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Crimen de Mariela Miranda: una saga de plomo y muerte

Imputaron a un joven por el homicidio de Mariela Miranda, en marzo de 2016, que inauguró una secuencia que dejó una treintena de muertos en la zona. En la audiencia se desnudó el problema entre las familias Funes y Caminos.

Mariela Miranda era la madre de Alan y la mujer de Jorge Funes. Los hijos del hombre también le decían mamá. En marzo de 2016 fue asesinada cuando dos pibes en moto regaron su casa de barrio Tablada a tiros. La mujer murió ante la mirada atónita de sus hijos, naturales y de crianza. Este hecho fue uno de los más graves en la saga de ataques entre los Caminos y los Funes, familias enfrentadas por la lucha del territorio que tiene a varios integrantes de uno y otro grupo detenidos. Ayer el presunto tirador, apodado Juanchi ,fue imputado por el crimen. En octubre pasado su supuesto compinche, Alexis Caminos, fue detenido por su participación en el hecho. La jueza Mónica Lamperti dictó la prisión preventiva sin plazo contra el muchacho, que está detenido por otro ataque que tiene como víctima a otro integrante de los Funes.

La tarde del 11 de marzo de 2016 Mariela Miranda estaba en la puerta de su casa, en Uriburu y Ayacucho. También estaban sus hijos: un niño de tres años, Alan y Jonatan y un amigo de los últimos. Frente al pasillo había un colectivo estacionado. De repente escucharon una moto que se acercaba en contramano. Antes de llegar, el conductor redujo la velocidad. El acompañante sostenía con ambas manos una pistola y comenzó a disparar. Sin detenerse pasaron un colectivo y efectuaron una nueva ráfaga de disparos. En ese momento Miranda intentó correr hacia donde estaba su hijo más chico y un balazo le impactó en la espalda, le afectó la arteria aorta y la mató, reconstruyeron los testigos.

El arribo policial

Cuando llegó la Policía, la familia Funes estaba incontrolable. A lo gritos cuestionaron a los uniformados que terminron yéndose expulsados por los gritos: “Mataron a mi mamá”, “Mataron a mi mujer”, decían. “Vigilantes no hacen nada. Los vamos a matar a ustedes, a Caminos, a U., que mató a mi mamá”, reproducía el acta policial. Mientras tanto Alan llevó a su madre al hospital Roque Sáenz Peña, pero ya estaba muerta. En el interior del hospital se encontraron con Cristian U. y un primo de Alexis. Cristian tenía un tiro en la pierna y dijo que fue herido en un robo. Mientras lo atendían el otro muchacho pidió que lo dejaran entrar porque los iban a matar. Afuera había llegado un Peugeot 207 con varias personas; una de ellas se bajó con una remera verde en la mano donde llevaba un bulto que parecía un arma y gritaba: “Entregámelo que mató a mi mamá”, sostenía el acta policial.

La Policía cargó a ambos en un móvil con la idea de llevarlos a la comisaría, pero un auto se cruzó adelante. Un hombre se bajó e intentó abrir la puerta para agredir a los demorados. Uno de los policías se bajó para detener la agresión, mientras el otro siguió la marcha. Pero el conductor se subió a su auto y comenzó a seguir el móvil policial. Cuando exhibió un arma, el policía pidió refuerzos vía radial y el hombre se detuvo en Uriburu y Ayacucho y entró a un pasillo. Cuando salió fue detenido. Era Jorge Funes, pareja de Mariela y por ello se abrió una causa, dijo la fiscal Marisol Fabbro. Finalmente ambos demorados fueron liberados porque las filmaciones del hospital determinaron que no participaron del crimen.

Los testimonios de la familia de Miranda fueron contundentes: sus hijos reconocieron en rueda de personas a los presuntos agresores. Alan declaró mucho después porque estaba prófugo por el homicidio de Eugenio “Pupi” Solano, ocurrido 50 días despúes el 1° de mayo de 2016 en Ayacucho al 4200.

La disputa

Jonatan explicó el origen del conflicto con los Caminos. Todo empezó en el 2012, 2013. “Mis hermanos Alan y Ulises iban a la escuela. Para llegar tenían que pasar por el barrio Municipal. En ese barrio, la familia Caminos controlaba todo lo que pasaba. Ellos querían que mis hermanos sean sus sicarios y empiecen a matar gente para ellos. Empezaron a verduguearlos, le pegaban cachetazos y les mostraban armas. Ulises tenía 16 y Alan cerca de 12, ellos querían que mis hermanos maten a los que habían matado a su padre, de la banda de los Ungaro”, detalló el joven. Dijo que su padre se enojó y le puso los puntos, en particular a Alexis y sus soldados: “Mis hijos no van a ser soldados de nadie y ustedes no los van a mandar a que maten a nadie porque yo soy su padre”.

“Después de eso empezaron los problemas entre esa familia y la nuestra”, añadió.

El muchacho contó que siguieron los tiros, las trompadas. Un día quisieron prender fuego la casa, Miranda los denunció por usurpación y comenzaron a amenazarla, relató. Le hicieron una pintada que decía “Funes vigilantes, bate cana”. Por esta denuncia algunos miembros de los Caminos cayeron detenidos, según el testigo y se enojaron porque gastaron mucho en abogados. Tres días antes del crimen habían intentado usurpar la casa de la abuela del muchacho.

A pesar de los esfuerzos del defensor oficial Francisco Broglia, la jueza Mónica Lamperti admitió la imputación y dictó la prisión preventiva sin plazo para Juan Manuel “Juanchi” A. que tiene además otra causa en trámite. Un ataque a tiros, ocurrido el 20 de mayo de 2016 contra Franco L., de 18 años en Juan Manuel de Rosas al 4100. Media horas después entró herido al Roque Sáenz Peña. Juanchi fue imputado por este hecho.

La saga

El 3 de marzo 2016 la Justicia Federal desarticuló una banda que administraba seis búnkers en zona sur. En el operativo detuvieron a Rosa Caminos, hermana de Pimpi, y a gran parte de su familia.  Ocho días más tarde, Mariela Miranda fue herida de muerte en Uriburu y Ayacucho. La fiscalía imputó a Alexis Caminos y a Juan Manuel A. por este hecho, que se considera el inicio de una saga fatal que incluyó al menos 30 homicidios en 20 meses.

El Día del Trabajador, Solaro fue asesinado cuando un encapuchado descargó una lluvia de balas en un pasillo de Ayacucho y Ameghino. Como consecuencia de los disparos, un nene de 11 años y un muchacho de 18 también terminaron heridos por los proyectiles y quedaron en grave estado. Por esta balacera fue demorado Ulises Funes, el muchacho baleado en el muslo ayer, pero fue liberado por falta de pruebas ya que, según testigos, no fue el autor de los disparos. En cambio Alan cumple arresto domiciliario por este crimen.

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