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Cristina: “En 2015 quiero ser jueza; ¿para qué presidenta?”

Por Daniel Zecca.- En medio de su discurso, la mandataria hizo su descargo más fuerte tras el fallo de la Corte contra parte de la reforma judicial.

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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó a Rosario para celebrar el Día de la Bandera demasiado “herida” como para hablar sólo del “político incorrecto que fue Manuel Belgrano”, o de los grandes edificios que “tapan el Monumento” como muestra de los beneficios que trajo “el modelo” a Rosario.

Los ecos del fallo de la Corte que declaró inconstitucional la ley que reformaba el Consejo de la Magistratura hicieron que la presidenta fuera entrando en calor de a poco, en un día frío pero a pleno sol.

Claro que se hizo un tiempo para hablar de las “nuevas formas de colonialismo”, de la comparación de su gobierno con los 90, y hasta se preguntó, con respuesta incluida, a quién apoyaría Belgrano si estuviera vivo. “Les puedo asegurar que no se van a equivocar”, dijo. También habló de las “cosas por lograr, sobre todo desde aquí, desde Santa Fe”.

Contra la Corte

Pero el nudo de su mensaje llegó cuando ya llevaba media hora de discurso. Con la temperatura en lo más alto, después de una larga introducción, Cristina estalló: “Yo en 2015 quiero ser jueza. ¿Para qué presidenta? Y no una jueza de la Corte, una de primera instancia, una jueza federal por ahí perdida. O correccional. Para tener simplemente una lapicera, un papel y una cautelar ¡Y qué me importa lo que vote la gente! ¡Qué me importan los senadores si les tumbo todo!”. Y agregó, gritando: “Ya saben, Cristina jueza 2015”.

“(Si sos juez) no pagás impuesto a las Ganancias, nadie te conoce, viajás sin explicar nada, las ventajas son innumerables. Así que todos los que están pensando en ser legisladores, gobernadores, les recomiendo que replanteen sus aspiraciones”, ironizó Cristina.

“No sea cosa que algún día venga una cautelar y no nos dejen votar presidente o legisladores”, apuntó la mandataria y agregó: “No sería extraño que nos dicten una cautelar, si los legisladores o el presidente no son convenientes, puede que lo hagan”.

Un poco más tranquila, la presidenta agregó que aprendió a utilizar el humor como “el remedio más potente” contra “las heridas y los dolores que algunos creen que le infligen como si fueran daños a una persona y no a un sistema, a un modelo democrático”.

“Es tan maravilloso creer que la voluntad popular está por encima de cualquier otro poder, que me cuesta que en este siglo XXI, en este tercer centenario de la República, estén impidiendo a los argentinos votar”, destacó.

“Qué oportunidad se han perdido para encabezar un proceso de cambio”, se lamentó la presidenta. “Oportunidad perdida para la democracia y para las instituciones”, agregó.

“La carga es pesada y difícil y sé que me la van a hacer más difícil. Cuando una toca determinadas corporaciones, determinados poderes enseguida viene el vuelto. No importa. Si mi rol es abrir el debate estoy dispuesta a bancarme todo lo que se me venga encima. Mi compromiso es con el pueblo”, afirmó.

Seguridad y Justicia

En el final de su discurso, agregó: “Quiero decirles también que parte de los problemas terribles de seguridad que tenemos en el país, desde el narcotráfico, desde la violencia, desde la trata, también tienen que ver con la Justicia. No hay buena seguridad sin buena Justicia y nadie mejor que ustedes en Rosario para saberlo”.

“Por eso, no es solamente una cuestión institucional. Es la vida de nuestros pibes, de nuestros hijos, para poder salir a la calle con tranquilidad. Es el derecho a tener una vida mejor por parte de los 40 millones de argentinos”, finalizó la jefa del Estado.

“Cada uno va como quiere”

Agustín Rossi hizo ayer su primer paso por Rosario como ministro de Defensa. Tras el acto, por lejos, fue el funcionario más requerido por los militantes, que no paraban de sacarse fotos con El Chivo.

En diálogo con la prensa, habló sobre uno de los debates de la previa del acto, en relación a la fuerte presencia de militantes kirchneristas: “A mí me parece que es una polémica que creía saldada en Rosario. Cada uno concurre al acto del Día de la Bandera como quiere. Algunos concurren con su familia, con  sus hijos y hay otros que vienen con sus compañeros de militancia. Hay que hacer un esfuerzo para convivir todos. Hace cinco años que estamos con esta discusión. Me parece que está bueno saldarla. Hay mucha gente que se movilizó y seguramente va a seguir disfrutando de este día. Me parece que habría que dar un paso adelante con esta discusión”.

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