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Cosquín: un homenaje a la música para promover ciudadanía

En la sexta luna del Festival de Cosquín, la delegación de Santa Fe presentó la obra “Mujeres argentinas” de Ariel Ramírez, cantada por más de un centenar de niños y jóvenes de orquestas provinciales junto a Juan Carlos Baglietto.

Por Javier Hernández/Enviado especial El Ciudadano.

Federalismo, ciudadanía e identidad. Palabras que sueltas no alcanzan a significar todo, pero que puestas en valor suman, promueven y extienden la participación, imprimiendo un nuevo sentido: el de la cotidianidad y la acción conjunta y renovada. La historia de los pueblos también se mide en sus artistas, en la lucha por la supervivencia de la propia cultura de las naciones, en la memoria.

Bajo el lema “Un llamado a nuestra América”, desde el 21 y hasta el 30 de enero se lleva a cabo la 51ª edición del Festival de Cosquín que, por tercer año consecutivo, contó anteayer con la visita de Santa Fe que presentó su delegación, y en sintonía con la Cantata al Brigadier Estanislao López, interpretada en 2010 por Orlando Vera Cruz y un coro de cuarenta músicos, mostró la obra Mujeres argentinas de Ariel Ramírez.

Hace más de cuarenta años, el músico santafesino, junto a Félix Luna, decidió honrar a grandes personalidades femeninas del país, con poemas del historiador musicalizados por el gran pianista. La voz fue la de otra gran mujer argentina: Mercedes Sosa.

A casi un año de la muerte de Ramírez, su música regresó a Cosquín de la mano de una joven generación de artistas, pertenecientes a la Orquesta Sinfónica de Niños de Santa Fe, dirigida por el maestro Alberto Canto, y el Instituto Coral provincial, a cargo de Marisa Anselmo, quienes reinscribieron la historia junto a los músicos Juan Carlos Baglietto y el pianista Adrián Charras.

Ya Félix Luna, citando a Cervantes en  El Quijote, decía que la historia es “émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir…”. Y es así como esas composiciones inspiradas en los ritmos de su tierra supieron combinar de manera única los más variados sonidos de la tierra.

Sobre un imponente escenario que, como en otras oportunidades, hacía alarde del despliegue tecnológico con enormes pantallas de alta definición, plataformas de elevación hidráulica, biombos corredizos y hasta un escenario con plato giratorio dentro del gran escenario principal, en las primeras horas de la madrugada de ayer se corrieron las bambalinas que descubrieron a mas de 150 niños y jóvenes, todos vestidos de negro, que escuchaban la introducción que daba inicio al espectáculo santafesino.

“Le dijeron sí al país y no al autoritarismo y al despojo. Las que trabajan por su dignidad y la de sus hijos, están todas, las hijas, madres, amadas y amantes, las que se levantan cada día en inventan una posibilidad, crean la mañana, se guardan el tiempo en el bolsillo y siguen adelante cuando el sol se va y se meten en la cama para soñar la aventura de vivir. En Juana, Alfonsina, Dorotea, la Gringa y Mariquita está todo lo que somos: la independencia y el valor, el amor y la poesía, la identidad y la tierra, la integración y la convivencia. Algunas llegaron más allá del mar, las pieles claras, los ojos azules, las manos blandas. El monte las recibió de mala gana, pura espina, ninguna flor, pero su fuerza gringa domó al Chaco y el Chaco las tomó: fueron gringas chaqueñas”, pronunció la voz en off de Quique Pesoa, sobre textos de Marta Coutaz.

Sin embargo, las cientos de voces que en una armoniosa fusión tímbrica brillaron durante los primeros temas se vieron afectados por severos problemas de sonido, que obstaculizaron el clima creado por el espectáculo integral. De todos modos, sería durante la interpretación de la zamba “Alfonsina y el mar” (la única recreada por Juan Carlos Baglietto), donde el desperfecto técnico llevaría al público a manifestar su malestar para con el problema de sonido.

El repertorio, acompañado por videoanimaciones, se desplegó continuamente en la pantalla principal y siguió con la milonga “Dorotea la cautiva”, la refalosa “En casa de Mariquita”, la zamba “Alfonsina y el mar”, y la cueca “Juana Azurduy”, que selló la presentación provincial, aplaudida de pie por más de diez mil personas que poblaron la plaza Próspero Molina.

Para después quedaría una suerte de descarga pública en la voz del maestro de ceremonia Marcelo Simón, quien se pronunció sobre los “severos problemas con el sonido” que habrían obedecido al fuerte temporal desatado la noche anterior, aunque más tarde la empresa responsable informó que todo se debió a un mal manejo de la consola de monitoreo.

Luego fue el turno de un reconocimiento de la Comisión Municipal de Folclore a la delegación de Santa Fe, que recibió una plaqueta conmemorativa en manos de la ministra de Innovación y Cultura, Chiqui González, y el secretario de Innovaciones Culturales, Alejandro Tejeda.

Previamente, en la conferencia de prensa, la directora del Instituto Coral, Marisa Anselmo, sobre la elección del repertorio, había dicho: “Las obras elegidas obedecían a cuestiones estrictamente musicales que permitían mostrar a los tres coros y toda la orquesta”. Por su parte, Chiqui González remarcó en el mismo ámbito la importancia de dar lugar a tantos músicos que recién comienzan, en una experiencia que recordarán siempre: “Sumar ciudadanía es decir que nunca es impensable que en el escenario de Cosquín actúen un grupo de niños y jóvenes; ésta es la primera vez, y eso es sumar ciudadanía y es futuro”.

En el año en que Santa Fe celebra el Bicentenario de la Gesta Artiguista, González confió: “Éste es un homenaje al músico Ariel (Ramírez) pero también a la niñez y adolescencia santafesinas; reivindica al otro, al provinciano”. Y destacó: “El repertorio, a su vez, reivindica a la mujer argentina que luchó en distintos momentos de la patria”.

“Le guste a quien le guste, en Cosquín, todas las noches podemos recordar que somos tan múltiples, tan diferentes. La cultura es diversidad y la música es la integración total de esas diversidades. La música es el lugar donde todos pueden sentirse unidos porque genera no sólo belleza y solidaridad, sino que también sirve para enseñar muchísimas cosas que tienen que ver con los valores, la historia, las ciencias sociales, la enseñanza de la convivencia y la democracia”, dijo la ministra.

La sexta luna coscoína contó además con presencias de destacados músicos como Jairo, Juan Falú, Suna Rocha, Emiliano Zerbini, Huayra, Antonio Tarragó Ros, las Hermanas Vera y Los de Imaguaré, el ballet Lo Lamento por la Baldosa, Juan Rueda, Quebracho, Los Jilgueros, el humor de Cacho Buenaventura y el show de Raly Barrionuevo.

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