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Crimen del policía Mansilla: acuerdo de prisión perpetua para Ricardo Albertengo

Tiene un largo historial carcelario, y varias condenas en su haber. Estaba a un paso de un nuevo juicio que fue suspendido en dos oportunidades. En la última fiscalía y defensa presentaron un acuerdo abreviado que lleva implicita la máxima de las penas que fija el Código Penal

Prisión perpetua para Ricardo Albertengo, es el acuerdo al que llegó la Fiscalía y la defensa en el caso que se sigue contra este hombre cuyo principal delito es el crimen del policía Mauro Mansilla en marzo de  2016. Si bien estaba estipulado para la semana pasada el inicio de un juicio oral y público en su contra por 3 hechos delictivos, el debate se suspendió para someter a Albertengo a una junta médica cuyo informe determinó que se encuentra apto para estar en juicio. La nueva fecha estaba estipulada para el lunes y con casi dos horas de retraso empezó la audiencia dónde el fiscal contó que durante el fin de semana llegó a un acuerdo con la defensa sobre un procedimiento abreviado que incluye una pena a prisión perpetua (sanción que abarca la condena previa a 37 años y los nuevos delitos), pero el tribunal de juicio resolvió pasar a un cuarto intermedio para estudiar el caso y determinar si corresponde o no la homologación.

Ricardo Albertengo saltó a las crónicas policiales en abril de 1994 cuando robó con un compinche un local comercial en 3 de febrero al 900, pero al salir los persiguió la policía. Albertengo se metió en un bar y terminó matando a Alejandro Debortoni. Lo condenaron a 20 años por el hecho. Cuando obtuvo salidas laborales en 2009 entró a robar a un centro de estética en Oroño al 700 y terminó rodeado por la policía. Hubo toma de rehenes y exigió la presencia de la entonces fiscal en turno. Hubo un tiroteo con los uniformados y terminó preso. Otra vez lo condenaron. Esta vez aceptó un acuerdo abreviado a 17 años por 6 hechos de robo que cometió durante las salidas transitorias que tuvo entre agosto y octubre de 2009 más el delito de privación ilegítima de la libertad. La unificación llegó a la pena de 37 años de cárcel.

Pero cuando logró nuevos beneficios carcelarios volvió a delinquir. Esta vez fueron dos violentos robos. Uno de ellos ocurrió el 22 de febrero de 2016 en una escuela de música. Albertengo llego a preguntar por una clase de guitarra para su hijo y a la semana siguiente volvió, revolver en mano, redujo a las víctimas y se llevó 7 mil pesos. El atraco quedo registrado en las cámaras de seguridad.
Albertengo ya era sospechoso del crimen pero se encontraba prófugo. Hacía 8 meses que no volvía a la cárcel luego de una salida transitoria. Pero dos víctimas del robo al instituto de música lo reconocieron en plena peatonal el 16 de marzo de 2016 y lo siguieron. Dieron aviso al policía Mauro Mansilla que hacía adicionales en Empleados de Comercio.

El policía pidió refuerzos y lo siguió. Albertengo se dio cuenta y se metió en una institución ubicada en la planta alta de Corrientes al 300, se quedó en el descanso de la escalera. Mansilla le dio la voz de alto y el agresor le disparó 3 veces, uno de esos balazos le pegó en la cabeza y lo mató. Dos días después el atacante se presentó solo en la unidad penitenciaria.

Por estos hecho Albertengo llegó a juicio la semana pasada pero se dispuso una junta médica para determinar si podía entender la criminalidad de su actos y los peritos dijeron que si. Cuando este lunes arrancó el debate ante los jueces Ismael Manfrín, Irma Bilotta y María Isabel Mas Varela. El fiscal Ademar Bianchini dijo que durante el fin de semana llegaron a un acuerdo con la defensora oficial Marisel Palais para presentar un procedimiento abreviado dónde solicitaron, con la condena previa de 37 años unificada, una sanción de prisión perpetua.

Albertengo reconoció su firma en el acuerdo y el tribunal dispuso un cuarto intermedio para resolver si homologa o no el acuerdo.

 

Una denuncia

 

A fin de marzo de este año Albertengo contó en una carta que la pareja del acusado le hizo llegar al periodista de «Radiopolis» Alberto Caferra que el Servicio Penitenciario le ofreció matar al ex policía Oscar Baigoría, presunto integrante de una banda narco al mando de Luis Paz.