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Cristina defendió a Chevron ante el ecuatoriano Correa

Cristina de Kirchner fue anfitriona de Rafael Correa en Olivos. Hubo cordialidad, como siempre, pero la presidenta respaldó a Chevron.

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Cristina de Kirchner fue anfitriona de Rafael Correa en Olivos. Hubo cordialidad, como siempre, pero la presidenta respaldó a Chevron.

Finalmente, y pese a ratificar que continuarán siendo aliados regionales, Cristina de Kirchner y Rafael Correa encontraron un capítulo en la relación personal y pública en la que no podrán ponerse de acuerdo. La presidenta ratificó que mantendrá el apoyo (y en lo posible profundizará) para las inversiones de la norteamericana Chevron en la Argentina como socia estratégica de la renacionalizada Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). El ecuatoriano, por su parte, afirmó que mantendrá en su país la embestida contra la petrolera por las serias acusaciones de contaminación ambiental.

Ambos jefes de Estado se encontraron el jueves a la noche en Olivos, durante las breves horas que el visitante estuvo en el país. Al principio la reunión iba a concretarse en la Casa Rosada, sin embargo, a pedido personal de Cristina de Kirchner, el lugar se cambió a la quinta presidencial; un ámbito más reservado y acorde con el conflicto que se debía discutir. Hubo mucha cordialidad mutua y en ningún momento llegaron reproches hacia la anfitriona. Sin embargo, la presidenta fue clara: Chevron y sus inversiones son ya una cuestión de Estado para el gobierno, nada las detendrá, tendrán en el país los controles ambientales correspondientes a cualquier otra petrolera y, eventualmente, el juicio internacional que Correa le haga a la compañía norteamericana será cuestión jurídica particular del país.

Para la posición argentina, la presencia de Chevron en el proyecto Vaca Muerta es “innegociable”, al punto que ya se recibió el depósito de unos 300 millones de dólares de la inversión que la petrolera hará en la provincia de Neuquén (en un día clave para las reservas la semana pasada) y que la intención es proteger su presencia al máximo para que haya más “chevrones” en el yacimiento.

El ecuatoriano ratificó que para su gobierno, Chevron es una empresa que dejó “uno de los desastres ambientales más grandes del planeta” y que llamó a un “boicot mundial” a la petrolera.

Correa no esquivó el problema cuando, al participar como invitado estrella de la XXV Conferencia Sudamericana del movimiento Scout en Buenos Aires, dijo que su gobierno confía “en la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”, porque sabe “cómo piensa y cómo siente”. “Todo nuestro apoyo a la presidenta, esto para evitar todo tipo de especulaciones que se han tenido al respecto”, dijo en relación con el acuerdo de inversiones entre YPF y Chevron. El ecuatoriano llegó acompañado por sólo cuatro colaboradores y fue recibido por la embajadora de Ecuador en la Argentina, Gloria Vidal Illingworth, y el subdirector de Ceremonial de la Cancillería argentina, Víctor Trueda. “Estoy muy contento de estar nuevamente aquí en esta patria tan querida, en esta patria grande. Mi presencia aquí, para todas las especulaciones que se han realizado, es para participar en la inauguración de la vigésima quinta Conferencia Interamericana de Scoutismo”, dijo Correa al bajar del avión. Explicó: “Los que me conocen saben que he sido scout desde muy pequeño, he sido dirigente”, y habló directamente, y antes de que alguien se lo preguntara, sobre el tema Chevron. “Tomen nota: nosotros confiamos totalmente en Cristina Fernández de Kirchner y si ella hubiera sido presidenta de Ecuador en la época en que Texaco destruyó la selva ecuatoriana, eso jamás lo hubiera permitido. Por eso todo nuestro apoyo a su gobierno”.

El martes, Correa había ratificado en su país que continuará hasta el final su embestida contra Chevron. El jefe de Estado lanzó la campaña “La Mano Sucia de Chevron”, incluyendo una foto con su mano derecha empetrolada, y la convocatoria a la prensa a uno de los lugares donde según el gobierno ecuatoriano Texaco (ahora Chevron) operó durante 30 años calificando el espacio como “uno de los mayores desastres ambientales del planeta”. El lugar es Aguarico, en el noroeste ecuatoriano, y para Correa, se trata “de un daño 85 veces más grave que el derrame provocado por British Petroleum en el Golfo de México en 2010”. Como para que no quedaran dudas, llamó a “un boicot de los ciudadanos del mundo a Chevron”.

El periplo internacional de Correa continuará hoy por La Habana, donde lo espera Raúl Castro con una batería de acuerdos bilaterales para firmar. En Cuba resolverá si también viaja a Nicaragua o vuelve a su país.

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