muchas reuniones sociales que llevan a fin de año más varias manifestaciones sociales que tuvimos en la calle. Recién ahí veremos si hay que tomar alguna medida”, le agregaron a este medio.

Por su parte, el infectólogo Eduardo López, que además es uno de los asesores del Gobierno, reconoció que si se mantiene esta tendencia en aumento “va a haber que aplicar medidas restrictivas importantes”, ante lo cual señaló que se podría instaurar un “toque de queda sanitario para impedir la circulación nocturna”. En ese sentido, explicó que “Francia lo hizo a partir de las 18, España a partir de las 20”, ante lo cual manifestó que la Argentina debería tomar esa medida “a partir de las 22”. También remarcó que “hay que tratar de encontrar un equilibrio” entre el cuidado sanitario y la economía, de modo de no afectar nuevamente a los sectores comerciales.

Los miserables

En medio de la campaña de vacunación que se inició la semana pasada con la llegada de las primeras dosis de Sputnik V a la Argentina, un conjunto de nefastos personajes que pululan en las redes sociales comenzaron a difundir noticias falsas de supuestos efectos adversos de la aplicación de la vacuna en la población objetivo. A tal punto fue el bombardeo de fake news que se generó una alarma en un buen sector de la sociedad permeable a la influencia de la información no chequeada.

La gravedad de la repercusión obligó a Ginés González García a publicar en la tarde del sábado un hilo de Twitter con información respecto de la campaña de vacunación. “A raíz de informaciones falsas que surgieron en las últimas horas en medios de comunicación y redes sociales es correspondiente aclarar”, empezó diciendo el líder de la cartera sanitaria nacional.

La última de las campañas para denigrar la vacuna Sputnik V fue de una agrupación médica que aseveró que se había frenado la campaña de vacunación en la ciudad de Rosario por los efectos adversos. Sin embargo, desde el sector sanitario aclararon que esta información es falsa y que todo sigue como estaba previsto. En la misma sintonía, Ginés empezó diciendo que “a poco más de un día y medio del inicio de la campaña de vacunación contra Covid-19, se han registrado 32.103 dosis de vacuna Sputnik V aplicadas en personal de salud de todo el país”, y que “como resultado de la aplicación, al momento, únicamente se ha reportado un 1% de ESAVI (Eventos adversos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización) supuestamente atribuidos a la vacunación e inmunización”.

Sobre el mismo foco agregó que “de los 317 casos reportados, el 99,3% se clasificaron como leves o moderados, y la presencia de fiebre, cefalea o dolor muscular, como síntoma único o combinados, representó el 80% del total de los eventos reportados”. Además, el ministro recordó que “en caso de iniciarse estos síntomas aparecen dentro de las 6 horas de aplicada la vacuna, y desaparecen transcurridas 24-48 horas”.

Los miserables intereses que se escudan detrás del anonimato de estos mensajes, necesitan boicotear el triunfo del proceso inmunizatorio porque permitiría demostrar —a pesar de la multiplicidad de inconvenientes— que la estrategia oficial para la obtención escalonada de las dosis ha sido exitosa. Y eso claramente daría por tierra con los intentos desestabilizadores de ciertos grupos de poder que apuestan al fracaso de la Argentina y que saben que sin la vacuna, no hay futuro, pero con ella las probabilidades de obtener los consensos necesarios para llevar a cabo las transformaciones que necesita la Argentina se multiplican.

 

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