Antes las personas ingresaban a un trabajo y ahí se jubilaban. El sueño era escalar posiciones dentro de la empresa que les diera mejor posición económica y más prestigio dentro de la misma, para lo cual se esforzaban demostrando a sus superiores que su trabajo duro tenía el horizonte claro de llegar a ocupar cargos ejecutivos importantes. Hoy eso cambió. Las nuevas generaciones realizaron una variación cultural en la cual no entra la idea de querer llegar a ser jefes ni dueños de grandes compañías.
En un mundo laboral en constante evolución, la figura del jefe tradicional ha perdido su atractivo. La creciente desconfianza hacia las jerarquías, sumada a un cambio en las expectativas de los trabajadores, está provocando una crisis en la cadena de mando de muchas empresas. Esta transformación no solo afecta la cultura organizacional, sino que también plantea serias inquietudes sobre la eficacia del liderazgo en el ámbito laboral.
El desencanto con el liderazgo
Durante años, ser jefe era visto como un objetivo a alcanzar. Sin embargo, hoy en día, muchos profesionales prefieren mantener una posición de colaboración en lugar de asumir el peso de la responsabilidad gerencial. Según un reciente estudio de la consultora Gallup, el 60% de los empleados no desean ascender a puestos de liderazgo, citando motivos como la presión, el estrés y la falta de apoyo.
Una de las respuestas es la “ambición silenciosa”
El término “ambición silenciosa” surgió en 2023 de la encuesta que realizó la prestigiosa revista estadounidense Fortune en la cual sobre 1.000 empleados consultados, menos del 10% dijo desear llegar a un puesto ejecutivo.
El estudio marcó que el 4% solamente aspira con ser ejecutivo de alto rango, al 38% le seduce llegar a gerente y el 62% prefiere mantenerse como colaborador individual.
El “Quiet ambition” analizado desde la psicología laboral indica que aquellas personas que están en sintonía con la “Ambición Silenciosa” prefieren cubrir roles con tareas de menor responsabilidad priorizando cumplir con ella, y a la vez cuidar de su salud mental y emocional, como así también las relaciones personales con el objetivo claro en ocuparse más de su vida personal ante el crecimiento profesional de alto vuelo. Con esto se ve que las nuevas generaciones están modificando las estructuras, ya obsoletas, por nuevos paradigmas donde lo importante deja de ser el status de roles para dar prioridad al bienestar personal.
En este sentido, otro estudio reveló que para el 78% el éxito laboral es mantener un equilibrio entre la vida social y personal con la flexibilidad laboral; eso sería la felicidad y ya no tanto el ascenso signado por lo económico, el prestigio y el reconocimiento como básico.
El capitalismo manda y la plata es esencial, pero, cuando se trata de bienestar personal las personas desean más tener tiempo libre y disfrutar de sus gustos, de tener espacio para el ocio y otras cuestiones relacionadas lo social que a incrementar sus finanzas de manera astronómica. El equilibrio es la justa medida para ellas, sin descuidar las responsabilidades que le tocan y respondiendo con el mismo compromiso del rol aceptado.