Joaquín “Chapo” Guzmán Loera deberá pasar el resto de su vida en una prisión de Estado Unidos tras la confirmación de la condena por narcotráfico de la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, a pesar de los esfuerzos de la defensa. La Justicia determinó que el juicio contra el capo mexicano llevado adelante en 2019 se había llevado a cabo con “diligencia y equidad”, por lo que se reafirma la decisión de otorgarle cadena perpetua.
El Chapo, de 64 años, supo ser el líder del Cartel de Sinaloa, fue declarado culpable de asociación delictiva para traficar drogas, y luego fue sentenciado por la justicia norteamericana a cadena perpetua. Gozaba de una fama casi mítica tras fugarse de la cárcel dos veces en México, la segunda mediante un túnel abierto en el baño de su celda. Fue recapturado, extraditado a Estados Unidos en 2017 y sometido a confinamiento solitario.
Un día después de conocerse la sentencia para Chapo, su abogado defensor Marc Fernich apeló para pedir un nuevo juicio bajo el argumento de que el llevado adelante en 2019 se vio empañado «por un exceso desenfrenado y por la extralimitación de poderes tanto del gobierno como del sistema judicial».
Sin embargo, el tribunal de apelación concluyó este martes que el juicio fue «diligente y justo», informó la agencia de noticias AFP.
«Por estas razones, el fallo resultante es afirmativo», indicó el fallo del juez del segundo circuito del Tribunal de Apelaciones de Brooklyn, Jon O. Newman.
La defensa basó su pedido en que uno de los jurados, bajo condición de anonimato, contó al sitio de noticias Vice que él y otros se informaron sobre el caso en la prensa y las redes sociales durante el proceso, algo que estaba prohibido.
Asimismo, esgrimió que el aislamiento total del Chapo desde su extradición a Estados Unidos en enero de 2017 le impidió colaborar en su defensa antes y durante el juicio.
El 18 de julio de 2019, el Chapo fue hallado culpable por una decena de cargos relacionados al narcotráfico, entre ellos la participación en una empresa criminal continua, tráfico de drogas, asociación delictiva, por armas de fuego, conspiración para asesinar enemigos como líder del cártel de Sinaloa, por lo que lo sentenciaron a cadena perpetua.
Detenido en la cárcel máxima seguridad ADX Florence, ubicada en el desierto montañoso de Colorado, el Gobierno estadounidense lo acusó de haber introducido en el país durante un cuarto de siglo 1,44 toneladas de pasta de cocaína, 222 kg de heroína, casi 50 toneladas de marihuana y «cantidades» de metanfetaminas.
«El rey de los túneles»
Joaquín “Chapo” Guzmán supo ser el narco más buscado del mundo y convirtió los túneles en sus máximos aliados: los construyó para trasladar droga, los usó para moverse durante sus trece años prófugo e hizo uno a su medida para escapar la última vez de prisión.
Apodado “El Chapo” por su baja estatura, Guzmán Loera se inició muy joven en el mundo de las drogas. Empezó como campesino en plantíos de marihuana en su natal Sinaloa (noroeste), pero su astucia lo llevó a construir un imperio y a encabezar el mayor cártel de México.
Gracias al tráfico de drogas, Guzmán llegó a convertirse en uno de los hombres más ricos del planeta y también en uno de los más perseguidos. Varios fiscales han reconocido que Chapo es uno de los narcotraficantes más inteligentes que han enfrentado.
La primera fuga, el 19 de enero de 2001, la hizo escondido en el cubo de la ropa sucia de la cárcel de Puente Grande, Jalisco (oeste), y la última, el 11 de julio de 2015, a través de un túnel de un kilómetro y medio cavado bajo la ducha de su celda en el Altiplano, a unos 90 kilómetros de la capital mexicana.
Pero antes de jugar en las grandes ligas de la criminalidad, Guzmán pasó su infancia en los agrestes campos de Sinaloa, un estado que ha sido cuna de los grandes narcotraficantes mexicanos.
Nacido el 4 de abril de 1957 en el seno de una familia de agricultores del municipio serrano de Badiraguato, a finales de la década de 1960 Chapo abandonó sus estudios en sexto grado para trabajar en los cultivos de amapola y marihuana.
Más tarde, en la época en la que el consumo de drogas crecía en Estados Unidos con el movimiento hippie, el joven Guzmán fue reclutado por Miguel Ángel Félix Gallardo, apodado El Padrino o El capo de capos y considerado uno de los precursores del narcotráfico en México.
Una de las primeras misiones de Guzmán fue contactar a narcotraficantes de ciudades colombianas como Medellín, coincidiendo con el auge del cártel de Pablo Escobar, donde El Chapo tejió alianzas privilegiadas para proveerse de cocaína y exportarla principalmente al vecino Estados Unidos.
Tras la captura de Félix Gallardo en 1989, Guzmán fundó su cártel de Sinaloa y lo convirtió en la agrupación narcotraficante más poderosa de México.
El Chapo escaló en el mundo de la mafia gracias a su talento para los negocios y su sangre fría para ordenar sanguinarios ataques contra sus adversarios.
El capo lograba escabullirse de sus captores gracias a puertas reforzadas con acero en sus residencias y a un sistema de túneles secretos que, incluso, escondía debajo de la bañera.
Ante su habilidad escapista, muchas historias y rumores se han tejido en torno a Guzmán: que se había hecho una cirugía o que acudía a conocidos bares donde se cerraban las puertas y se recogían celulares a los asistentes, a los que después se les pagaban las cuentas. Lo que sí se sabe es que gran parte de su familia sigue en Sinaloa, incluida su madre.
Menos clara ha sido su vida sentimental: al parecer Guzmán ha tenido tres esposas, la más reciente es Emma Coronel, una reina de belleza de Durango con la que se casó en 2007 cuando ella cumplía 18 años. La mujer fue condenada en noviembre pasado a tres años de prisión por ayudar a operar el imperio criminal multimillonario de su marido y por participar en una de las fugas de prisión. Al Chapo se le atribuyen diez hijos, uno de ellos asesinado a balazos en 2007.