Maximiliano Rodríguez era un pibe que escaló en la lucha por el territorio y también en la barra de Newell’s. Un ataque a balazos contra Facundo Osuna, el primer herido en una escalada de violencia que terminó en el triple crimen de Villa Moreno, lo llevó a la cárcel. Escuchas telefónicas determinaron que, desde el penal, el Quemadito Rodríguez tenía planes de tener su propio negocio de venta de drogas. A fines de diciembre de 2011 logró la libertad. Sufrió varios ataques, y el último fue fatal: un certero balazo en la nuca lo dejó tendido en un enorme charco de sangre en Pellegrini y Corrientes en el verano de 2013. Por el crimen hubo cuatro condenados, tres de los cuales apelaron la decisión que ayer fue confirmada por la Cámara Penal.
El Quemadito salió de la cárcel con intenciones de montar su propio negocio. Algunas escuchas telefónicas dieron fe de eso, pero afuera las cosas no le resultaron tan fáciles. Desde que salió del penal sufrió tres ataques a balazos El 1º de enero de 2012 se movilizaba en un auto de alta gama junto con su novia y una amiga en zona oeste y desde una moto lo balearon. Si bien se salvó, este episodio desató la ira de su padre Sergio “Quemado” Rodríguez, que salió a vengarlo. Todo terminó en tragedia. Jere, Mono y Patón, que nada tenían que ver con el hecho, terminaron acribillados en una canchita de Villa Moreno. Hoy el Quemado está condenado por este triple crimen.
La madrugada del 27 de febrero de 2013, dos hombres bajaron de un Peugeot 207 en la puerta de la casa de la novia del Quemadito, en Comodoro Rivadavia al 3400. Rodríguez estaba en la puerta y recibió varios disparos: al menos 13 vainas se secuestraron en el lugar. El ataque lo dejó en muletas. Los apodos de Chuno y Porteño sonaron como los atacantes; incluso el Quemadito se lo dijo a su novia. Entonces la víctima optó por vivir en un departamento céntrico. Pocos sabían la ubicación de su nueva casa pero la información trascendió lo suficiente como para le orquestaran una emboscada. El 5 de febrero de 2013 Rodríguez, su novia y dos amigos, uno de ellos luego condenado como entregador, bajaron del departamento de Corrientes y Pellegrini. Con muletas, Maximiliano se desplazó unos metros por la vereda.
A la hora señalada un tal Walo se ubicó en la vereda de enfrente e hizo un ademán, como si desenfundara un arma. Entonces el Porteño se acercó desde atrás y disparó a corta distancia. Los dos corrieron y se subieron a una moto comandada por Chuno. A esta conclusión llegó la jueza de Sentencia María Isabel Más Varela, quien condenó a Héctor David Rodríguez, alias Porteño, a 16 años y 6 meses por la tentativa de homicidio de enero de 2013 y el homicidio. A Sergio Acosta, apodado Chuno, a 14 años y 6 meses como cómplice primario por los mismos delitos. A Marcelo Romano, el amigo del Quemadito condenado como entregador, a 13 años de prisión, y Walter Acosta, conocido como Walo, fue sentenciado a 6 años y 6 meses como partícipe secundario del crimen.
El fallo fue apelado por los defensores de Porteño, Walo y Romano. Los camaristas Gustavo Salvador, José Luis Mascali y Viviana Alonso apoyaron la decisión de la jueza de sentencia y sus fundamentos. La condena tuvo su piedra basal en el testimonio de la novia del Quemadito, cuestionada por la defensa. Se sumaron dos testigos presenciales y los dichos del entorno de la víctima, que dejó entrever el mundo en el que se movía y las relaciones que mantenía con distintas personas ligadas con la barra y la venta de drogas, lo que no sólo generaba adeptos sino también enemigos. Desde allí la jueza construyó la trama. En base a esa disputa surgieron nombres. El entramado determinó que Romano, amigo de la víctima, entregó su ubicación para que los otros llevaran adelante el plan criminal. La interacción previa entre Romano y Acosta deja entrever la coordinación y planificación del crimen, ejecutado por Rodríguez apoyado por Chuno que los sacó del lugar, concluyó la Cámara y confirmó el fallo.
El Panadero Ochoa
Luego de varias idas y vueltas el mandamás de la barra brava del club del Parque, Diego “Panadero” Ochoa, quedó vinculado con el crimen del Quemadito y también el de su antecesor en el paravalanchas Roberto “Pimpi” Caminos. En marzo de 2017 la jueza de instrucción Alejandra Rodenas procesó a Ochoa como instigador de ambos homicidios, su caso aún se encuentra en trámite.