La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner denunció ayer ante el juez federal Claudio Bonadio ser víctima de una “persecución” política y judicial y negó los delitos por los cuales fue indagada por presunto lavado de dinero por el alquiler de propiedades de su empresa Los Sauces.
En medio de un importante operativo de seguridad, la ex presidenta nuevamente estuvo cara a cara ante Bonadio (el mismo que la enviara a juicio en la causa dólar futuro), en una audiencia cargada de ironía de su parte.
Cristina Fernández de Kirchner se quejó de que es investigada por dos jueces a raíz de un mismo hecho, puesto que fue indagada por el alquiler de inmuebles por Bonadio en el caso Los Sauces pero también es investigada en el expediente Hotesur a raíz del alquiler de sus hoteles.
En el escrito de 45 carillas, la ex presidenta sostuvo que hay una “violación de garantías” en su contra y que la acusación del juez Bonadio en su contra es “ridícula” y “absurda”.
Todo se desarrolló en una audiencia cargada de tensión pues ni bien Bonadio ingresó a la secretaría ubicada en el cuarto piso, ya arrancada la audiencia, hizo un saludo generalizado, el cual le fue respondido por todos salvo por la ex presidenta.
Cristina cargó contra Bonadio al señalar su parcialidad y que la acusación “es absurda”, y también contra la diputada nacional del partido GEN Margarita Stolbizer, quien radicó la denuncia en su contra.
En apenas tres carillas hizo su descargo sobre la actividad en Los Sauces y aseguró que “desde hace décadas” ella y su fallecido marido, Néstor Kirchner, han invertido gran parte de su capital en bienes raíces.
Además, explicó tal cual lo hicieron sus hijos un día antes que Los Sauces es una empresa familiar y que todas las transacciones por los alquileres están bancarizadas. “Todos los contratos de alquiler son genuinos y absolutamente lícitos”, añadió.
Por otra parte, justificó por qué las empresas de los empresarios Lázaro Báez y Cristóbal López pagaron varias locaciones de los inmuebles de Los Sauces.
Además, se quejó de la acusación sobre sus hijos ya que aclaró que cuando se constituyó Los Sauces su hija Florencia tenía 12 años, en tanto que “la situación de de Máximo Kirchner, si bien diferente por su edad cronológica, guarda un grado de arbitrariedad y desmesura similar”.
Por último, solicitó su sobreseimiento, puesto que esta es la última indagatoria y ahora Bonadio cuenta con un plazo de diez días para resolver la situación procesal de ella y otros 20 acusados.
Según la acusación que se le leyó a Cristina Fernández de Kirchner así como a sus hijos (ya que Máximo y Florencia tienen cada uno el 50 por ciento de Los Sauces) es por haber recibido sobornos a través de alquileres de inmuebles de dicha empresa por parte de los empresarios Lázaro Báez y Cristóbal López, quienes habrían sido favorecidos con licitación de obra pública durante su gobierno.