Raúl Flores, el confeso autor material del homicidio del dirigente sindical Abel Beroiz, reconoció en rueda de personas a Alejandro Lázaro como uno de los hombres que participaron en la planificación del crimen del tesorero del gremio de los camioneros. El acusado era parte del Sindicato de Camioneros y desarrollaba sus tareas en la seccional San Lorenzo. Dentro de un abanico de medidas probatorias solicitadas por la fiscalía, estaba una rueda de reconocimiento de Alejandro Lázaro, pero su abogado se había opuesto. El argumento que sostuvo el defensor fue que la imagen de su defendido se publicó en un medio local y por eso Raúl Flores lo conocía. Pero el juez de Sentencia Nº 8, Carlos Carbone, desechó el planteo y el lunes se realizó la demorada medida, con un contundente resultado positivo.
El asesinato del tesorero del Sindicato de Camioneros se produjo el 27 de noviembre de 2007 en el subsuelo del estacionamiento del Automóvil Club Argentino, ubicado en San Martín y San Juan, en pleno centro de Rosario. Ese día, Abel Beroiz se dirigía a sacar su vehiculo y fue atacado a balazos y cuchillazos por dos personas. La víctima recibió dos tiros en el pecho y varios puntazos producidos con un cuchillo, con una hoja curva, que le ocasionaron lesiones gravísimas y lo llevaron a la muerte.
La línea de investigación más fuerte en el caso acabó siendo la de una interna sindical. No por motivos ideológicos, sino económicos: el manejo de causas judiciales por accidentes laborales o siniestros viales, que en un gremio como el de camioneros no son una cuestión menor. Así, las pistas llevaron hasta una lista opositora a la víctima. Raúl Flores, un ex convicto que no regresó a la cárcel luego de una salida, fue el primer sospechoso buscado por los pesquisas, y fue detenido en marzo de 2008 en el norte de Santa Fe. Tras su arresto, admitió ser el autor del hecho junto a un menor argumentando como móvil un crimen por encargo.
Luego fue detenido Juan Carlos Del Archiprete, quien pertenecía al sindicato, trabajaba en la seccional Casilda hasta el año 2006 y fue desplazado por Beroiz debido a desmanejos. También fue apresado Julio César Gerez, que se desempeñaba como gestor y habría sido el nexo con Raúl Flores. Otro de los buscados fue Alejandro Lázaro, que pertenecía a la seccional San Lorenzo del gremio y mantenía diferencias con la víctima. El juez de instrucción Osvaldo Barbero libró una orden de captura en su contra y fue detenido cinco meses después en su domicilio. Contra éste acusado las pruebas no eran tan fuertes, aunque durante el proceso se comprobó que conocían a Gerez y a Del Archiprete.
Pero los involucrados en la causa fueron muchos más, aunque con diferente participación en la planificación y ejecución del homicidio del tesorero. La madre del menor que está acusado de acompañar a Flores en el fatal ataque, Marisa Z,. fue imputada de permitir que su hijo participara en el crimen y varios familiares del chico.
Posteriormente al procesamiento de estas ocho personas, todas con distinto grado de participación en el homicidio que va desde la autoria material, la organización y planificación del ataque hasta el encubrimiento, les tocó el turno a otras dos: Raúl L., que era parte del sindicato y mantenía diferencias con Beroiz a partir de un episodio ocurrido en Venado Tuerto (ciudad de origen del tesorero), cuando Raúl L. efectuó un paro durante la inauguración de un camping del gremio. Y Mario L. que hacía las veces de chofer de Raúl L., aunque en relación a estos últimos la causa tramita en una etapa procesal más lenta.
En relación a Alejandro Lázaro, al momento de elevar la causa a juicio, el fiscal consideró que eran necesarios mayores elementos probatorios en referencia a este acusado para el desarrollo del juicio, ya que la prueba colectada hasta el momento era débil. Ahora esta demorada rueda de reconocimiento que fue elocuente suma un elemento más que el magistrado evaluará en la etapa procesal oportuna.