En un universo deportivo donde la costumbre es escuchar discursos vacíos, cada vez que alguien se sale del libreto despierta atención. Y en la entrega de los Premios Laureus, que se llevó a cabo el lunes en el Verti Music Hall de Berlín, hubo empate en la votación y fueron dos los elegidos como mejores deportistas del 2019: uno fue el rosarino Lionel Messi, quien se convirtió en el primer futbolista en ganar el “Oscar del deporte”. El otro galardonado fue el piloto británico Lewis Hamilton. El argentino no estuvo presente y mediante un video agradeció a la Academia y a su familia. Pero inglés sí se salió del discurso común y habló de diversidad.
“Crecí en un deporte que le ha dado significado a mi vida. Soy muy agradecido. Pero también crecí en un deporte que tiene muy poca diversidad. Es un tema que tenemos que enfrentar. Es responsabilidad de todos de usar nuestra plataforma para empujar por la igualdad de género, inclusión de los géneros y tratar de ser sensibles y representar a cómo es el mundo hoy”, dijo Hamilton, piloto seis veces campeón del mundo.
¿Dónde radica la importancia de resaltar este tipo de testimonios? El deporte expresa también las construcciones de género. Que los y las referentes de las diferentes disciplinas hablen de estos temas pone directamente en jaque las estructuras internas que reinan desde hace tanto. Y el mensaje alcanza a millones de personas. Cuando los deportistas de élite y referentes alzan la voz, ayudan a masificar los mensajes.
Y a eso apeló Megan Rapinoe, jugadora de la Selección de Estados Unidos y elegida Balón de Oro de 2019. “Quiero gritar: ‘Cristiano (Ronaldo), Leo (Messi), Zlatan (Ibrahimovic), ¡ayúdenme!’ ¡Estas grandes estrellas no participan en nada cuando hay tantos problemas en el fútbol masculino!”, pidió Rapinoe. “¿Tienen miedo de perderlo todo? Podrían creer eso, pero no es verdad. ¿Quién quitará a Messi o Ronaldo de la historia del fútbol mundial por una declaración contra el racismo o el sexismo?”, declaró la estadounidense.
Hace apenas unos días se conoció la historia de Nicolás Fernández, jugador de la Liga Cultural de La Pampa, quien es hasta el momento el único futbolista en actividad en nuestro país que salió del clóset, no sin antes atravesar por diferentes situaciones de violencia: dejó su carrera de adolescente y soportó insultos, hasta que a los 24 años declaró su orientación sexual: “En el fútbol es tabú”.
En la nota, realizada por Roberto Parrottino de Tiempo Argentino, Nicolás reveló cómo fue el momento cuando se lo contó a sus compañeros de equipo: “Estaba en el vestuario y los tomó a todos por sorpresa. Fue en Deportivo Rivera. Estaba jodiendo con el capitán. Y me sorprendió, adelante de todo el plantel: ‘¿Y vos qué onda? ¿Te gustan los chicos o las chicas?’, me preguntó. Se ve que había estado averiguando. Se hizo un silencio. Y les dije que había estado en pareja tres años con un chico y que si alguno tenía un problema, me lo dijera. Y si no, que acá no había pasado nada. Fue simple y los muchachos aceptaron sin ningún problema. Me sentí aliviado”.
Hablar de diversidad también es contar la historia de Mara Gómez, jugadora de Villa San Carlos. Mara está a la espera de la aprobación de su fichaje en la AFA, lo que la convertiría en la primera futbolista trans del campeonato de Primera de fútbol femenino. O la de Marcos Rojo, el primer varón trans en integrar un equipo de fútbol en Unión del Suburbio, equipo que milita en la Liga de Gualeguaychú.
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Este miércoles, como todos los 19 de febrero, se conmemora el día internacional contra la homofobia en el deporte. La fecha es en homenaje a Justin Fashanu, un futbolista del Nottingham Forest que se quitó la vida tras declarar públicamente su homosexualidad en 1990 y soportar un verdadero infierno antes y después de salir del closet. Treinta años después la lucha de Fashanu y tantos otros continúa.
