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Crimen de Marcos Guenchul: detuvieron a Priscila, ex pareja y madre de su hija

La mujer de 32 años fue arrestada este jueves y permanece en su casa debido a que fue madre hace pocos días. Está sospechada de ser instigadora del asesinato del entrenador personal, quien mantenía con ella una disputa por la tenencia de una hija en común. A las 16 se hará la audiencia imputativa

Priscila D. tiene 32 años, fue pareja de Marcos Guenchul, el personal trainer asesinado el pasado 23 de julio en Sucre y Mendoza cuando salía del gimnasio en el que trabajaba, y este jueves fue arrestada en el marco de la investigación de la muerte del joven.

Priscila tiene una hija en común con Guenchul y la tenencia de la misma, más las visitas, fueron motivo de conflictos entre ambos.  Fuentes judiciales informaron que la mujer detenida permanece alojada en un domicilio particular de barrio Acindar con custodia, dado que fue madre hace pocos días. La audiencia imputativa se realizará en el día este 19 de diciembre en el Centro de Justicia Penal a las 16. Interviene el fiscal de Homicidios Dolosos Adrián Spelta.

La anterior novedad del caso fue la imputación al presunto asesino del entrenador personal. Es un hombre que, según el primer imputado, se le presentó y le dijo que le habían encargado «hablar» con la víctima «para que entendiera, para que se dejara de joder con Priscila», su ex pareja y madre de su hijo. El fiscal Adrián Spelta había admitido que la mujer ahora detenida estaba bajo sospecha.

Crimen y detenidos

El entrenador personal de 32 años fue asesinado de un balazo en la cabeza la noche del pasado martes 23 de julio cuando salía de trabajar del gimnasio Progress Fitness, ubicado en Mendoza al 4900, en la zona oeste de la ciudad. Fue baleado cuando se dirigía a la parada de colectivos, para tomar la K.

La Justicia imputó por el caso, el miércoles pasado, a Maximiliano Panero, de 38 años y con un antecedente en su prontuario por amenazas contra una ex pareja. La Fiscalía describió que el 23 de julio último llegó hasta Mendoza y Sucre en un Peugeot 208 propiedad de Caio Santiago Soso, un técnico en seguridad e higiene de 31 años que fue detenido en el aeropuerto de Ezeiza a punto de tomar un vuelo al Líbano. Caio era el novio de la joven detenida este jueves.

Con Soso al volante y Panero a su lado, el Peugeot se detuvo, pasadas las 21 de aquella noche, en esa esquina y sus ocupantes esperaron frente a la parada del colectivo. Estuvieron 49 minutos hasta que la víctima salió del gimnasio de calle Mendoza.

Antes de que Guenchul pudiera tomar la línea K, y luego de que Soso lo señalara, Panero lo abordó y obligó a doblar por Sucre. En paralelo, Soso pasaba el semáforo en rojo y tomaba Sucre. Allí esperó a Panero tras el crimen. Esa es la saga que reconstruyó la acusación.

El agresor condujo a la víctima unos 30 metros por Sucre, le sacó la mochila y le disparó dos veces. Uno de los tiros pegó en la fachada de una casa. El otro, en la cabeza de Guenchul.

Para el fiscal Adrián Spelta y la querella, la motivación del crimen fueron los constantes reclamos que la víctima le hacía a Priscila D. por la hija en común. El funcionario judicial había señalado que la mujer estaba bajo sospecha, aunque en ese momento no tenía pruebas para acusarla formalmente. Tampoco para encuadrar el caso como “promesa remuneratoria”: el encargo a Panero del asesinato, o al menos una amenaza, contra Guenchul.

El amigo del entrenador personal y dueño del gimnasio donde éste trabajaba contó que el único problema que tenía la víctima era con su ex pareja, porque no podía ver a la nena. El conflicto no tenía solución, agregó el hombre, por lo que Guenchul tuvo que recurrir a un abogado.

Las evidencias presentadas contra Panero son en parte similares a las que motivaron la detención de Soso, acusado de transportar al agresor y señalar a la víctima: cámaras de seguridad –una, en particular, de la casa de un vecino–, testigos, confidentes de la relación de la víctima con su ex pareja y datos del auto utilizado. La posterior declaración de Soso dejó a Panero en la mira de los investigadores como el ejecutor del asesinato.

La versión de Soso

El fiscal contó que Soso declaró por más de una hora y dijo que entró a trabajar en la empresa Aguas Provinciales en 2015 y lo hizo hasta 2018. Cuando lo echaron comenzó a trabajar en el sindicato de Obras Sanitarias, donde tienen cargos los parientes cercanos de Priscila, dijo el fiscal.

El sindicato queda en San Luis entre Oroño y Balcarce. Como había siempre mucho movimiento Soso contó que se iba al bar “a cortar la mañana”. Un día cuando salió del local se le presentó una persona que le habló. Le dijo que sabía quién era, lo que estaba pasando y cómo “molestaban” a Priscila, pareja de Soso desde mitad de año, repitió el fiscal.

Sabía de la problemática y le dijo que había gente que quería mucho a Priscila y que “le habían encargado a hablar con este muchacho, con Guenchul, para que entendiera, para que se dejara de joder, para ordenarlo”. Y añadió: “Creo que se entiende lo que quiero decir, advertirle que no la moleste más, que la deje tranquila”. Dijo Soso que no le dio mucha importancia a ese encuentro, ocurrido un mes y medio antes del hecho.

Dijo que el hombre era como un fantasma, se le aparecía de la nada. La última vez le dijo que “había gente detrás de esto, gente pesada”. Soso contó que le dio miedo y el hombre le pidió que le marcara a Guenchul.

El día de crimen, al mediodía, se lo volvió a encontrar y le dijo: “Vamos hoy, vamos, vamos”. Le dio una dirección para que lo pase a buscar por Villa Gobernador Gálvez. “Yo fui un pelotudo por haber puesto el auto, pero no tan pelotudo, jamás participaría de algo tan grave o si sospechaba de una situación de tal magnitud”, dijo ante el fiscal. “Lo pasé a buscar a la noche, pasamos por la novia”, relató.

Luego fueron para el gimnasio. “Cuando creo visualizar (a la víctima), cuando le voy a decir creo que es él, me dijo sí, sí. Creo que ya sabía. Bajó del auto y lo frenó, la situación fue súper tensa”. Contó que miraba por el retrovisor lo que podía, los vio hablar, después forcejear y escuchó los disparos.

Dijo que se asustó y no pudo ver, ni por el retrovisor, no podía entender lo que pasaba. Arrancó, se le paró el auto y el otro hombre se subió, según su descripción. Le dijo: “Hijo de puta, me querías dejar”. Soso dijo que no podía hablar y lo dejó a unas cuadras.

La jueza Valeria Pedrana entendió que hay elementos que permiten vincular a Panero con el hecho. La declaración de Soso, más allá de la motivación, lo sindica como la persona que iba con él en el auto. Hay un video que muestra dos personas. No tenía obligación de sindicar a persona alguna, dio domicilios y líneas telefónicas, por lo que hay otros elementos fuera de los dichos de Soso que avalan lo que dijo en cuanto al contacto con Panero, dijo Pedrana.

La magistrada dictó la prisión preventiva pedida por la Fiscalía y la querella por el plazo de ley, lo que implica un máximo de 2 años.

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