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Cristian Cortés: «La Liga de México es una tentación para cualquiera»

El base rosarino divide sus días y sus afectos entre México, Brasil y Argentina, pero no hay como estar en casa. El repaso a una temporada intensa que terminó con subcampeonato

El básquet, o tal vez el destino, llevó a Cristian Cortés a dividir su vida en tres países, generando lazos imposibles de romper. Porque si bien es inobjetable que su arraigo es argentino y su ADN rosarino, su carrera basquetbolística terminó de tomar forma y afianzarse en México, país en el que juega como nacional y suele ser objeto de búsqueda de varios elencos en cada mercado de pases. Sin embargo, el triángulo geográfico-afectuoso tiene su vértice en Brasil, terreno de paso reducido para Titi en su recorrido deportivo con Mogi, pero seguramente escenario del acontecimiento más importante de su vida: el nacimiento y el hogar de su hijo Benjamín.

“Estoy feliz en Rosario, fueron varios vuelos pero pude instalarme en la ciudad para pasar varias semanas y además con la suerte de tener la visita de mi hijo, al que a veces no puedo ver durante los meses de la temporada en México porque por la escuela y el trabajo de la mamá se le hace difícil viajar. Así que son días de mucho afecto y descanso después de una temporada corta pero intensa”, explica Titi, el ex Sportsmen Unidos, jugador más joven en debutar en la Liga A y por estos días subcampeón con Fuerza Regia, elenco en el que ganó dos títulos.

“La temporada fue dura, porque a veces llegan a jugarse hasta cuatro partidos por semana y es muy exigente, más todavía cuando llegan las series de playoffs. En el futuro cercano, después de otra liga corta, se va a jugar el torneo de marzo a diciembre, lo que seguramente permitirá mejorar los descansos”, analiza el base, quien tras su paso por Halcones de Veracruz se hizo una ficha fija en Fuerza Regia de Monterrey, siguiendo los pasos de su padre, que como futbolista se desempeñó en México y allí justamente conoció a la madre de Cristian.

No fue una temporada más para Titi. Estar en cancha ya fue un éxito. “Me tomé todo el tiempo necesario para realizar la rehabilitación de la lesión en el tendón y por eso me sumé tarde al equipo, pero quería priorizar mi salud, ya que las pretemporadas de Paco Olmos suelen ser durísimas y no estaba en una etapa de la recuperación como para arriesgar”, confiesa, quien tomó esta rehabilitación como un desafío. Trabajó en Rosario con el kinesiólogo Rodrigo Araya, toda una garantía. Y el esfuerzo pagó.

Era vital después de haber pasado por una verdadera odisea años atrás luchando para volver a jugar tras sobreponerse a sobrehuesos en la inserción de los dos tendones de Aquiles. “Pensé que iba a tener que dejar de jugar”, contó en aquel momento el rosarino, quien luchó y volvió cuando parecía imposible soportar el dolor.

Hoy es protagonista de una liga que se transformó en mercado para los argentinos, tras la confirmación del también rosarino Juan José Pidal como entrenador, y los pasos de Leandro Ramella, Nicolás Casalánguida, otro rosarino como Pablo Favarel y los jugadores Marcos Delía, Nicolas de los Santos y Lucio Redivo. “La verdad es que es una liga con buen potencial económico, que hoy es tentación para cualquiera, que cuenta con extranjeros de primer nivel y que en mi opinión también necesita de la capacidad de los entrenadores argentinos para seguir evolucionando”, explica el ex jugador de Obras y Estudiantes de Concordia, quien por estas horas cuenta con contrato en Fuerza Regia pero analiza su destino mientras se toma un descanso y planea entrenar con Sportsmen Uninos para no perder ritmo.

Los mexicanos lo sienten suyo y en Brasil está lo más importante de su vida, pero claro, no hay lugar como su casa.

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