Opositores sirios afirmaron el domingo que el veto chino y ruso en el Consejo de Seguridad a una resolución que condenaba a Siria por la represión era una «licencia para matar», mientras Rusia anunciaba que su canciller discutiría en Damasco «reformas democráticas» rápidas.
Tras el fracaso de los esfuerzos diplomáticos en la ONU, Estados Unidos anunció su voluntad de reforzar las sanciones contra Damasco para cercenar las fuentes de financiamiento y la entrega de armas al régimen del presidente Bashar al Asad.
«Trabajaremos para buscar sanciones regionales y nacionales contra Siria y fortalecer las que ya tenemos. Se aplicarán con gran rigor para secar las fuentes de financiación y las entregas de armas que mantienen la máquina de guerra del régimen», dijo la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton a periodistas en Sofía, donde realizaba una breve visita este domingo.
El canciller francés Alain Juppé dijo por su parte que la Unión Europea «endurecerá aún más las sanciones contra Siria» para «aumentar la presión internacional» hasta que «el régimen se vea obligado a constatar que está totalmente aislado y que no puede continuar».
Rusia, aliado de Damasco, que vetó al igual que China un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad que condena la violencia en Siria, aseguró tener la «intención de hacer todo lo posible para una rápida estabilización» de la situación en Siria.
Moscú confirmó una visita el martes a Damasco de su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, para negociar con las autoridades sirias un plan rápido de «reformas democráticas indispensables».
El Consejo Nacional Sirio (CNS), que reagrupa a la mayoría de las corrientes de la oposición, estimó en un comunicado que el doble veto era «irresponsable» y daba al régimen «un permiso para matar (…) con impunidad».
La Organización de Cooperación Islámica (OCI), que reagrupa a 57 miembros, incluida Siria, lamentó los vetos y advirtió contra el riesgo de una guerra civil.
En el terreno, la violencia dejó al menos 56 muertos el domingo, la mitad civiles, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Gran Bretaña).
En total, 23 de las 28 víctimas civiles murieron en Homs (centro), ciudad rebelde rodeada por las tropas regulares.
El sábado, 48 personas murieron, la mitad civiles, además de los que fallecieron en el bombardeo de la noche del viernes en la ciudad rebelde de Homs (centro), que dejó más de 230 muertos, según el OSDH.
El régimen desmintió haber bombardeado Homs y acusó a la oposición de haber incitado este «ataque terrorista» para influenciar el voto en la ONU.
No es posible obtener confirmación de estas informaciones a través de una fuente independiente debido a las restricciones de movimiento impuestas por las autoridades sirias a la prensa extranjera.
A pesar de la denunciada masacre que suscitó indignación en las capitales occidentales y árabes, Rusia y China vetaron el sábado en el Consejo de Seguridad un proyecto de resolución.
El texto, aprobado por los otros 13 miembros del Consejo de Seguridad, condenaba las «violaciones flagrantes» de los derechos humanos por el régimen sirio y llamaba a una transición democrática siguiendo el plan adoptado por la Liga Árabe el 22 de enero.
Es la segunda vez que China y Rusia impiden que el Consejo de Seguridad rompa once meses de silencio sobre Siria en los que la represión dejó un saldo de por lo menos 6.000 muertos, según los militantes opositores.
Este veto permitirá «que continúe la búsqueda de una solución pacífica a la crisis», afirmó la agencia oficial China Nueva (Xinhua).
Pero el argumento no convenció. Los dos países, al oponer su veto, desataron la ira de árabes y occidentales, así como de los opositores sirios.
El opositor CNS sirio anunció que continuará sus esfuerzos políticos «a todos los niveles» y que llevará el caso ante la Asamblea General de la ONU, además de llamar a los «países árabes y amigos a tomar todas las medidas económicas y diplomáticas» contra los que bloquearon la resolución.
Haciéndose eco de ello, los Hermanos Musulmanes de Jordania, la principal fuerza política de oposición en ese país, llamaron a un boicot a productos rusos y chinos.
El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, anunció que la organización panárabe continuará con sus esfuerzos con el régimen sirio y con la oposición para poner fin a la violencia en Siria y evitar una intervención militar extranjera.
Durante el fin de semana numerosos sirios repudiaron el veto ruso y chino manifestando delante de las embajadas de esos países en El Cairo, Kuwait, Atenas, Berlín, Londres o Canberra.