Al hablar ante la 67ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en medio de un discurso donde predominó el análisis crítico de la situación económica mundial, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner rechazó ayer declaraciones de la titular del FMI, Christine Lagarde, y afirmó que la Argentina “es una nación soberana que toma decisiones soberanas y no será sometida a ninguna amenaza”.
“Mi país no es un cuadro de fútbol, es una nación soberana que toma soberanamente decisiones y no será sometida a ninguna presión, ni mucho menos aceptará amenazas sobre si no hace tal cosa se le pone una tarjeta roja”, aseguró Cristina en referencia a las declaraciones de Lagarde.
La mandataria rechazó en forma tajante la “amenaza” que conllevan los dichos de Lagarde. “El FMI sigue reclamando políticas de ajuste e inclusive amenazando a países de América latina”, señaló.
Cristina se preguntó, aludiendo a la funcionaria del organismo internacional, por qué el FMI no hizo una “autocrítica sobre las estadísticas de España, Irlanda, Italia, Grecia y Portugal”, países que sufren graves crisis, en vez de decir que “si la Argentina no cumplía le iban a sacar la tarjeta roja”.
“Nuevas ideas”
“Estamos ante un nuevo mundo que exige arriesgar nuevas ideas; querer solucionar los problemas que hoy tiene el mundo con las recetas que los provocaron, resulta absurdo”, insistió, al achacarle al FMI falta de previsión en prevenir esas crisis.
La presidenta recordó que en 2003 el ex presidente Néstor Kirchner pidió “una reformulación” del las políticas y puntualizó que en ese momento la Argentina “estaba devastada por la crisis, el índice de indigencia era del 25 por ciento y no había trabajo”.
Al mismo tiempo, la jefa de Estado resaltó: “Hoy somos los países emergentes los que tenemos que soportar que nos denuncien como proteccionistas por parte de aquellas economías que han aplicado subsidios” a su producción.
Al respecto, enfatizó: “La Argentina viene cumpliendo sus compromisos externos y lo vamos a seguir haciendo, por la recuperación económica apoyada en programas de políticas sociales que nos han permitido el crecimiento más importante de los 200 años de historia de nuestro país”.
“No venimos a darle lecciones a nadie porque no somos maestros de nadie, simplemente venimos a contar nuestra experiencia”, aclaró Cristina, y destacó que son necesarias “medidas desde el G-20 que no se han tomado”.
“Crisis política”
En esa dirección, la presidenta subrayó que su “mayor temor como militante frente a la falta de resolución” de la crisis económica internacional “es que millones de occidentales dejen de creer que un sistema democrático puede darle las soluciones”.
Cristina consideró que la actual crisis es “política y ya no económica” porque se “carecen de liderazgos que brinden soluciones claras y concretas”.
Al iniciar su discurso ante la Asamblea General de la ONU, la mandataria expresó el “repudio de todo el pueblo argentino al asesinato del embajador” de Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens.
Cristina hizo hincapié en el repudio al crimen del diplomático estadounidense “como postura personal de esta presidenta y del pueblo argentino”.
Al analizar el tema, la jefa del Estado sostuvo que “residían (en Libia) los principales fundamentalistas islámicos opositores a una coexistencia pacífica”.
“Digo esto porque es necesario tener percepción de cuáles son los problemas para entender la necesidad de tener políticas diferentes orientadas a construir una paz eficaz y duradera”, aseveró.