Después de la breve tregua del martes, la jornada de ayer arrancó con 32 grados de térmica a las ocho de la mañana y desde bien temprano volvieron los cortes masivos de luz, que emparejaron el humor social con la temperatura. Cuando parecía que iban a dar respiro los cortes de media tensión (que afectan a una mayor cantidad de usuarios), se malogró uno de los interruptores de un centro de distribución de energía ubicado en Moreno y San Luis y gran parte del macrocento quedó a oscuras a las 8.15. Horas más tarde dos fallas más pusieron en jaque a la Empresa Provincial de la energía (EPE), que si bien logró tener resueltos los problemas de media tensión a la mañana, seguía trabajando al cierre de esta edición con una nueva zona afectada, que registraba falta de energía desde las 15.
Por lo pronto, anoche se fueron a dormir sin luz aquellos vecinos que sufren cortes por baja tensión.
Pero más allá de los cortes, lo que se sumó al caos de la electricidad durante la jornada de ayer fue la reacción social, y un grupo de vecinos de la zona cortó el tránsito en la esquina de Buenos Aires y Riobamba, una de las principales arterias de acceso al centro para quienes viven en zona sur.
Además, la vocera de la EPE salió al cruce y denunció que las cuadrillas de la empresa estaban sufriendo “maltratos, robos y hostilidades” por parte de los usuarios, por lo que desde la compañía tuvieron que tomar cartas en el asunto (ver recuadro).
Es que los ánimos se caldearon a primera hora, cuando a las 8.15 en el Centro de distribución Dorrego, ubicado sobre San Luis y Moreno, falló uno de los elementos de maniobra (alternadores del tablero), dejando sin servicio a los clientes de un radio delimitado por avenida Pellegrini, Pueyrredón, San Lorenzo, Córdoba y Mitre, una superficie que representa gran parte del núcleo comercial de la ciudad.
Si bien desde la EPE aseguraron que el informe que describe las causas del problema iba a estar finalizado esta mañana, hasta ayer se barajaban múltiples alternativas que incluían desde el exceso de humedad hasta un cortocircuito por sobrecarga. “En este caso no se puede hablar de falta de inversión puntualmente en el Dorrego, porque se actualizó y reparó en el último año”, explicó Antruejo y aclaró que el 92 por ciento de los afectados ya habían recobrado el servicio a las 11 de la mañana, mientras que el resto tuvo que esperar hasta las 13.30.
Se sumaron al epicentro del corte, algunas fallas más por media tensión en Pasco y Magallanes, 27 de Febrero y Circunvalación y el radio Liniers, Ituzaingó y Cullen. Todos los inconvenientes pudieron ser resueltos pasado el mediodía, pero no hubo tiempo para descanso, porque a las 15 se registró un nuevo apagón en la zona de Belgrano, Pellegrini y Colón y un segundo en Montevideo, Pasco y Perú.
Se cansaron
Después de sufrir un corte de luz desde las 20, un grupo de diez vecinos de Buenos Aires y Riobamba sacó las mesas afuera y cortó el tránsito “hasta que vuelva la luz”.
La medida fue impulsada por varios comerciantes, que dijeron haber sufrido otras interrupciones prolongadas en el servicio hace quince días, perdiendo toda la recaudación del día.
“No dormí en toda la noche pensando en que hoy no iba a poder trabajar”, declaró la dueña de una panadería de la zona. Por su parte, Luis, titular de una rotisería, denunció que es la segunda vez que debe tirar una heladera entera repleta de mercadería.
A la cola por hostilizar
Diana Antruejo, vocera de la EPE, pidió a los usuarios “comprensión y solidaridad” y denunció que en las últimas semanas se incrementó la hostilidad y los malos tratos recibidos por los operarios de las cuadrillas que realizan reparaciones en la calle. “Muchos trabajadores fueron robados y maltratados. Tuvimos en algunos casos que acompañarlos con custodia policial”, señaló
Antruejo, y pidió en este sentido consideración para los empleados, “que se encuentran trabajando en condiciones difíciles, de sol a sol, soportando las altas temperaturas del clima y del entorno”.
Es que tanto en Solís y Tucumán, como en Lavalle al 2900 y Callao y Presidente Quintana, entre otros lugares, efectivos policiales tuvieron que resguardar la seguridad de las cuadrillas del odio de los vecinos.
“Por la violencia tuvimos que bajar una orden que los trabajadores deben respetar a rajatabla: ante la primera señal de hostilidad deben dejar el lugar, y ese reclamo pasará al último lugar en la lista de prioridades”, advirtió Antruejo.
La vocera tampoco se mostró tolerante con los cortes de calle, que si bien se vienen dando de forma aislada desde la semana pasada, hicieron ruido ayer a partir del corte que llevaron a cabo los vecinos de Buenos Aires y Riobamba.
“Si por cada aumento, falla o cuestión con la que no estamos de acuerdo vamos a salir a manifestar y cortar calles, la ciudad sería un caos. Entendemos que todos queremos tener electricidad, pero la realidad es que es un problema nacional y se debe tener paciencia”, apuntó Antruejo.