Los bancos de alimentos, organizaciones que reciben de las empresas donaciones de productos que no tienen valor comercial para distribuirlos en la población vulnerable, sufren a nivel global una caída en las entregas a raíz de la crisis energética, situación que se refleja también en la Argentina, donde se asiste a un millón de personas, dijo en una entrevista la titular de la Red Mundial de Banco de Alimentos, Lisa Moon.
Con ese escenario, la estadounidense Moon mantuvo reuniones con las redes argentinas que asisten a cuatro mil organizaciones voluntarias para evaluar la merma de donaciones y promover una ley que otorgue beneficios fiscales a las empresas que entregan alimentos sin valor comercial.
De los 180 países que están en Naciones Unidas, unos 90 no tienen soberanía alimentaria
La pandemia de coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania, con sus consecuencias en la provisión de energía, “generaron unos 150 millones de nuevos pobres en el mundo”, señaló, y agregó que “de los 180 países que están en Naciones Unidas, unos 90 no tienen soberanía alimentaria”.
“Es decir que no pueden importar la suficiente cantidad de alimentos para satisfacer la demanda de su población y eso es un problema grave, sobre todo por las condiciones en que se encuentran muchos de los países en vías de desarrollo, con grandes bolsones de la población que no tiene acceso a los alimentos”, advirtió.
La dirigente destacó que la crisis energética derivada de la guerra en Europa, sumado a las consecuencias de la pandemia y las presiones que tienen las empresas para no incrementar su producción por el cambio climático hacen que las firmas “resguarden sus inventarios de alimentos y, en consecuencia, la curva de donaciones no coincida con la gran demanda, cuando esto sucede los verdaderos perjudicados son los sectores sociales que no pueden llegar de otra forma a obtener la cuota alimentaria necesaria para desarrollarse y crecer”.
Otro factor que, según Moon, incide en la merma de donaciones, es la cadena de abastecimiento a raíz de la crisis del transporte por la merma energética, “lo que hizo que los precios de los alimentos se hayan incrementado un 30% en todo el mundo”, describió.
“Los bancos de alimentos estamos viendo un incremento en población solicitando ayuda, y si bien es cierto que el 2020 fue el año más crítico, el año pasado 99 millones de personas en el mundo se acercaron a los bancos de alimentos”, precisó.
Por eso, expresó que están invitando a las empresas “a tomar decisiones con anticipación para que los alimentos que no pueden comercializar los entreguen a los bancos de alimentos y generar acuerdos para que esto suceda”.
En la Argentina las pérdidas y desperdicios alcanzan las 16 millones de toneladas de alimentos anuales
A nivel global se estima que hay 821 millones de personas (1 de cada 9) que pasan hambre y que se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos (un 17% de la producción total).
En la Argentina las pérdidas y desperdicios alcanzan las 16 millones de toneladas de alimentos anuales, según datos de la red local.
Santiago Ramos, director de la red de Bancos de Alimentos de la Argentina, dijo que “la distribución a las organizaciones se vio afectada en muchos casos por la falta de vehículos, equipos e infraestructura para el transporte, recepción, almacenaje, clasificación y entrega de un mayor volumen de productos”.
“Actualmente estamos llegando a rescatar solo un 1% del volumen de alimentos que se desperdicia y, paradójicamente, tenemos muchas organizaciones en lista de espera”, precisó.
Ramos destacó que la demanda de alimentos a los bancos en la Argentina se incrementó en los últimos 12 meses y la curva de donaciones disminuyó, “por lo que representa un gran desafío para nosotros abastecer a las cuatro mil organizaciones sociales con las que trabajamos, y hay otras en listas de espera”.
“De 300 mil personas que asistíamos con alimentos antes de la pandemia, durante ese período se incrementó a 1.500.000, pero ahora disminuyó a un millón de personas. De todas formas es un salto muy importante”, aseguró Ramos.
A las empresas les conviene quemar los alimentos sin valor comercial antes de donar-los porque no obtienen ningún beneficio fiscal
El director de la red de Bancos de Alimentos local destacó, además, que buscan “establecer alianzas con las empresas para incrementar donaciones” y agregó: “Estamos elaborando un proyecto de ley con la Universidad Católica Argentina para otorgar beneficios fiscales a las empresas que donen alimentos no aptos para ser comercializados”.
Pese a la existencia de la ley Donal, sancionada en 2019, a las empresas “les conviene quemar los alimentos sin valor comercial antes de donarlos porque no obtienen ningún beneficio fiscal al entregarlos a los bancos de alimentos”, señaló.
La ley Donal estipula quiénes pueden donar, qué productos, cómo debe hacerse y los derechos y obligaciones de cada parte en busca de fomentar esa práctica.
“Queremos articular con la política la entrega de alimentos y elaborar este proyecto. Queremos que sea un proyecto que vaya desde la ciudadanía a la política y no al revés, que es una de las mejores soluciones para que estas situaciones puedan paliarse, porque se trata del hambre de la gente y eso es necesario y urgente”, explicó Ramos.