Con un porcentaje de votos equivalente al obtenido por Juan Domingo Perón en 1946, y superior al de Raúl Ricardo Alfonsín en 1983 y al de Carlos Saúl Menem en 1995, Cristina Fernández de Kirchner fue reelecta ayer con el 53,7 por ciento de los sufragios, y se encamina a iniciar el próximo 10 de diciembre el tercer mandato consecutivo de un mismo proyecto político, un hecho inédito en la Argentina.
El kirchnerismo mejora también su fuerza parlamentaria con quórum propio en ambas cámaras por los próximos dos años, lo que le permitirá al gobierno obtener las leyes necesarias para la “profundización del modelo”, tal como lo pregonó durante la campaña la presidenta (ver página 7).
Cristina coronó en la jornada de ayer, con más de 11 millones de votos –lo que representa un inmenso apoyo popular– un proyecto político pergeñado en el sur del país que inició su esposo, el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, el 25 de mayo de 2003, con apenas el 22 por ciento de los votos. A él le dedicó el triunfo anoche durante su discurso en el hotel Intercontinental y –aclaró– no hablaba “como viuda” sino como alguien que perdió “a su compañero”.
El gobernador santafesino, Hermes Binner, consiguió el segundo lugar en los comicios de ayer con 17 puntos, convirtiendo al novel Frente Amplio Progresista en la segunda fuerza en cuanto a cantidad de votos para las presidenciales, por encima de la histórica Unión Cívica Radical y las demás expresiones del peronismo disidente.
El propio Binner ratificó el intento por posicionar a su entramado político como la principal oposición al gobierno. “Esta fuerza es la segunda fuerza política en la Argentina”, dijo en su discurso, unos minutos después del que dio la presidenta.
El candidato radical de la Unión para el Desarrollo Social, Ricardo Alfonsín, obtenía anoche un porcentaje similar de votos al de las primarias, sin embargo cayó un peldaño para quedar en el tercer puesto. El 11,1 por ciento de los votos conseguidos lo llevó anoche a reconocer el triunfo de la presidenta y decir: “Vamos a superar esta instancia con la conciencia tranquila”. Poco antes de las 21 felicitó a la fórmula del FPV por el triunfo electoral y agradeció: “A los más de dos millones y medio de personas que nos han acompañado en esta elección, confiando en nuestras ideas, conductas y programas”.
Un paso más atrás quedó el justicialista Alberto Rodríguez Saá, quien al igual que en las primarias volvió a ganar en San Luis, la provincia que gobierna. Valoró el segundo puesto obtenido en otros dos distritos, San Juan y La Rioja, y el triunfo de su delfín, Claudio Poggi, el nuevo mandatario puntano.
El voto popular abrió anoche a Eduardo Duhalde, el otro candidato justicialista, el camino hacia el sistema previsional de la política. En quinto lugar y con menos de la mitad de los votos de las primarias –llegaba al 5,98 por ciento–, el caudillo bonaerense sostuvo que “el pueblo decidió de manera inobjetable”. A diferencia del 14 de agosto, cuando denunció fraude, ayer dijo: “Hoy fueron elecciones inobjetables. Felicito a la presidenta de la República”. Además, agregó: “Deseo fervientemente que el gobierno aproveche esta oportunidad que le ha dado el pueblo, y que sepa que vamos y tenemos que estar juntos más allá que pensamos distinto, porque vivimos en el país con mayor potencialidad de Sudamérica”.
Elisa Carrió profundizó en las urnas su pendiente política hasta arribar a un umbral minúsculo de sufragios. Nada de eso parece importarle demasiado, ella lucha por un valor supremo como “la verdad” –según dijo ayer–, cuya prosecución no encuentra escollos en una terrenal elección.
“Hemos repetido nuestra peor elección de la historia”, dijo al comparar los comicios de ayer con los resultados obtenidos en las primarias del 14 de agosto, cuando logró el 3,2 por ciento de los votos, que anoche se reducían al 1,8.