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Crimen de la anciana: más dudas que certezas en la investigación

Una mujer de 70 años apareció con fuertes politraumátismos en su cabeza en el patio de su vecino. El acusado, que es discapacitado visual, niega haberla matado y deslizó otras hipótesis que pidió que se investigaran como una caída accidental o una golpiza por parte de los familiares de la anciana

María del Carmen Arbistondo tenía 70 años, no llegaba a los 50 kilos y apenas superaba el metro y medio de altura. Vivía en Perú al 3000. Frente a su casa, en un pasillo, habita Fabián Roberto C., un hombre corpulento de 54 años con discapacidad visual, que sufre ataques de pánico, es diabético e hipertenso. Lo que se sabe es que María del Carmen fue a visitarlo el domingo a las 20.30 y al día siguiente apareció muerta en el patio delantero de su vecino que da al pasillo. Su familia se enteró al otro día cuando el sospechoso fue a avisarle. Este miércoles lo imputaron por homicidio simple. Por el momento, el fiscal Luis Schiappa Pietra dijo que no encontró elementos para achacar un femicidio. La instancia estuvo presidida por el juez Rodolfo Zvala, quien si bien aceptó la acusación de la Fiscalía, indicó que la evidencia incriminatoria llega a un umbral mínimo y remarcó que faltan muchos resultados de la evidencia recolectada. El magistrado dispuso un arresto domiciliario con tobillera electrónica para Fabián C. por un plazo de 60 días mientras avanza la investigación.

Está claro que María del Carmen fue a la casa de Fabián C. el domingo por la noche. Hay testigos que escucharon su voz pero nadie pudo acreditar una discusión. Incluso la nieta de la víctima dijo que se había cruzado de su vecino. Lo que pasó después generó muchas dudas en la audiencia imputativa, que tuvo lugar este miércoles en el Centro de Justicia Penal.

Para la Fiscalía, el hombre que supo calzarse los guantes de boxeo, golpeó a la mujer con los puños o con un objeto contundente en el cráneo y el rostro, lo que le provocó la muerte. El cuerpo de la víctima fue hallado en el patio delantero de la casa de su vecino.

María del Carmen tenía el tabique quebrado y múltiples traumatismos en la cara y la parte de atrás del cuero cabelludo, dijo Schiappa Pietra. El fiscal contó que había fluidos de color rojo –aún no está determinado qué son– en la heladera y en el piso de la habitación que hacía las veces de cocina. Sobre la mesa había algunas cajas de vino. También encontraron manchas junto al cuerpo en el patio de tierra aunque el investigador aclaró que no había signos de arrastre.

El representante del Ministerio Público de la Acusación prefirió no entrar en detalles respecto al móvil del crimen que maneja como posible hipótesis, aunque dijo que se extrajeron muestras del cuerpo para realizar otros estudios.

También dijo que no está determinada la causa de la muerte. El forense adelantó que pudo haber sido un golpe que la víctima recibió en la nuca o que pudo haberse broncoaspirado con la sangre que despidió de la nariz tras la fractura. El fiscal agregó que espera los estudios histopatológicos para determinar esa información.

Schiappa Pietra confirmó que la muerte de María del Carmen se produjo entre las 23 y las 24 del domingo pasado. Para el fiscal, la agresión empezó adentro y terminó afuera. En cuanto a la ceguera que padece el sospechoso, Schiappa Pietra dijo que hay testigos que contaron que se podía conducir por el barrio y aquella mañana tenía un bolso como para irse. Además, descartó una ceguera total y pidió la prisión preventiva por el plazo de ley.

La declaración del imputado

Fabián C. hizo uso de la palabra y confirmó que su vecina había ido el domingo pasado a su casa. Dijo que era su amiga y la madre de su amigo, quien había muerto, la que le enseñó a bailar cumbia. Contó que la quería mucho y que a veces iba a charlar con él porque estaba muy triste por lo de su hijo. Esa noche se la encontró en la calle y le preguntó si podía pasar a tomar un vino y escuchar unas cumbias porque en su casa, la cual compartía con su nieta, no la dejaban. Le ofreció cenar pero ella se negó. Cuando decidió irse, la acompañó hasta la puerta de salida al pasillo, no se podía tener parada, tambaleaba, aseguró.

