Un joven de 28 años fue ejecutado a balazos desde un auto en Presidente Perón y Ovidio Lagos. El hecho se produjo pasadas la 1.30 de ayer, cuando la víctima salió con su novia del club Newell’s Old Boys y un auto se le puso a la par y le disparó en 6 oportunidades con una pistola 9 milímetros. El muchacho, identificado como Leonardo David Cesáreo, intentó continuar la marcha pero al doblar por Lagos perdió el control de la moto y cayó a los pocos metros, donde recibió el resto de los disparos que le causaron la muerte. Cesáreo era un ladero de Jonatan “Yona” Fernández, vinculado con la comercialización de drogas y también la barra del club leproso. Según fuentes policiales Yona controlaba algunos puestos de venta de drogas y fue asesinado en abril pasado en la puerta de su casa de zona sur de la misma manera que su mano derecha: 6 disparos calibre 9 milímetros.
Voceros de la investigación dijeron que cerca de las 22 de anteayer Leo Cesáreo, de 28 años, llegó a las instalaciones de Newell’s a comer un asado. El muchacho permaneció en la zona de los parrilleros, como lo hacía habitualmente, y su novia se sumó a la comida un rato después. Allí la pareja cenó junto con un grupo de entre 4 y 5 personas. Concluido el encuentro, Cesáreo y su pareja salieron del predio por el portón seis, a bordo de una moto Guerrero Magic celeste, dijeron fuentes del caso. Al llegar a Presidente Perón y Lagos un auto con vidrios polarizados se puso a la par y efectuó un primer disparo. La víctima intentó continuar la marcha por Lagos pero perdió el control de la moto y cayó a la altura de la cortada Emilio Civit. Allí, según presume la pesquisa, le efectuaron el resto de las detonaciones con un arma calibre 9 milímetros.
Según refirió el fiscal Rafael Coria en conferencia de prensa, los investigadores presumen que el vehículo se puso a la par de la moto y cuando la víctima dobló por Lagos el acompañante comenzó a disparar. La moto se descontroló y ambos cayeron al piso. La joven sólo sufrió algunos raspones producto de la caída, mientras que su novio recibió al menos 6 proyectiles de arma de fuego que impactaron en nuca, brazo y tórax.
El funcionario sostuvo que se chequearon las cámaras de seguridad del club, de las que no surge la existencia de alguna pelea previa o alguna situación que pudiera haber derivado en el crimen; incluso sostuvo que se observa la salida de la víctima con absoluta tranquilidad. A su vez agregó que las cámaras públicas que hay en la zona no captaron la secuencia del homicidio: sólo se observó el vehículo donde presuntamente se trasladaban los agresores, que está identificado, aunque prefirió no dar detalles de ello.
A su vez Coria sostuvo que, según la información que brindó el club, Cesáreo no era socio y estaba en el lugar como invitado. El fiscal presume que el vehículo podría haber estado en las cercanías de los parrilleros esperando la salida de la víctima y detalló que en principio no tiene datos para vincular el hecho con una disputa de la barra, aunque esperará al avance de la investigación.
La última caída a la seccional
La víctima, últimamente, no estaba pasando un buen momento: según algunas versiones dormía en un auto que le prestaban. De acuerdo con lo que figura en el fuero penal, contaba con anotaciones penales no condenatorias. El en viejo sistema penal existen causas que fueron archivadas y que datan de 2009 y 2010 por lesiones leves, amenazas simples en dos casos y dos hechos de encubrimiento. Mientras que en el nuevo sistema el fiscal sostuvo que cuenta con investigaciones abiertas por violencia de género, amenazas, portación y algunos abusos de arma de fuego, por lo que requirió a sus pares los legajos fiscales para determinar si estos hechos pueden tener alguna conexión con el crimen.
Una noche de septiembre pasado Cesáreo fue demorado con una mujer y otro hombre luego de tomar un taxi frente al estadio de Newell’s, también después de un asado. El chofer sospechó de sus pasajeros y activó el botón de pánico. Cuando la Policía detuvo el coche en la zona de Paraguay y bulevar Seguí, uno de los ocupantes identificado como Alejandro Daniel P., tenía un arma calibre 9 milímetros por lo que luego fue imputado, mientras que Cesáreo y la mujer fueron liberados.
Leo y Yona
Leo Cesáreo era un hincha con participación en el club de sus amores; algunos trascendidos lo vinculan con la facción oficial, que conduce Diego “Panadero” Ochoa desde su lugar de detención, aunque no lo ubican en su entorno más cercano. Cesáreo estuvo relacionado con investigaciones de la Justicia Federal por drogas y era ladero de Yona Fernández, quien fue asesinado el 1º de abril pasado de 6 balazos calibre 9 milímetros en la puerta de su vivienda ubicada en Padre Giaccone al 1300, cuando salió a tomar un remís y dos jóvenes le dispararon y escaparon en dos motos. Fernández fue parte de la barra de Newell’s y había sido procesado, y luego desvinculado, por balear a un policía en la previa de un frustrado clásico, en las afueras del Coloso del Parque, en enero de 2013.
Según la pesquisa federal, Yona controlaba algunos puntos de venta de drogas en la zona que habitaba y tenía vínculos con la banda de los Monos. Zafó de caer detenido en dos oportunidades el año previo a su muerte, durante dos ruedas de allanamiento que tuvieron lugar en marzo y en diciembre de 2014, a cargo de la Policía antinarcóticos provincial.
En uno de estos procedimientos cayó su amigo y mano derecha, Leo Cesáreo, quien fue detenido con otras tres personas del entorno familiar de Fernández. En esa oportunidad al ladero de Yona le incautaron 154 gramos de cocaína, 128 gramos de marihuana y dinero en efectivo.