La presidenta Cristina Fernández dijo ayer que los programas de ajuste, que se están aplicando en Grecia y otros países europeos, están demorando un desenlace inevitable y que, después de la experiencia de la Argentina, son como un “remedio que está matando al enfermo”. “Argentina tenía una deuda pública que era una de las más severas restricciones a su crecimiento. La reestructuración en la situación de Grecia llegará más tarde o más temprano. El problema es que uno ve que habiendo un enfermo con la misma patología se quiera aplicar el mismo remedio que mató al enfermo”, indicó la presidenta de la Nación al clausurar las Jornadas Monetarias y Bancarias 2011 del Banco Central. En tanto, la mandataria adelantó que la recaudación tributaria de junio superó los 48 mil millones de pesos, alentado por el mayor nivel de actividad económica y el comercio internacional.
Cristina pasó revista a los logros de gobierno y a la situación convulsionada en la Eurozona. Durante su intervención estuvo acompañada por los ministros de Economía, Amado Boudou; y de Industria, Débora Giorgi; por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y por la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. “La desigualdad, uno de los temas que más se han debatido en estas jornadas, ha dejado de ser un concepto meramente social y se ha convertido en un concepto profundamente económico”, dijo la presidenta.
En este sentido, explicó que “la profundización de la desigualdad es también una tragedia social y constituye una de las causas de la crisis que hoy atraviesan las teorías que reinaron la década pasada”. Y continuó: “Hoy vemos replicar en otros países que se pretende curar con la misma medicina que se aplicó en Argentina con los resultados conocidos y esto hace dudar de si existe tanta inteligencia entre los economistas. Parece que los pretendidamente heterodoxos son ortodoxos porque si uno examina las tesis del liberalismo ve que una de las claves del capitalismo está en el consumo”.
Al respecto, llamó la atención sobre el hecho de que “todas las recetas que se quieren aplicar para resolver esta crisis suponen una restricción del consumo, algo que afecta a los sectores más populares y, por esta vía, indefectiblemente a toda la economía. Un camino de ajuste que ya ha dado muy malos resultados”.
La presidenta realizó un pormenorizado repaso de la acción de gobierno desde 2003 a la fecha, contraponiendo las políticas que llevó adelante el ex presidente Néstor Kircher, y el suyo propio, con las orientaciones neoliberales de la década de los 90 y que culminaron en la gran crisis de fines de 2001. “¿Qué pasó desde 2003 a la fecha?”, se preguntó. Y a partir de esta cuestión, realizó un balance de lo actuado en la renegociación de la deuda pública, la política de inclusión social a partir del desarrollo del mercado interno, el fomento a las exportaciones industriales, la implementación de programas sociales para los más pobres y la recuperación del rol del Estado.
“Comenzamos un proyecto económico y político que ha generado un crecimiento del 80 por ciento del PBI en los últimos ocho años, pivoteando en el sector interno que ha adquirido un lugar muy importante, con los salarios de mayor poder adquisitivo de América latina, comenzando a pagar nuestra deuda sin acceder al mercado de capitales, algo que nos evitó el contagio de los activos tóxicos”, destacó la presidenta.
Además, reveló que la inversión en infraestructura “creció 28 veces de 2003 a 2011, partiendo de un nivel de inversión cuando asumimos de 1.350 millones de pesos, un bajo monto que hemos elevado a 70 mil millones de dólares este año y que acumula en el período un total de 170 mil millones de pesos”. Hacia el final de su exposición, insistió en que el punto “clave” es la desigualdad, por lo que exhortó a los economistas a que aboguen en su trabajo por la superación de este flagelo social como base del crecimiento económico.