Por Nicolás Tereschuk (Noticias Argentinas).- El pedido de Barack Obama para mantener una reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la semana próxima en Cannes fue una ratificación de que, tras la contundente victoria electoral que logró en la Argentina, la mandataria amplía también su capacidad de influencia a nivel internacional.
Para la diplomacia norteamericana debe haber sido un ejercicio interesante contrastar los resultados de las elecciones con los análisis que sus representantes en Buenos Aires realizaron durante los últimos años y que fueron publicados en el sitio Wikileaks.
En decenas de cables diplomáticos, la Embajada de los Estados Unidos en esta capital dio cuenta de sus diálogos con dirigentes opositores, “analistas de mercado” y periodistas críticos del gobierno nacional en los que fluían pronósticos negros sobre el futuro político de Cristina Kirchner, así como los reclamos de los ocasionales interlocutores para que la sede diplomática profundizara sus críticas hacia la mandataria.
El gobierno de Obama parece ahora dispuesto a archivar aquella visión negativa y encarar un diálogo franco con la presidenta, en momentos en que el propio futuro político del mandatario estadounidense no parece del todo asegurado.
La consolidación del poder interno de Cristina Kirchner no pasa desapercibida en el exterior.
Basta con comprobar que en 2010, la presidenta ocupaba el puesto 68 entre las “mujeres más poderosas del mundo” para la revista Forbes y que este año ya había trepado al lugar número 16.
Un año atrás, las presidentas de Irlanda (Mary McAleese), Finlandia (Tarja Halonen) y Australia (Julia Gillard) aparecían como más “poderosas” que Cristina.
Entre las jefas de Estado, hoy sólo la canciller alemana, Angela Merkel, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, superan a la mandataria argentina en esa nómina.
En un contexto en el que Obama no tiene garantizada su reelección, el español José Luis Rodríguez Zapatero no puede asegurar que su partido seguirá en el poder y también tienen serios desafíos políticos Silvio Berlusconi (Italia) y Nicolas Sarkozy, la solidez política de Cristina llama la atención a no pocos analistas internacionales.
En América latina, la influencia política de Cristina podría también ampliarse.
La misma noche de su triunfo electoral, la mandataria recibió llamados de Rousseff y de la mayoría de los líderes latinoamericanos.
Esa comunicación directa con la mandataria brasileña resultará clave para enfrentar las dificultades que plantee la crisis financiera internacional.
Y a nivel político, el “eje” con Brasilia puede cobrar cada vez más peso a modo de “guía” de la visión política que plantee a nivel global América latina.
Esto puede ocurrir si se tiene en cuenta que los gobiernos de “centroderecha” de la región están reduciendo su capacidad de influencia.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, enfrenta una crisis política de proporciones; con la salida de Alan García del gobierno peruano, finalizó una gestión que hizo “buena letra” de cara a los mercados financieros; en tanto que el colombiano Juan Manuel Santos se dedicó a desandar varios de los pasos que Alvaro Uribe había dado hacia los Estados Unidos e inició una política de “buena vecindad” con América del Sur.
El mexicano Felipe Calderón, casi por completo inmerso en el problema de la lucha contra el narcotráfico, también enfrenta problemas políticos: esta semana se difundió una encuesta que da ganador al opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el 50 por ciento de los votos para los comicios de julio próximo.
Cómo sacar el mejor provecho en la arena internacional de esta situación política inédita será una tarea que Cristina Kirchner también deberá comenzar a plantearse al inicio de su segundo mandato.