Emanuel Brítez y el cuerpo técnico de Central no tienen empatía. Y por este motivo las partes tomaron la decisión de que el jugador se entrene a contraturno del plantel, una decisión que obviamente abre un interrogante muy grande en cuento a la continuidad del lateral en Arroyito.
La convivencia entre Brítez y parte del cuerpo técnico es tan mala que llegó a un punto de ruptura que, según dejaron trascender desde el entorno de Cristian González, el defensor pidió no seguir en el club.
Más allá de esto, el vicepresidente Ricardo Carloni habló en distintos medios y optó por la mesura en cuanto al tema, buscó apaciguar los ánimos, aunque esto parece irremediable.
Y el intento de calma de los dirigentes no es casualidad. Es que el ex Unión tiene contrato vigente con la institución y por ende una posible salida deberá hacerse a cambio de una venta. Vale recordar que Central adquirió el 50 por ciento de los derechos económicos del defensor a mediados del año pasado y el contrato finaliza en junio de 2022.
Según le confiaron a El Ciudadano, el futbolista no está de acuerdo con la forma de trabajar del cuerpo técnico ni con los parámetros de disciplina establecidos por el Kily cuando comenzaron los trabajos en el predio de Arroyo Seco.
¿Por qué se llegó a esta situación? Hace un par de semanas trascendió que el jugador había discutido con un colaborador cercano del entrenador. Este entredicho provocó que el presidente, Rodolfo Di Pollina, se reúna con las partes en Arroyo Seco para anoticiarse sobre qué era lo que había ocurrido y acercar posturas. Luego de este cónclave, el propio Brítez se encargó de “bajar los decibeles” a través de su cuenta en la red social Instagram y aseguró que todo lo que se decía eran sólo “rumores”. Pero la presencia de Di Pollina y lo que sucedió después, demostró que estaban lejos de serlo.
La semana pasada, más precisamente el miércoles, se generó un nuevo hecho lo que provocó lo que hasta ahora es una ruptura definitiva.
Dos días más tarde del nuevo episodio, el jugador no quiso hacer la misma rutina que sus compañeros, y el sábado las partes decidieron que a partir de esta semana el lateral entrene separado de sus compañeros.
La situación parece no tener vuelta atrás, al menos por parte del cuerpo técnico. El futbolista prefiere mantenerse alejado de los medios y solamente utiliza las redes sociales para hacer algún que otro posteo con fotos suyas entrenando. La única posibilidad de que todo retome a los carriles normales es que Brítez acepte la forma de trabajar del cuerpo técnico y que revea su postura, ya que el resto de sus compañeros no ha tenido ningún tipo de inconvenientes con el entrenador, ni con ninguno de sus colaboradores, y todos están muy a gusto con el día a día.
La dirigencia aguarda expectante el final de la novela. Pero lo que tienen en claro es que para dejar ir al futbolista tiene que haber una contraprestación que incluso exceda a los 500 mil dólares que erogaron cuando adquirieron el 50 por ciento de su pase.
Por ahora ni el jugador, ni su agente, Christian Bragarnik, han dado señal de que haya un club interesado por contar con sus servicios. Y si la plata no aparece y no hay alguna oferta, será Brítez quien deberá aceptar la forma de trabajo del cuerpo técnico. O se quedará sin jugar.