Un equipo de biólogos y biólogas de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) confeccionaron un breve diccionario visual, basado en información científica, para explicar cómo están elaboradas las vacunas y qué efecto desarrollan en el organismo, con el objetivo de contrarrestar las fake news.
«Lo importante es que la gente busque información avalada de forma científica sobre las vacunas y no se basen en opiniones maliciosas, porque para realizar una publicación en una revista científica hay un proceso de depuración muy grande», explicó hoy a Télam el biólogo Horacio Martín Pallarés, becario doctoral del Conicet en el Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL).
Pallarés, integrante del equipo de la FIL que desarrolló los primeros test serológicos para detectar la Covid-19 en la Argentina, fue uno de los artífices de este diccionario visual de vacunas junto con los biólogos Santiago Sosa, Julia Ratowiecki y Florencia Moses.
«Es de vital importancia democratizar el conocimiento científico para que cada ciudadano y ciudadana tenga una mirada crítica e independiente frente a tanta información y pueda tomar decisiones racionales basadas en evidencias», indicó Sosa, becario doctoral del Conicet en el Laboratorio FIL y quien participó en la fase inicial del desarrollo del suero equino hiperinmune para tratar pacientes con coronavirus.
«Nuestra iniciativa surge tras compartir historias de conversaciones con familiares y amigos en las que se repetía la desconfianza por las vacunas contra Covid-19. Notamos que esto se debía mayoritariamente a la desinformación que había respecto de la seguridad y la eficacia de las vacunas y, también, a una estrategia de infodemia y fake news (noticias falsas)», agregó Pallarés, en un comunicado de la agencia CyTA.
Dado que las vacunas contra el coronavirus se realizan con diferentes tecnologías y teniendo en cuenta que la cantidad de información sobre los desarrollos podía llegar a ser muy abrumadora, procuraron «generar información en un formato más amigable y aprehensible», destacó en el documento Moses, quien realizó su tesis de licenciatura en el Laboratorio de Inmunopatología en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme).
Diapositivas visuales que pueden verse en https://drive.google.com/drive/folders/14z9rTvt-K3vjSVhTID5VfPRd9E5iqV6Q, explican cómo están conformadas las vacunas de Oxford-AstraZéneca, SputnikV, Pfizer-BionTech, Moderna y Sinovac.
«Para AstraZéneca y SputnikV se emplean adenovirus modificado para transportar a nuestra célula la información para producir la porción externa del coronavirus pero sin tener la capacidad de reproducirse», detalla una de las diapositivas.
Otra filmina describe que la vacuna de Pfizer y BionTech y la de Moderna se elaboraron con ARN, «el lenguaje en el que se inscribe la información en los coronavirus».
«Con este idioma le podemos indicar a células de nuestro cuerpo cómo construir pedacitos de coronavirus, y así pueden producir la parte externa de este virus», apunta.
Por su parte, la vacuna de la farmacéutica Sinovac se basa en un virus inactivado, la estrategia más clásica para generar inmunización.
«Consiste en someter al coronavirus a procesos que eliminan su material genético, y el cuerpo se expone al virus completo sin la capacidad de infectarse ni multiplicarse», aclara el diccionario científico.
Con respecto a quienes consideran que las vacunas tienen efectos «peligrosos», Pallarés explicó que, durante el desarrollo de las fases clínicas, se realiza el estudio de todos los efectos secundarios posibles tras la vacunación.
«Es esperable que aparezcan algunos síntomas como consecuencia de la respuesta inflamatoria, por ejemplo febrícula y dolor de cabeza», dijo.
El biólogo aclaró que, una vez aprobada la implementación de cualquier fármaco, en este caso vacunas, «el laboratorio que lo desarrolla tiene la obligación legal de hacer un seguimiento sobre su eficacia y sobre sus efectos secundarios».
Pallarés, Sosa, Moses y Ratowiecki afirmaron que la vacunación masiva «es la única manera segura de generar inmunidad colectiva, debido a que impulsa la generación de anticuerpos protectores contra la infección viral y limitan su propagación».
«Sin embargo, hasta que no se vacune a una porción significativa de la población, es importante que se vacune primero a los grupos más expuestos para restringir los focos de infección (por ejemplo, personal de salud) y, luego, a la población de mayor riesgo», agregaron.