Complicada ingeniería para llegar a un acuerdo con los fondos buitre sumó una nueva opción en las últimas horas. Consiste en que bancos internacionales les presten a las empresas argentinas para que éstas puedan participar en la compra del litigio. El objetivo sería compartir el esfuerzo y al mismo tiempo darles más espalda a los empresarios para que puedan participar de la transacción. Empresarios locales reconocieron este fin de semana último haber recibido propuestas de varios de los bancos que participan para recibir financiación con el objetivo de colaborar a que el país salga del default.
Esta semana sería decisiva para alcanzar un acuerdo que permita pagarles a los holdouts y así permitirle al gobierno que finalmente transfiera los 539 millones de dólares a los bonistas que aún no pudieron cobrar. Se trata de tenedores de bonos Discount con legislación Nueva York, euro y yenes que no pudieron cobrar el cupón de intereses que venció el 30 de junio (tampoco luego de los 30 días de atraso). Si no hay novedades, crecen sustancialmente las chances de que el default se prolongue no sólo hasta fin de año, sino hasta que Cristina de Kirchner termine su mandato en diciembre de 2015.
La semana pasada fue Eduardo Eurnekian, titular de Corporación América, el que reconoció tratativas para participar en la compra del juicio a los buitres.
El empresario dio a entender que habría muchos otros interesados en sumarse a la negociación que están desarrollando cuatro bancos internacionales de primer nivel: JP Morgan, Deutsche Bank, Citi y HSBC.
Sin embargo, no bien comenzaron los acercamientos, quedó claro que los bancos –aún a pesar de su gran tamaño– no estaban en condiciones de poner ellos solos el monto reclamado por los buitres. Allí comenzó a trascender la posibilidad de que se involucren empresarios locales. Y ahora apareció esta nueva variante, que es la posibilidad de financiar en dólares parte de lo que el empresariado local estaría dispuesto a aportar.
La gran incógnita que sigue trabando la operación es si el juicio se compra a pérdida o hay posibilidades de recuperar el dinero en el futuro. El gobierno ya dejó claro que sólo está dispuesto a reconocer el valor del canje, por lo que la pérdida superaría el 70 por ciento. Sin embargo, no se descarta que a partir de 2015 (cuando haya vencido la cláusula Rufo) se pueda negociar una compensación mejor con el Estado.
En definitiva, el complejo panorama de las negociaciones entre el sector privado y los holdouts al momento puede resumirse en los siguientes puntos:
Los últimos rumores que circularon desde Nueva York marcan que Paul Singer podría negociar la venta del juicio por alrededor del 80 por ciento del valor nominal. Es decir que de los 1.500 millones de dólares de la sentencia podrían conformarse con un pago de 1.200 millones aproximadamente.
Los bancos extranjeros sólo estarían dispuestos a comprometer la compra por un monto equivalente a un cuarto del juicio, o sea alrededor de 400 millones de dólares. Pero el monto resulta insuficiente para aflojar a los holdouts y que se reponga el stay.
La posibilidad de participación de empresarios argentinos ya fue blanqueada, al igual que la intención de algunos empresarios que específicamente habrían aceptado participar en esta suerte de “vaquita”. Los bancos extranjeros que están poniendo recursos propios para comprar el litigio también podrían otorgar financiamiento adicional para que las empresas locales puedan participar con mayor holgura.
En todos los casos, el objetivo de comprar la deuda es el beneficio posterior relacionado con la apreciación de los bonos argentinos (hay bancos y fondos extranjeros con fuertes tenencias) pero también la recuperación del financiamiento internacional a tasas razonables.
El gobierno ya dejó claro que no participará de este proceso y que cualquier negociación deberá ser llevada adelante entre privados. Sin embargo, la confrontación con el juez Thomas Griesa le ha dado buenos resultados en términos de aceptación a Cristina y a su ministro de Economía, Axel Kicillof, por lo que no queda claro si hay intención del Estado es salir realmente del default, al menos en el corto plazo.
Circularon algunos nombres de bancos internacionales, particularmente de Brasil, para sumarse al consorcio de entidades extranjeras. Se habló la última semana de la Caixa Federal y del BNDES. Sin embargo, estos rumores circulados por agencias internacionales no fueron confirmados por el momento.