“Me levanto y puedo mirar los árboles”. “Nos entusiasma construir nuestro barrio”. “Quiero que mis hijos anden en bici”. “Es la única posibilidad de acceso a la vivienda propia”. Uno de cada cuatro habitantes del Gran Rosario vive fuera de la ciudad cabecera del aglomerado. Funes, Roldán y Granadero Baigorria son algunos de los destinos elegidos por muchos para asentarse. Mientras Rosario sigue siendo el núcleo de trabajo y actividades de la región, las ciudades aledañas crecen todos los años. La tranquilidad y la posibilidad concreta de construir la vivienda propia son los motivos principales por los que los rosarinos se van unos minutos más lejos de la gran ciudad.
“Siento que Funes es mi cable a tierra”. Mauro Aguilar es periodista, está casado, tiene dos hijos y vive en Funes desde enero de 2007. Cuenta que decidió mudarse por dos factores: el deseo de más tranquilidad y encontrar fuera de Rosario la única forma de acceder a la casa propia. Los motivos se repiten caso por caso: césped, paz y bolsillo. “Nos resultó más fácil construir en Funes que comprar casa en Rosario”, esgrime. A la posibilidad de poder tener un hogar se le suman los factores que hacen a una vida nueva: silencio, menos tránsito, un clima más puro. “Estoy enamorado de lo que ofrece esta ciudad”, sentencia Aguilar. “Me costaría horrores abandonar estas costumbres, perder lo que me rodea”.
Mauro es uno entre miles: la población de Funes creció un 237 por ciento en los últimos 30 años, según datos oficiales del Ipec. En la actualidad se desarrollan más de 20 nuevos barrios (entre los que se acaban de terminar de comercializar y los que aún están a la venta) residenciales y cerrados, que en total suman más de 7 mil lotes. El propio municipio vecino estima que en más de 10 años Funes ya superará los 50 mil habitantes, de los cuales un gran porcentaje serán los que eligieron escaparse de la gran urbe.
Sabina es comunicadora social y empleada en una empresa de telefonía. Vivió en Rosario hasta mayo de este año. Ahora alquila en Funes, con su novio, mientras construye su casa en Roldán con la ayuda del crédito Procrear. “Alquilar en Funes, con pileta, con césped, me sale lo mismo que un departamento en el centro de Rosario. Yo no lo dudo”, dice. Sabina suena enamorada de la vida que eligió tener, un poco más lejos del resto, pero con la posibilidad de levantarse sin los bocinazos que dejó en el centro de la ciudad. Los árboles, la calma, la posibilidad de salir a caminar, tener un perro, los hijos que vendrán con la posibilidad de jugar y salir a andar en bici. “No lo dudo”, reitera.
La casa que Sabina y su pareja están construyendo en Roldán está ubicada en el barrio Acequias del Aire, uno de los tantos loteos residenciales que tuvieron problemas para que los dueños pudieran escriturar sus terrenos. Durante el conflicto, los propietarios se tornaron vecinos y muchos de ellos, amigos. “Es un plus mudarse con amigos”, resaltó Marcos, vecino de Sabina. “Ya me imagino cruzarme de calle a saludarlos, charlar. Estamos construyendo una comunidad. Acá tenemos la posibilidad de cambiar y crear las cosas; en la ciudad, no”, añade.
Marcos es farmacéutico y también construye en su terreno tras obtener el crédito Procrear. “Compramos un lote para invertir, pero el crédito nos dio recursos para poder construir. Estamos muy tentados por la calidad de vida que vamos a tener en Roldán”, explica. Marcos y su pareja viven en Rosario desde hace siete años, los dos vienen del interior de la provincia. Con el paso de los años, comenzaron a surgir nuevos proyectos de vida y eso implica pensar en dejar el departamento por la casa propia, más espacio en la casa, césped, aire renovado, caminar, salir a jugar.
“Vivir en Roldán no fue repentino. En 2010 invertimos comprando los terrenos. Frecuentamos el lugar, hasta que empezaron a crecer las ganas de ir y no volver. Hay que tener en cuenta, además, que los precios para acceder a la vivienda en Rosario están fuera del mercado. Es imposible para nosotros, que somos trabajadores comunes y corrientes, comprar una casa en la ciudad”, afirma.
Alejo Diz también es periodista y forma parte del grupo de amigos/vecinos de Acequias del Aire, junto con Sabina y Marcos. Vale la redundancia: Alejo y su mujer llegaron a Roldán por cuestiones económicas pero el contraste con Rosario llegó a ser una motivación igual de fuerte: “La diferencia es abismal. Vivimos en el centro, entre tantos ruidos. Con Roldán hay un contraste muy fuerte en el entorno. Además, acá tenemos la posibilidad de construir nuestro barrio. Formamos parte del todo y eso nos entusiasma mucho”.
Hace 30 años más del 80 por ciento de la población de la región vivía en Rosario, mientras que hoy esa cifra bajó al 76,5 por ciento, apuntó el director provincial de Estadística y Censos, Jorge Moore. Los cambios en el Gran Rosario son el resultado de la suma de los crecimientos poblacionales. La cantidad de habitantes de la zona subió un promedio del 25,7 por ciento en las últimas tres décadas. “Con su incremento del 18,9 por ciento, Rosario es la única del aglomerado que creció por debajo del promedio”, detalló el titular del Ipec.