El sospechoso de matar a la joven trans Azul Montoro quedó imputado de homicidio calificado por violencia de género, es decir, femicidio. El fiscal decidió agravar la acusación contra el imputado, Fabián Alejandro Casiva, luego de ponderar los antecedentes del detenido y las características del brutal asesinato ocurrido el pasado 17 de octubre, en la ciudad de Córdoba.
Fuentes judiciales informaron que es la primera vez que en Córdoba se aplica ese agravante en una investigación penal por un transfemicidio, por lo que el sospechoso puede recibir prisión perpetua en caso de ser condenado.
Además, el fiscal Guillermo González lo imputó por «hurto calamitoso, daño e infracción a la ley Sarmiento» por las heridas provocadas a la perra que Azul tenía de mascota.
Inmediatamente después del crimen, el funcionario judicial imputó a Casiva por homicidio simple pero con el avance de la investigación decidió cambiar la calificación legal.
crimen de odio
«Entre los elementos que tomó en cuenta están los antecedentes del detenido, ya que tuvo un despliegue de violencia contra mujeres, específicamente contra su madre y su hermana por peleas basadas en una relación de poder», dijo el fiscal.
Para el fiscal, Casiva «tiene antecedentes de despliegue de violencia asimétrica» y para él «trasladó a la figura de Azul este odio por ser mujer».
«Tuvo un despliegue inusitado de violencia que hace a una relación asimétrica, y a un aprovechamiento de la situación y de la vulnerabilidad de la víctima», sostuvo.
Según González, «no se justifican dieciocho puñaladas para sacar un celular o por una discusión del momento», por lo que sospecha que estuvo «más relacionado a ese problema íntimo de no aceptar a la mujer».
El crimen de Azul, una trabajadora sexual que vivía desde hacía mucho tiempo en Córdoba, fue cometido el 17 de octubre último cuando esa noche había ido a trabajar a la zona del Mercado Norte.
Los investigadores establecieron que esa madrugada Casiva dialogó con varias compañeras de la joven, habló con la víctima y luego se fueron juntos en la moto de él.
Horas más tarde, una de las compañeras fue hasta el edificio de Rincón 150, donde Azul estaba cuidaba el departamento de una amiga y la encontró asesinada.
El cuerpo tenía unas 18 heridas provocadas con un arma blanca y el asesino se llevó el teléfono celular de la víctima, pieza clave para detenerlo.
En tanto, los pesquisas determinaron que Casiva tenía antecedentes de 2013 cuando la Justicia lo imputó por «privación ilegítima de la libertad agravada, amenazas y lesiones leves calificadas» en contra de su madre y de su hermana.
Sin embargo, un juzgado de control consideró que era inimputable, dijeron los voceros.
Desde 2012, el Código Penal argentino estipula la pena máxima para los femicidios y en ese momento se incorporó el agravante para crímenes de mujeres, cometidos por hombres, en los que media la violencia de género.
Ese mismo año se aprobó la ley de identidad de género que reconoce el derecho que tiene toda persona a ser tratada de acuerdo con su identidad de género autopercibida, sin importar el sexo asignado al nacer.