Claudio Mardones – Tiempo Argentino
Desde que las primarias rompieron el cristal de su marketing político, Mauricio Macri afronta el peor momento de su gestión de gobierno y la mayor crisis de liderazgo que ha vivido desde que inició su carrera. Para mitigar la aceleración de la crisis que estalló el lunes, el presidente desdoblará su plan de emergencia en dos fases para llegar a diciembre y buscar revertir la aplastante derrota que sufrió frente a Alberto Fernández. La primera fase estará concentrada en darle sobrevida a su gestión con medidas paliativas por goteo, junto al reemplazo del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por su par bonaerense, Hernán Lacunza.
El enroque en la cartera económica, a cuatro meses de la finalización del mandato presidencial, cierra 72 horas de versiones sobre el reemplazo de Dujovne. El excolumnista del programa Odisea Argentina presentó la renuncia el martes, pero la Casa Rosada oficializó el texto este sábado en la tarde, poco después de que sus voceros deslizaran que Lacunza estaba a bordo del Tango – 10 a pedido de Macri. Sin embargo, la confirmación del nuevo ministro de Hacienda provino de La Plata. Fue María Eugenia Vidal una de las impulsoras del nombramiento de Lacunza.
La gobernadora bonaerense mantiene ásperas diferencias con Dujovne desde mediados de 2018 y todavía le reprocha en privado la falta de actualización por inflación del Fondo del Conurbano que el ahora ex ministro desoyó. La incorporación del jefe de la hacienda provincial en el ministerio que juega un rol clave para la interlocución con el FMI sucede pocos días antes de la misión de auditoría de cumplimiento del acuerdo stand by por 57.000 millones de dólares que contrajo Macri el año pasado. También ocurre cuatro días después de la fecha de renuncia de Dujovne, confirmada por su entorno.
El dato fue omitido por la Presidencia, pero demuestra que Macri busca nuevo ministro de Hacienda desde el miércoles, sin que nadie quisiera hacerse cargo de esa papa caliente. Ante la ausencia de candidatos mejores, este sábado cedió ante la propuesta que Vidal hizo junto a su par porteño Horacio Rodríguez Larreta. Se trata de los dos principales críticos que tiene la mesa chica sobre la conferencia que ofreció Macri el lunes y de la estrategia de “redoblar la apuesta”, luego de la derrota. También son críticos de Dujovne, cuya partida debilita la influencia del jefe de Gabinete, Marcos Peña, el otro destinatario de la furia interna por el desarrollo de la campaña y por el derrotero de la gestión de la economía. En la Casa Rosada eludieron precisar si el enroque de Dujovne por Lacunza es el primero de una serie de cambios en el gabinete, mientras que en La Plata insistieron en que el ministro saliente recién oficializó su partida este sábado.
Mientras el presidente buscaba nuevo encargado para Hacienda, se puso al frente de los paliativos para “tapar el agujero que nos dejó la devaluación del lunes”, según explicó uno de los acérrimos críticos de la estrategia sostenida por Peña y el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, que hasta el lunes estaban convencidos de responsabilizar a los votantes de la oposición y a sus candidatos de la nueva corrida cambiaria que llevó la paridad del dólar de 43 pesos a 63 en un solo día. La estampida fue el margen final de tolerancia para un ministro que llegó al cargo con un billete estadounidense a 16 pesos y que, a pedido de Macri y Peña, buscó cumplir a cualquier costo con las metas impuestas por el Fondo y jactarse de sobrecumplirlas. Mostró la misma posición esta semana, durante las reuniones que encabezó el presidente, mientras intentaba salir de la crisis personal que comenzó el domingo, pero que empeoró el martes, cuando advirtió que el desquite público del lunes había fortalecido a la oposición, conmovido a los pocos indecisos que quedaban por seducir y desilusionado a sus propios votantes que, hasta el revés del domingo, estaban dispuestos a acompañarlo a pesar de la derrota.
Por esa razón Dujovne asistió en silencio a la serie de medidas que siempre desaconsejó junto con Peña. Ante la ramificación de la crisis, y la paralización de la economía por la estampida del dólar, Macri cedió a los ásperos planteos de Larreta y Vidal y le abrió el juego en materia de política económica a ministros que tenían acceso vedado, como el titular de la cartera de Interior, Rogelio Frigerio y el de Producción y Trabajo, Dante Sica. Son dos malheridos y antagonistas de la gestión Dujovne desde que suscribió el primer acuerdo con el Fondo. Ambos, junto a Larreta y Vidal, esta semana se encargaron de acelerar la aplicación de paliativos ante el desarrollo de una cuenta regresiva que se choca con los tiempos de la campaña electoral. Según el cronograma legal arranca de nuevo el 22 de septiembre, siete días antes de las elecciones ejecutivas de Mendoza, gobernadas por el radical Alfredo Cornejo. El titular del Comité Nacional de la UCR fue el primero en desmarcarse del mutismo presidencial durante las PASO del domingo y encabezó las voces internas que exigieron un giro en la política económica, o tomar medidas más drásticas, como usar las reservas del Banco Central para evitar el desastre. Detrás de la furia verbal del cacique boiniblanca está el temor que padece ante la posibilidad de que su delfín, Rodolfo “Rody” Suárez, sea derrotado por la postulante del Frente de Todos, Anabel Fernández Sagasti.
Si los temores de Cornejo se confirman, las elecciones que puso en esa fecha como una escala segura para mantener el control de la provincia, se podrían transformar en otra pesadilla para Macri, por la debilidad manifiesta de su gestión económica ante los reveses electorales. Evitarlo dependerá de los giros que pueda efectuar Lacunza apenas jure en el Salón Blanco, aunque su principal misión será dotar de recursos económicos a la gestión de Vidal, empezando por la actualización del Fondo del Conurbano de 19.000 millones adicionales a los 40.000 que ya recibió para este año. Por fuera de las necesidades bonaerenses, que ese reclamo tenga éxito dependerá del primer round que deberá afrontar el flamante ministro de Hacienda: recibir a la misión del Fondo esta semana, con un pelotón de técnicos que recién comenzarán a conocerlo y que le pedirán garantías a Macri para saber qué derrotero está dispuesto a afrontar y hasta donde quiere tirar de una soga que se consume por sus propios errores de gestión.