Un joven fue condenado a prisión perpetua por asesinar en forma alevosa a otro para robarle. La decisión fue tomada por un tribunal pluripersonal que presidió el debate donde Eduardo Andrés Acosta, de 29 años, fue sentenciado por el crimen del panadero Ricardo Martín Gallozo cometido en noviembre de 2018 en el interior de la casa de la víctima, en barrio Itatí. El asesino se llevó algunas pertenencias tras el crimen.
El juicio inició el 14 de febrero y el fiscal Gastón Ávila acuso a Acosta de matar a Gallozo, de 35 años. Víctima y victimario mantenían esporádicos encuentros sexuales y aquel 28 de noviembre de 2018 se los vio cerca de las 18 comprando bebidas en un quiosco.
La víctima vivía en Pueyrredón al 4000 con un amigo, a quien le había pedido que lo dejara solo ya que se iba encontrar con una persona. Para el fiscal, esa noche Acosta asfixió a Gallozo y se llevó algunas de sus pertenencias. Un testigo vio cómo un hombre salía de la casa con una mochila.
Cuando el amigo de la víctima llegó se encontró con Gallozo atado en su cama, sin ropa y con la cara totalmente encintada. Para la Fiscalía, Acosta se aprovechó de la relación de confianza e intimidad que tenían para llevar a cabo su plan criminal: usó sábanas y cordones para atarlo a la cama de muñecas y tobillos y luego le encintó la cara hasta asfixiarlo. Cuando se fue, se llevó una mochila, una computadora, un celular y dinero en efectivo con el que la víctima pensaba comprar una nueva moto.
Acosta fue detenido durante un allanamiento en una casa de barrio Bella Vista Oeste en marzo de 2019. Este martes fue condenado por los jueces María Trinidad Chiabrera, Facundo Becerra y Gonzalo López Quintana a prisión perpetua por el homicidio agravado por alevosía y hurto calificado por infortunio particular del damnificado.
Criminis causa, alevosía y robo o un accidente durante un juego sexual: enfrenta pedido de perpetua