Como no pudo encontrar el candado que usa para cerrar la puerta porque no veía, decidió poner una chapa y se fue a dormir. Dijo que estaba cansado, hacía dos días que no dormía, no tenía medicación.

Buscó una botella con agua, un balde y se fue a acostar pensando que María del Carmen estaba en su casa. Al día siguiente se levantó, prendió la radio y fue al patio para descolgar la ropa: «Me llevé algo por delante, algo que no entendí. Pensé que era una frazada, entonces me agache, me arrodillé, empecé a tocar y me di cuenta que era la señora».

El sospechoso dijo que la dio vuelta porque estaba boca abajo e intentó hacerle RCP –como se conoce a las prácticas para la reanimación cardiopulmonar– pero no funcionó. Cuando le quiso tomar el pulso, estaba helada y se cruzó para avisarle a la familia. Después, volvió, sacó una silla y se sentó en el patio a esperar la policía, aseguró.

El sospechoso contó que María del Carmen era propietaria de la casa donde vivía con su nieta y el marido de ésta. Contó que le había pedido que se fueran pero la pareja no tenía donde ir. Dijo que la mujer peleaba con su nieta y sentía gritos como «no me pegues» y arriesgó una hipótesis que pidió que se investigue. «Se fue para la casa y se ve que no pudo entrar». El hombre estimó que se volvió y había una carretilla que era muy pesada y la encontró atravesada. «Se llevó por delante la carretilla», dijo y consideró que al caerse o se golpeó la cabeza y se desmayó o directamente se durmió por la cantidad de alcohol que tenía. También dijo que a lo mejor le pegaron en la casa y se les fue la mano y se volvió o la tiraron en su patio.

El fiscal dijo que la nieta de María del Carmen contó que su abuela se metió de su vecino a las 20.30 y tres horas después la llamó para que volviera y no lo hizo. Dijo que al otro día su vecino se acercó y le dijo que su abuela estaba tirada en el patio.

Contó que el vínculo entre ellos era esporádico. La víctima iba dos o tres veces al mes a limpiar para ganarse unos mangos. Agregó que otra vecina escuchó un ruido fuerte que la despertó tipo 23.30 pero que era habitual escuchar ruidos provenientes de la casa de su vecino. También agregó que tenía como rasguñadas las manos, según algunos vecinos.

Pero la defensora oficial Alejandra Paolini citó dos informes médicos policiales, uno que dice que no tiene lesiones visibles y otro que dice tiene una leve escoriación en un nudillo. Resaltó que no está determinada la causa de la muerte y que en el caso hay más dudas que certezas.

El juez

El magistrado Rodolfo Zvala dijo que la apariencia de responsabilidad está mínimamente acreditada. Si bien, por los datos de la autopsia todo hace suponer una golpiza, no está determinada la causa de la muerte. Y siguiendo la declaración del imputado no se entienden los fluidos rojos en el interior de la casa, pero tampoco hay marcas de arrastre, explicó.

Agregó que faltan muchos resultados por ejemplo: la autopsia, qué tipos de golpes sufrió la víctima, si fue con los puños o con un objeto, o una caída o con esa carretilla. Si el fluido encontrado es sangre y si pertenece a la víctima. No hay una motivación a primera vista. Resta mucho trabajo por hacer de parte de la Fiscalía y la defensa, aseguró.

Si bien aceptó la imputación, evaluó el pedido de medida cautelar y resaltó que a las 9.30 el imputado se cruzó a avisarles a los familiares de la víctima. Tuvo desde las 0 hasta las 9.30 para fugarse y no lo hizo. Por lo que trató de compatibilizar la situación y dispuso una prisión preventiva en forma domiciliaria en la casa de un familiar, con el uso de una tobillera electrónica por 60 días.

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