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Crimen del estudiante: hay dos detenidos

Homicidios de la PDI apresó a una joven y un muchacho en barrio Tablada e incautó objetos sustraídos a Juan Cruz Ibáñez, el joven asesinado de dos puñaladas en Zeballos al 2100. Para los investigadores el crimen está esclarecido, con el sospechoso de ser autor material identificado, aunque prófugo

Las últimas horas de Juan Cruz Ibáñez, un programador informático de 23 años asesinado este viernes en el interior de su departamento de Zeballos al 2100, eran un misterio a develar para los investigadores que, con el correr de las horas, dieron con una hipótesis firme: a partir de dos testimonios, reconstruyeron que la víctima fue abordada en la vía pública, obligada a entrar al edificio y asesinada allí con móvil de robo. El homicida se llevó algunos elementos de la escena que fueron incautados en una vivienda de barrio Tablada. Allí fueron apresados un joven y una muchacha, a quienes se les formará causa por encubrimiento agravado de homicidio. El sospechoso de haber cometido el asesinato se mantenía prófugo: es familiar de la mujer detenida.

Pese a su corta edad, Ibañez, que había llegado a Rosario desde Murphy, cursaba estudios avanzados en ingeniería en Sistemas y tenía su propio emprendimiento. Su asesinato dejó estupefactos a familiares, amigos y compañeros de trabajo.

Foto: Juan José García.

 

A media mañana la cuadra de Zeballos al 2100 se había plagado de periodistas, patrulleros y peatones que por curiosidad o morbo querían saber qué había sucedido. El tránsito era un caos. Recién pasado el mediodía la Policía cortó la calle en la esquina de Balcarce. Frente al edificio, la escena era un caldo de cultivo para hipótesis de todo tipo: homicidio en un robo al voleo o entradera con un dato previo. Hasta se especulaba con un crimen pasional. Luego de tres horas de averiguaciones la fiscal de Homicidios Georgina Pairola salió a poner paños fríos a los rumores, aunque no dejó demasiadas precisiones. “Estamos tomando todos los testimonios posibles y analizando todas las opciones”, dijo la funcionaria.

“A la mañana los vecinos observaron sangre en algunas partes del edificio y una vecina vio la puerta entreabierta del departamento de Ibáñez. Sería aventurado afirmar si está revuelto el departamento, puede ser propio del lugar”, dijo la fiscal. “Desconozco si los rastros de sangre pertenecen a la víctima”, aclaró.

En principio, no hubo vecinos del edificio –habilitado hace unos 6 meses– que aportaran datos sobre qué sucedió en el departamento de Ibáñez o los pasillos. No estaba habilitado el servicio de cámaras de vigilancia en la entrada del consorcio.

Reguero de sangre

Fuentes cercanas a la investigación confiaron a El Ciudadano que la Policía halló el cuerpo de Ibáñez junto a su cama, en calzoncillos y con una camiseta. Tenía, por lo menos, dos puntazos en la espalda y no se descartaban que tuviese más heridas. Los investigadores encontraron, además, manchas de sangre en la almohada y en el cubrecama. Los rastros rojizos llegaron hasta la entrada del ascensor –donde se hallaron pañuelos manchados–, en el piso de la casa de la víctima y por la escalera que conduce a la cochera. En el baño, sobre la bacha, los detectives encontraron un arma blanca. En un principio, no se registraron elementos que faltaran del departamento. El material genético y el cuerpo de Ibáñez son ahora objeto de peritajes en busca de pruebas.

La hipótesis de homicidio en ocasión de robo apareció en la escena a raíz del testimonio de un cuidacoches, quien aseguró que Ibáñez fue abordado en la calle por dos personas que lo lastimaron y lo obligaron a subir a su departamento. Este hombre aseguró que presenció la escena. “Siempre pasa acá que andan los pibes locos, re empastillados en moto y lastiman. No hay más seguridad. A eso de las 8 de la mañana lo cazaron afuera y le dieron un puntazo, ahí lo subieron al segundo piso. Para mí fue intención de robo: si el pibe es un pan de dios”, dijo este hombre a los reporteros. Si bien los investigadores le restaron públicamente asidero, pareció una manera de proteger una pista firme: al final de la tarde se supo que había dos detenidos en el marco del crimen y que la pesquisa lo daba por esclarecido.

Testigos directos

Según voceros del caso, al testimonio del cuidacoches se sumó otro que brindó una pista firme sobre el derrotero que tomó un joven que salió de ese edificio durante la madrugada. Así, los detectives de la División Homicidios de la Policía de Investigaciones llegaron hasta Chacabuco al 4200, el lugar donde el sospechoso había ingresado. Allí, con orden judicial, los efectivos detuvieron a Micaela Mercedes O., de 21 años, y a Alberto Jesús G., de 33, luego de incautarse de 1 guitarra criolla propiedad de la víctima, una caja plástica con rastros de sangre que en su interior tenía un cinto y otros elementos reconocidos por familiares de Ibáñez.

Las mismas fuentes dijeron que el sospechoso de ser autor material del crimen está identificado. Es un joven a quien ubican como pariente de la muchacha detenida, quien se mantenía como fugitiva. Y añadieron los portavoces que ambos serán imputados por encubrimiento agravado de homicidio.

Foto: Juan José García.

 

La hipótesis principal es que Ibáñez murió asesinado en su departamento por el accionar de un solo atacante que huyó dejando una estela de sangre y se las arregló para salir del edificio sin forzar la puerta. Los detectives tomaban testimonios y chequeaban los registros de cámaras para intentar obtener datos, aunque en principio ni el edificio ni en la cuadra habían dado con filmaciones.

Estudiante avanzado

Ibáñez tenía 23 años y era estudiante avanzado de la carrera Ingeniería en Sistemas de la Información en la Universidad Tecnológica Nacional. Había sido noticia en 2016 por integrar un equipo de ingenieros en sistema cuyo proyecto había sido seleccionado por la Nasa en un concurso conocido como Space Apps Challenge. En la actualidad se desempeñaba en Theia Ar, un emprendimiento “aeroespacial y de aviación”, según puede leerse en la página de la empresa. Tanto en la UTN como en Moravia –una compañía en la que trabajó– circularon mails que lamentaban su fallecimiento.

Foto: Juan José García.
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